La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), conformada por 11 organizaciones ambientales de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela, presentó el 4 de diciembre en Santa Cruz, Bolivia, el atlas «Amazonia bajo presión», en el que advierte sobre los riesgos que enfrenta la Amazonia sudamericana y que en un futuro […]
La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), conformada por 11 organizaciones ambientales de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela, presentó el 4 de diciembre en Santa Cruz, Bolivia, el atlas «Amazonia bajo presión», en el que advierte sobre los riesgos que enfrenta la Amazonia sudamericana y que en un futuro próximo podría significar la desaparición de la mitad de los bosques amazónicos actuales.
La RAISG ha identificado un conjunto de seis presiones y amenazas sobre la Amazonia en la última década: proyectos de infraestructura vial, petróleo y gas, hidroeléctricas, minería, focos de calor (incendios forestales) y deforestación.
«Si todos los intereses económicos que se superponen en los próximos años se concretan, la Amazonia se convertirá en una sabana con islas de bosques», alertó el coordinador general de la RAISG, Beto Ricardo, del Instituto Socioambiental de Brasil.
La Amazonia tiene una extensión de 7.8 millones de km² compartida por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. En ese espacio viven alrededor de 33 millones de personas, incluyendo 385 pueblos indígenas.
El atlas basa su análisis en 55 mapas, 61 cuadros, 23 gráficos, 16 recuadros y 73 fotografías, que muestran «las presiones y amenazas que pesan sobre la Amazonia».
«Los paisajes de selva, diversidad socioambiental y agua dulce están siendo reemplazados por paisajes degradados, sabanizados, zonas más secas y homogéneas», dice el atlas. «La selva húmeda más grande y compleja del planeta -con al menos 10,000 años de acción antrópica- continúa siendo un espacio de extracción y/o producción de insumos agroindustriales y materias primas no renovables (commodities de bajo valor agregado), para los mercados nacionales e internacionales, lo cual compromete su potencial futuro de desarrollo sostenible y afecta la conservación de los espacios de vida».
El análisis de deforestación muestra que entre el 2000 y el 2010 se deforestaron cerca de 240,000 km² de selva amazónica, lo que equivale al doble de la Amazonia ecuatoriana.
El documento recomienda «profundizar el análisis prospectivo de la Amazonia, a partir de la información generada por RAISG para identificar la situación futura en temas como: captura y almacenamiento de carbono forestal según usos del suelo (áreas protegidas, territorios indígenas y otros); nuevas fronteras de economía extractiva en torno al agua (hidroeléctricas o trasvases para riego y agua potable); promoción de la integración regional y sus implicaciones en materia de infraestructura, seguridad energética o movilización de poblaciones; estrategias de adaptación al cambio climático para la reducción de vulnerabilidad socioambiental en selva alta y zonas inundables de la Amazonia».
Igualmente señala «la necesidad de adoptar otros temas de una agenda positiva, vinculada a la gobernanza (ambiental, forestal, hídrica o energética), medidas efectivas para el manejo integrado de cuencas en la adaptación a la variabilidad extrema y cambio climático, buenas prácticas y cadenas productivas sostenibles, entre otros».
Leer informe: http://raisg.socioambiental.org/system/files/atlas-raisg-2012-final.pdf
Fuente: http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?art=6755