El texto recogido en este post se publicó en junio de 2004. George W. Bush aprovechaba entonces el aniversario de Normandía para vender en Europa su «cruzada contra el terrorismo». Las cosas han cambiado esencialmente poco desde entonces. Más allá de un discurso general mucho más «light» y sofisticado, en política exterior Obama sigue la […]
El texto recogido en este post se publicó en junio de 2004. George W. Bush aprovechaba entonces el aniversario de Normandía para vender en Europa su «cruzada contra el terrorismo». Las cosas han cambiado esencialmente poco desde entonces. Más allá de un discurso general mucho más «light» y sofisticado, en política exterior Obama sigue la línea de sus predecesores y en lo esencial mantiene intacto el discurso y la práctica imperial-militar de Bush, legitimada en la misma «lucha contra el terrorismo». Su discurso de El Cairo ha mantenido intacta la posición tradicional de Estados Unidos de que la violencia en Tierra Santa es, fundamentalmente, un asunto palestino en el que Estados Unidos es bienintencionado mediador.
El único llamamiento a cesar la violencia se dirige a los palestinos, que mataron a 13 de los 1413 muertos registrados en la última crisis en Gaza perpetrada con apoyo y armas de EE.UU. Ese «centrismo» entre víctimas y verdugos compatible con la condena de los asentamientos israelíes es el de Clinton y sus predecesores. La vieja afirmación de que el altruismo es lo que mueve la acción de Estados Unidos en el mundo también es clásica: «nos fundamos en el ideal de que todos nacemos iguales y hemos derramado sangre y peleado durante siglos para llenar de sentido esas palabras, en nuestras fronteras y por todo el mundo». Nada nuevo…
La visita a Europa, iniciada ayer, tampoco aportará nada nuevo en Normandía. Obama va a utilizar la memoria del soldado Ryan, como hizo Bush, para promocionar la receta tradicional: forjar un frente euro americano contra el resto del mundo. Ese es el programa inercial americano para el siglo al que Obama, por desgracia, no presenta enmienda. La Otan avanza en esa dirección con su proyecto de transformarse en un bloque militar del Norte enfocado a la intervención militar en el Sur. Desde ese punto de vista, Afganistán podría ser el modelo que anticipa cual va ser la respuesta de Occidente a los problemas, sin precedentes históricos, que plantea la crisis global y que este siglo tiene por delante.
Una respuesta militar a problemas vinculados a; sobrepoblación, desigualdad, doble rasero en materia de proliferación nuclear y derechos humanos, agotamiento de recursos fósiles, a la drástica disminución de los rendimientos agrícolas, y al aumento de la masa de refugiados, que son irresolubles sin profundas reformas, estructurales, políticas y de valores, en Occidente. Sin cuestionamiento del escenario euroatlántico «contra todos» de respuesta a la crisis global no habrá una Europa decente.
En una clave conservadora respecto a su tradición histórica, Europa como proyecto resulta del todo inservible. Esa es la gran divisoria del debate sobre el futuro de la Unión Europea, por más que no se hable de ello en la campaña electoral: a qué mundo queremos contribuir, al solidario y sostenible, o al caótico-militarista. ¿Una Europa social, capaz de aprender de sus errores y sensible a cómo otros ven el futuro del mundo, o a la que se instala en su biografía de inventora del desastre industrial, del imperio moderno y de la destrucción masiva, de la que Estados Unidos es hoy paradigma indiscutible?.
Este texto de 2004 sobre el aniversario de Normandía es actual también, porque mientras todo eso está en marcha, sigue aumentando la inducida ignorancia de las jóvenes generaciones sobre los datos más básicos de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Ambos aspectos, esa ignorancia y el continuismo de Obama, están relacionados, porque cuanto más ignorantes somos de nuestro pasado, más inconscientes somos de nuestro presente y más desarmados estamos ante el futuro.)
[Publicado el 4 de junio de 2004, a las 20:46 horas, en el blog Diario de Pekín]
http://blogs.lavanguardia.com/pekin-poch/aniversario-en-la-vieja-europa