Bien puede decirse que la crisis del sistema de dominación capitalista en el Perú, está tocando fondo. El Gobierno del Presidente Kuczynski no atina a definir nada en provecho de las grandes mayorías, en tanto que la oposición, de orientación fascista liderada por el fujimorismo y el APRA; conspira abiertamente para dar al traste con […]
Bien puede decirse que la crisis del sistema de dominación capitalista en el Perú, está tocando fondo. El Gobierno del Presidente Kuczynski no atina a definir nada en provecho de las grandes mayorías, en tanto que la oposición, de orientación fascista liderada por el fujimorismo y el APRA; conspira abiertamente para dar al traste con la institucionalidad establecida, en procura de tomar en sus manos todos los resortes del Poder y asumir, a la mala, la gestión del Estado.
Como se ha venido registrando, el Jefe del Estado aplica una política capituladora ante las presiones del «Keikismo» y se entrega sin resistencia a los requerimientos y exigencias de la Mafia que corroe su estructura de gobierno, y lo devora. Eso explica la designación de un titular de Educación, cuyas primeras gestiones han sido sostener entrevistas con el Presidente del Congreso, y visitar en su domicilio a Keiko Fujimori; revisar el manido tema del «indulto» en provecho del ex gobernante alojado en prisión dorada; y alentar y promover el mayor acercamiento posible al dictado de sus verdaderos Ukases Imperiales.
Un golpe en marcha
Mientras eso ocurre, el fujimorismo a la ofensiva, enseña una vez más su entraña dictatorial y abusiva. Acusa Constitucionalmente al Fiscal de la Nación, para echarlo del puesto, y conseguir la designación de un allegado suyo; busca derribar a cuatro miembros del Tribunal Constitucional, para designar en su reemplazo una corte de adulones a su ejecutoria; amenaza al Presidente de la Corte Suprema de Justicia; y procura arrodillar al Jefe del Estado exigiendo su presencia física ante una virtual «corte» parlamentaria que busca simplemente condenarlo para -luego- abrir camino a su vacancia, a fin de «adelantar elecciones» y llegar al gobierno a cualquier precio generando así un virtual «Golpe Institucional» que dé al traste con todo.
Adicionalmente, discute y perfila leyes se claro sesgo antidemocrático, como la de la alimentación, o la que busca «regular» el avisaje estatal en la prensa, o la que margina del proceso electoral a fuerzas independientes, para no tener adversarios.
Podría generarse de modo, «legal» y en provecho de «Fuerza Popular» , una formal acefalía de Poder, que le permita auparse en la conducción del Estado, para «quedarse» en él por décadas, con un régimen Neo Nazi. Esa vía conduciría a un acto similar al del 5 de abril de 1992.
Todos estan comprometidos
Lo particular de esta crisis es que ella está signada por un descomunal proceso de corrupción, que deja al aire la descomposición total de la clase dominante y sus expresiones políticas y empresariales. Virtualmente ninguno de los partidos o movimientos que representan los intereses de la Gran Burguesía -y ninguno de sus líderes tampoco- es ajeno a las maniobras dolosas de O’debrecht, Lava Jato u otros consorcios similares. Todos, desde Keiko Fujimori y Alan García, pasando por Alejandro Toledo y Ollanta Humala, y hasta el mismo Pedro Pablo Kuczynski; asoman severamente comprometidos en escandalosos desaguisados de orden financiero, que los pintan de cuerpo entero.
Hoy se sabe, en efecto, que García recibía 100 mil dólares por una «charla» de 90 minutos, lo que le permitía ganar algo más de 1,000 dólares por minuto; que tenía a su servicio un verdadero «staff» de áulicos que hacían negocios turbios; y que se reunía frecuentemente con los propietarios de la empresa corruptora; y que digitaba en su provecho oscuras «cuentas» de terceros, en Andorra, un conocido Paraíso Fiscal.
Todo indica que los verdaderos alfiles de Keiko Fujimori en materia de corrupción, habrían sido José Chlimper y Joaquín Ramírez. El primero de ellos, 16 años en el Directorio de Graña y Montero; y el segundo, llevando dólares para «lavado» a los Estados Unidos de Norteamérica, como lo demostraron los videos que se conocieran en el país en el pasado mayo. No obstante, la «Prensa Grande» busca ocultar estos hechos, y la «mayoría parlamentaria» maniobra descaradamente para «ganar tiempo» y ver cómo puede «salvar» a su abanderada.
Esa misma «Prensa Grande» esconde la verdadera razón por la que Alejandro Toledo no puede ser traído al Perú, y busca, ladinamente ocultar que eso ocurre por la simple razón que Toledo «es hombre de los yanquis», y ellos no «lo entregarán» en ningún caso. En «Yanquilandia», Toledo está protegido, y a salvo, como lo estaría también en Israel. La CIA o el MOSSAD, se encararían que así suceda.
