Los invernaderos que cubren las llanuras de Nea Manolada, la Almería griega, suministran la mayor parte de la producción de fresa en el país. ¿Cómo, en qué condiciones? Igual que en Almería: con una «mano de obra» -¡qué insulto político-semántico!- barata-muy-barata en su mayor parte procedente de Asia. Por supuesto, y tal como aquí en […]
Los invernaderos que cubren las llanuras de Nea Manolada, la Almería griega, suministran la mayor parte de la producción de fresa en el país. ¿Cómo, en qué condiciones? Igual que en Almería: con una «mano de obra» -¡qué insulto político-semántico!- barata-muy-barata en su mayor parte procedente de Asia. Por supuesto, y tal como aquí en España, los trabajadores viven en condiciones deplorables y amedrentados por ataques que, desde hace años, han hecho acto de presencia. Todo está diseñado: la doctrina del shock, versión dureza antiobrera.
Una novedad reciente, una nueva agresión.
El «incidente» se ha producido el pasado miércoles 17 de abril en Nea Manolada, en el Peloponeso, en el sur de Grecia. Según el periódico griego Kathimerini, alrededor de treinta personas, todas ellas trabajadores inmigrantes bangladeshíes, resultaron heridos. Varias, ocho en total, se encuentran en estado crítico. En el momento en que escribo, no es imposible que algunas fallezcan.
¿Cuándo se originó el tiroteo? Cuando 200 trabajadores reclamaban a la empresa no un aumento de sueldo, no una reducción horaria o una mejora en sus duras condiciones de trabajo. No, nada de eso, ¡no querían esta vez la luna, es decir, lo más imprescindible! Reclamaban simplemente el pago atrasado de seis meses de trabajo. ¡De seis meses!
La concentración obrera derivó, según cuenta Europa Press [1], en una «disputa» entre los trabajadores y tres capataces. Uno de ellos, cuanto menos uno de ellos, abrió fuego. La Policía griega ha realizado algunas detenciones. Veremos en qué quedan.
El ministro de Orden Público, Nikos Dendias, un dirigente de la derecha griega, ha tenido la desfachatez e ignominia de señalar, tras recalcar en un comunicado que «respetar la ley es una obligación fundamental» para todos (pero no, desde luego, para muchos de los suyos), que hacerlo es, además, una «condición necesaria» para la recuperación económica del país. ¡Muestran siempre tan bien su sucia patita! Además, Dendias ha criticado la explotación a la que son sometidos los trabajadores inmigrantes. ¿Ahora? ¿No sabía nada del tema? ¿No conocía las condiciones laborales, el trato que se dispensa a esos trabajadores?
No ha sido, por supuestísimo, la primera vez. El año pasado, en 2012, dos hombres fueron detenidos por propinar una paliza a un trabajador egipcio de 30 años. El racismo antiobrero era, es, el pan nuestro de cada día. Los corolarios y efectos de la política de «Amanecer Dorado» son evidentes. Hace unos cinco años, en 2008, trabajadores de las mismas plantaciones organizaron una huelga para protestar por los bajos sueldos y las condiciones en las que se veían obligados a vivir. La cosa viene de lejos.
El dueño de la plantación donde ocurrió la agresión y un vecino sospechoso de dar refugio a los agresores han sido detenidos [2]. Syriza, que ha calificado los hechos de práctica racista y criminal, ha denunciado también que la policía había detenido a las víctimas «para que no haya testigos de las prácticas mafiosas de Nea Manolada».
La Confederación General de Trabajadores ha puesto el dedo en la llaga y ha acusado al gobierno de no investigar las condiciones de trabajo en la localidad, «una forma de esclavitud moderna». El crimen, en su opinión, «muestra los resultados trágicos de la explotación laboral, combinada con la falta de control». Por su parte, el Frente Militante de Todos los Trabajadores (Pame), de orientación comunista, ha señalado que los obreros agrícolas, «además de la intimidación estatal y patronal que sufren a diario», desarrollan su trabajo «bajo condiciones de vida terribles y en ausencia de toda medida de sanidad o atención médica».
No es necesario continuar.
¿Esta es la anunciada y publicitada Europa humanista del siglo XXI? ¿Estos son «pequeños defectos» de la Europa del capital y el mal? ¿Qué monstruo se está creando? ¿Vemos o no vemos el horrible y terrible huevo de una serpiente más que venenosa que ha irrumpido con fuerza diabólica en el continente de Aristóteles, Epicuro, Erasmo, Thomas Münzer, Las Casas, Savonarola y Marx? ¿Qué esperamos?
Notas:
[2] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166937
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
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