Artículo publicado originalmente en el semanario boliviano La Época
2010 ha sido un año intenso en el panorama geopolítico latinoamericano. Todavía con la resaca del golpe de Estado de junio de 2009 en Honduras, hemos vivido un nuevo golpe en Ecuador, que puede servirnos para hacer una traslación más global de lo que sucede en el subcontinente. Procesos de cambio, con mayor o menor apoyo de los movimientos sociales y pueblos indígenas, que son amenazados por diferentes intereses políticos y económicos, reforzados por el imperialismo estadounidense.
Porque lo sucedido en Ecuador va mas allá de un golpe de estado coyuntural y reducido al ámbito gubernamental y de un país concreto. Ese golpe afecta a un proyecto político más global, no solo del gobierno ecuatoriano o de los gobiernos con procesos de cambio en marcha, sino de los movimientos latinoamericanos, que han puesto sus esperanzas y son la base de estos procesos.
Coyuntura política latinoamericana
No menos importante en el análisis son los procesos electorales vividos o por vivir a corto plazo. Si bien ha habido un giro a la derecha en Chile y la ratificación del delfín de Uribe en Colombia, los procesos de cambio en Bolivia, Ecuador o Venezuela siguen caminando, y los resultados de las elecciones municipales en Perú, donde la izquierda ha ganado la alcaldía de Lima, hacen prever un giro a la izquierda en las elecciones presidenciales del próximo abril.
Asimismo la victoria de Dilma en Brasil con el mandato de continuar el legado de Lula, es un contrapeso importante y un apoyo a los procesos de cambio reales, si bien el riesgo de convertirse en un subimperio periférico es real y tangible.
Otro apoyo importante de los procesos de cambio, la Argentina kirchnerista, ha sufrido la pérdida de su ideólogo Néstor, secretario general de UNASUR, compañero y consejero de Cristina, y habrá que ver si la actual presidenta argentina mantiene el rumbo político actual o los intereses políticos y alianzas pre electorales modifican su política actual.
Importante también el proceso de debate que se vive en Cuba, y la reorientación que se está produciendo de su modelo económico, aunque sin salir nunca del socialismo, pues no deja de tener su influencia en otros procesos.
Situación de los movimientos
En esta coyuntura política es donde los movimientos se tienen que mover, incidir, y proponer, pudiendo distinguir dos ámbitos de lucha más o menos diferenciados.
Por un lado, los países del arco del Pacifico, Colombia, Chile, Perú, Panamá, México, y pudiendo incluir ahora a Honduras en este grupo, con movimientos construyendo alternativas desde abajo y desde la resistencia a gobiernos neoliberales siervos del Imperio y del capitalismo.
Por otro lado, los movimientos de Bolivia, Ecuador o Venezuela, que si bien son la base y parte de los procesos, tienen el difícil reto también de superar las contradicciones que genera precisamente el tocar y gestionar poder. Ecuador es la demostración más palpable, con el gobierno de la revolución ciudadana totalmente alejado del movimiento indígena que también ha sido su base para llegar al poder.
Más cerca de este segundo espacio, aunque de manera diferenciada, podríamos incluir los movimientos de Brasil o Argentina, que también enfrentan contradicciones de un gobierno progresista que está elevando el nivel económico de los sectores más necesitados, pero que no enfrenta transformaciones estructurales de su modelo económico y apuesta por una profundización en el asistencialismo.
De manera transversal y en todos estos procesos tenemos la lucha del movimiento indígena continental, que ha pasado de la resistencia a la propuesta y la acción, y que tiene retos importantes, incluida su propia unidad a nivel continental entre las tres grandes coordinadoras, la CAOI andina, COICA amazónica, y CICA centroamericana.
Bolivia probablemente es un reflejo de varias de las contradicciones expuestas, con un proceso de cambio en marcha fruto de las luchas de los movimientos sociales y pueblos indígenas, pero luchas en retroceso una vez tomado el poder, debilitadas por un Estado que pretende asumir ese rol de los movimientos, y con reclamaciones sectoriales pues no sienten como suyo el proyecto político estatal.
Ejes de lucha y movilización para el 2011
Tres grandes ejes de lucha se están definiendo para este próximo año desde los movimientos sociales a nivel continental. Por un lado la lucha contra la militarización del continente, expresada en la imposición de bases militares, así como contra la criminalización de la disidencia política y la injerencia y agresiones del Imperio.
Otro gran reto es enfrentar de manera articulada las consecuencias de la crisis climática, defendiendo los Derechos de la Madre Tierra, y buscando paradigmas alternativos de desarrollo, basados en las cosmo vivencias de los pueblos indígenas originarios. El 2011 es un año importante en este sentido, pues en el camino hacia la próxima COP17 de Sudáfrica habrá una más que posible parada intermedia en la realización de un referéndum mundial por la Justicia Climática.
Por otro lado, y de manera no menos importante, la lucha contra el capitalismo salvaje que impregna nuestro continente, contra las multinacionales y el modelo privatizador que se extiende por doquier.
Todo ello no se puede enfrentar sino es desde el internacionalismo, el intercambio de experiencias y luchas, y la solidaridad entre los pueblos, complementariamente a la perspectiva de la integración sudamericana, y ahí es importante ir definiendo la relación con instituciones como UNASUR, que a falta de mayor desarrollo debe ser una apuesta fuerte por la integración geopolítica, o ALBA.
Importante profundizar en el camino abierto por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América en cuanto a la relación entre gobiernos y movimientos que supone su Consejo de Movimientos Sociales, de momento conformado por los capítulos nacionales de Bolivia, Cuba y Venezuela, pero también y al mismo nivel de importancia, el otro carril de articulación, el de la articulación continental hacia el ALBA, que permite operar políticamente con movimientos de todo el continente, siempre bajo unos parámetros ideológicos bien definidos, y en preparación de una asamblea continental de movimientos hacia el ALBA a celebrarse en Brasil en el segundo semestre de 2011.
Dentro de estas dinámicas de luchas, habrá un momento de inflexión importante a mitad de año, con las acciones en torno al segundo aniversario del golpe de estado en Honduras, el posible referéndum de Justicia Climática y Derechos de la Madre Tierra y la celebración en julio en Caracas del bicentenario de la independencia de Venezuela y firma de los documentos constitutivos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.
Continente en disputa
En el actual contexto de crisis global, y mientras se busca un nuevo modelo de desarrollo y una nueva forma de organizar la economía, desde la periferia del sistema-mundo, desde el subcontinente latinoamericano, se trata de avanzar las luchas y transformaciones políticas que abren espacios a la construcción de modelos alternativos al capitalismo y a la modernidad.
Para avanzar en estos cambios es más necesario que nunca la articulación entre las diferentes redes y movimientos, que desde una posición soberana e independiente, puedan movilizar y empujar la conformación de polos de poder para ejecutar transformaciones estructurales a nivel social y político, y para eso mismo es necesario construir una agenda común, con el apoyo cómplice de los partidos políticos e intelectuales comprometidos.
Por último, tampoco podemos olvidarnos de las otras periferias. Urge un encuentro entre los diferentes sur geopolíticos, un intercambio de experiencias de lucha con África y Asia, para así poder ensayar y proponer conjuntamente y complementariamente los posibles futuros caminos de los pueblos del Sur por su liberación y autodeterminación.
Nota del autor:
Agradezco a Samir Amin por sus comentarios a este análisis
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