Aunque el «caso» Humala es más simple -podría ser condenado por «recibir dinero de O’debrecht para su campaña electoral-, este hecho, atribuido al año 2006, en sí no constituye propiamente delito. Contra el ex mandatario no se le han denunciado «coimas» -como en otros casos- y su prisión -y la de su esposa- asoman más bien como «venganzas». Podría justificarse -sí- una condena por el caso «Madre Mía», pero en torno al tema, aun no hay denuncia ni proceso; y seguramente no lo habrá porque podría convertirse en una virtual «Caja de Pandora» de la que saldrían denuncias en torno a los 15 mil desaparecidos en los «años de la violencia», con infinitas responsabilidades para los gobernantes del pasado, los jefes militares y otras entidades vinculadas a la guerra de exterminio librada en el Perú en el pasado reciente.
Por su parte, el Presidente Kuczynski, sí aparece seriamente comprometido por las declaraciones de Marcelo O’debrech, que lo situarían en la condición de «asesor» de dicho consorcio. Aunque el mandatario lo ha negado, pareciera que si, estuvo relacionado el tema a través de una empresa –COSAPI- de la que habría formado parte.
No hay crisis sin salida
En este marco, hay quienes piensan que el país vive una situación sin salida. No es así. En política, siempre hay una salida, sólo que ella puede ser para avanzar, o para retroceder. Eso dependerá siempre de la correlación de fuerzas y de la habilidad que muestre cada uno de los actores políticos que asoman en el escenario.
La suma de fuerzas que hoy se declaran contrarias al Fujimorismo y el APRA, y que se aprestan a librar combativas manifestaciones, puede salir adelante y crear las condiciones para que el país avance, aunque fuera en términos relativos y aún precarios. Eso tendría que pasar, inexorablemente, por renunciar al camino que hoy se sigue, enmendar rumbos para resistir y enfrentar a pie firme la ofensiva del fascismo. Eso, exigiría al mismo tiempo, un deslinde con la corrupción galopante que hoy agobia y desmoraliza a la sociedad peruana.
De no prosperar este camino tendría la ruta fácil para abrirse paso, la ofensiva del fascismo. Y eso generaría un retroceso extremadamente peligroso para el país, y para todo el pueblo. Sería una victoria de las fuerzas más conservadoras y abriría paso a una verdadera dictadura terrorista de los grandes monopolios, que podría contar incluso con un cierto «apoyo de masas». Es decir, la expresión clara de la definición que nos entregara Jorge Dimitrov en el VI Congreso de la III Internacional, en 1935, hablando del fascismo.
Se trataría de un verdadero y repudiable Golpe, que debe ser rechazado por nuestro pueblo con la mayor unidad, y fuerza posible. Implicaría -de triunfar- un grave paso orientado a poner en la picota a los trabajadores y, en general, a las masas populares, imponiendo a sangre y fuego una política entreguista y reaccionaria al servicio de las grandes corporaciones.
El fascismo buscaría arrebatar a los trabajadores las pocas conquistas que aun mantienen; atacaría a los estudiantes, para terminar de apoderarse de las universidades; enfrentaría a las mujeres con perfidia y vileza, como lo hizo antes cuando convirtió las violaciones sexuales en los centros de detención -legales o clandestinos-, en una rutina de oficio y dio paso a las esterilizaciones forzadas que afectaron a más de 250 mil mujeres en todo el país; pretendería poner a su servicio a los maestros, acusando de «senderistas» a los que no acepten sus imposiciones; recuperaría la plenitud de la propiedad de la tierra en detrimento de los campesinos y desplegaría una nueva guerra de exterminio contra las poblaciones rurales y originarias, como ya ocurrió.
No hay que olvidar en ningún caso que -como lo acreditara el Informe de la Comisión de la Verdad- el 75% de las víctimas de la «violencia» en el país, fueron quechua hablantes, habitantes del mundo rural, e integrantes de las poblaciones originarias
La mano imperialista esa detrás de todo esto
Nadie debiera dudar que tras la descomposición del proceso peruano, y en procura de las «salidas» peores para nuestro pueblo; se mueve la mano del Imperio. Lo acredita así las «maniobras militares» de Tabatinga que si bien se orientan principalmente contra la Venezuela Bolivariana, también incuban la idea de hacer frente a la «insurgencia» creciente de los pueblos de nuestro continente.
Contra ella se perfila la estrategia del Imperio, que no está dispuesto a renunciar a las riquezas que hoy esquilma a nuestras naciones. Para el Pentágono, la OTAN y los halcones de Washington, los temas del Petróleo el Gas, los recursos hídricos y las bio-diversidad, constituyen un patrimonio por el que está dispuesto a pelear haciendo uso de todos los procedimientos, incluso la guerra.
