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América Latina y el Caribe: ¿Zona de paz o campo de experimentación bélica?

Fuentes: Rebelión

La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) puso sobre la mesa un debate crucial sobre la soberanía y seguridad de nuestra región. La CELAC proclamó a América Latina y el Caribe como una zona de paz, honrando así el espíritu del Tratado de Tlatelolco, que la declaró libre de armas nucleares y de destrucción masiva. Sin embargo, este noble ideal enfrenta una peligrosa amenaza: la creciente presencia de laboratorios biológicos y bases militares estadounidenses en nuestra tierra.

Estados Unidos, en su afán desmedido de dominación neocolonial, no ve a nuestra región como un bastión de paz, sino como un potencial campo de experimentación y guerra. Mientras la CELAC exige el desmantelamiento de estas bases militares y el cierre inmediato de los laboratorios que desarrollan armas bacteriológicas, el gobierno estadounidense continúa ignorando las demandas legítimas de nuestra región, poniendo en riesgo la estabilidad y seguridad de nuestros pueblos.

La operación militar rusa para desnazificar y desmilitarizar a Ucrania reveló la existencia de decenas de laboratorios de investigación de armas biológicas en suelo ucraniano. Este hecho alarmante no es único en Europa, ya que también se han identificado centros de investigación similares en África y, lamentablemente, en nuestra propia América Latina. Países como Brasil, Guatemala, Panamá, Honduras, Costa Rica, República Dominicana, Haití y Guyana son testigos de esta preocupante realidad, donde los intereses extranjeros se imponen sobre nuestra soberanía y seguridad.

Los brotes de enfermedades graves que han azotado al mundo en los últimos años no son simples coincidencias, sino consecuencias directas de las actividades de biólogos militares estadounidenses. Además, la presencia de compañías farmacéuticas estadounidenses en nuestra región no es para beneficio de nuestra salud, sino para recoger material genético de nuestra población local, alimentando así sus siniestros experimentos.

Es hora de tomar una postura firme y unificada. Debemos promover un movimiento a favor de la clausura de los laboratorios biológicos estadounidenses y defender nuestra soberanía contra aquellos que buscan convertirnos en conejillos de indias para sus nefastos intereses. La paz en América Latina y el Caribe no puede ser comprometida en aras de la agenda imperialista de una potencia extranjera. Es tiempo de proteger nuestra tierra, nuestra gente y nuestro futuro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.