Así asoma hoy la política yanqui en el mundo. Afganistán, Irak, Siria, Libia, Palestina, Irán; son todos territorios en los que la Casa Blanca despliega una ofensiva militar ostentosa, destinada a intimidar y doblegar resistencias. Y así busca que ocurra ahora en nuestro continente, conspirando aviesamente contra los pueblos. Por eso maniobra contra la Venezuela Bolivariana; adopta medidas contra la Nicaragua Sandinista; insiste en el bloqueo a Cuba, y aún lo agrava, pese a la clamorosa derrota que sufriera recientemente en Naciones Unidas; procura debilitar a Bolivia minando la gestión del Presidente Morales; alienta la división de las fuerzas progresistas en Ecuador; sabotea los esfuerzos de Paz en Colombia; y protege regímenes perversos en Brasil, Paraguay y Argentina, tolerando corruptelas de diverso orden.
El mundo acaba de celebrar jubilosamente el Centenario de la Revolución Socialista de Octubre. En Moscú se ha reunido, por primera vez en muchos años, una Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros, destinada a consolidar vínculos solidarios en la lucha por el Socialismo. Y la estrella roja ha vuelto a iluminar el cielo del Kremlim, en tanto se consolidan, en otros escenarios, experiencias victoriosas de los pueblos, como puede constatarse en la República Democrática y Popular de Corea, China, el heroico Vietnam, y otros países.
Lo que ocurre en el mundo de hoy, demuestra que las formulaciones de Marx y Engels, tienen plena vigencia; y que el legado de Lenin se mantiene vivo en la memoria de los pueblos.
Recientemente, el pasado 17 de Noviembre, Nikki Haley, embajadora de EEUU en la ONU, manifestó, que su país, »con la unidad de este consejo (de Seguridad de la ONU) o a solas.…seguirá luchando por la justicia y la responsabilidad en Siria» . En otras palabras, que no necesita de la aprobación del Consejo de seguridad de la ONU, para intervenir en ese país. Tal declaración, la hizo ante el veto formulado por Rusia al borrador de resolución presentado por EEUU que aboga por la reanudación del mandato del mecanismo conjunto de la ONU y la organización para la prohibición de las armas químicas (0PAQ) que investiga los ataques químicos en Siria.
Es claro que, como los señalo Vasili Nebenzia, representante permanente del país eslavo ante la ONU, en el texto propuesto »no había nada equilibrado en el proyecto estadounidense». De acuerdo a la información de RT, el canciller ruso, Serguéi Lavrov declaró antes, que el proyecto de resolución »no tiene ninguna opción de ser adoptado», debido a que el documento tiene como fin »no cambiar nada, ni una sola letra» de las actividades realizadas por dicho mecanismo conjunto »en violación de la convención sobre armas químicas».
El mundo conoce que el imperio norteamericano, amparado en su poderío militar y su hegemonía unipolar -consecuencia de la implosión de la URSS- ha despreciado siempre las leyes que deberían regir la conducta de los estados civilizados en la arena internacional. Esa declaración, sin embargo, revela no solo el reconocimiento tácito de la profundidad de la crisis y el aislamiento que agobia la sociedad norteamericana; aunque también puede interpretarse como anuncio de las agresiones que prepara para »hacer justicia» en el resto de mundo, de manera unilateral y al margen las leyes internacionales. Eso, más la crisis imperial, generan más agresión. Es la fiera herida.
Del proceso de aislamiento cada vez mayor hablan los resultados de la reciente cumbre de APEC celebrada en Vietnam, y de su paso por la ASEAN en Filipinas. Tanto el gobierno vietnamita como el presidente Filipino le dijeron NO a los intentos de Trump de ser «mediador» en el conflicto que mantienen en el mar de China. La visita de Trump mostró la disminución del poder de EEUU y el papel de China en la Región. Mientras EEUU plantea hoy una política proteccionista: »Norteamérica es primero» China defiende otra opción: Ganancias compartidas y respeto a la independencia y soberanía de los países.
La unidad es la unica garantia de los pueblos
En una coyuntura como la que atraviesa el país, es indispensable renovar la idea que la Unidad es la única garantía que tienen los pueblos en la lucha por su liberación.
Bien podría decirse que, en términos clásicos, en el Perú se vive ya una situación revolucionaria. Los de «arriba» no pueden seguir gobernando como antes; y los de «abajo» no quieren tampoco seguir viviendo como antes. Eso explica el hecho que hay ya casi 8 regiones del país en los que la «autoridad central» no llega, ni juega ningún papel; que las poblaciones del interior, actúan por cuenta propia; y que cunda el escepticismo y la desconfianza en millones, como lo acreditan las propias «encuestas» formales que confirman el rechazo ciudadano al Poder Ejecutivo, Congreso de la República, Poder Judicial, Ministerio Público e instituciones armadas.
En este escenario las fuerzas de la izquierda tienen un a muy alta y apremiante responsabilidad. No pueden incubar sus principales ilusiones en caminos que no conducen a ninguna parte. La lucha principal de nuestro pueblo -aunque no la única, por cierto- es política, y no electoral. Y tiene que plantearse de manera abierta y pública. Ella debe expresarse en las calles, y mediante la movilización activa de la población.
Hoy, más que nunca cobran vigencia plena las palabras de José Carlos Mariátegui: «Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen».
Centro de Estudios Democracia, Independencia y Soberanía.
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