Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Progress, el Movimiento Laborista Judío, y los medios derechistas han estado llevando a cabo una campaña completamente cínica en el Reino Unido, sostiene Moshé Machover.
De hecho, toda la campaña de igualar a la oposición del sionismo con el antisemitismo ha sido cuidadosamente orquestada con la ayuda del Gobierno israelí y la extrema derecha de Estados Unidos. Es fácil explicar por qué.
En los últimos años ha habido un cambio en la opinión pública con respecto a la política israelí, el conflicto en Oriente Medio y la legitimación o no de Israel como un Estado sionista y colonizador. Un factor que subyace en este cambio ha sido la campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS). En los principios de la campaña hubo una discusión sobre si realmente se podría derrocar al régimen sionista, tal como algunas personas pensaron que un boicot a Sudáfrica podría derrocar el apartheid. Por supuesto todas las analogías entre Sudáfrica e Israel son engañosas, porque representan dos modelos diferentes de colonización. Pero dejando eso a un lado, mientras que las sanciones pueden ayudar a producir condiciones favorables, los que piensan que van a derrocar al régimen de esta manera se engañan.
Sin embargo la campaña BDS ha movilizado a la opinión pública. Su ventaja es que en varios sindicatos y organizaciones profesionales, en todos los colegios y universidades, hay grupos de personas que hacen campaña, lo que ha provocado un debate muy útil sobre el conflicto palestino israelí. Lo que es notable es que entre los activistas del BDS hay una sobrerrepresentación de jóvenes judíos.
Eso es muy preocupante para los sionistas y si leemos la prensa israelí está claro que hay una determinación de detener esta erosión del apoyo al Estado sionista desacreditando a los críticos. Esta era la situación antes de que hubiera incluso una pista de que Jeremy Corbyn pudiera convertirse en líder laborista. Por supuesto su elección ha aumentado las preocupaciones porque, por primera vez, un líder del principal partido de la oposición en Gran Bretaña es alguien que tiene un largo historial de apoyo a la lucha palestina.
Así que los sionistas y todos sus aliados decidieron lanzar su campaña «antisionismo igual a antisemitismo». A propósito o no Mark Regev, el actual embajador israelí en Londres, es un hábil vocero que ha justificado sistemáticamente los crímenes de Israel. Regev no es un diplomático normal, es un propagandista de oficio. Y por supuesto la campaña «antisionismo igual a antisemitismo» ha sido retomada por aquellos que no tienen sentimientos pro-Israel en particular pero están buscando maneras de atacar a la izquierda del Partido Laborista.
Así que ahora hay una coalición entre las personas preocupadas por el aumento del apoyo a la causa palestina y las que quieren desacreditar a la izquierda laborista por esa razón por un lado, y por otra parte de gente como el vil bloguero Guido Fawkes, cuyo verdadero nombre es Paul Staines, un derechista que haría cualquier cosa para desacreditar a la izquierda laborista y utiliza las calumnias de «antisemitismo» por razones oportunistas, no porque realmente se preocupe de alguna manera por Palestina- Israel.
La campaña ha sido notablemente exitosa y por supuesto el mayor costo hasta ahora fue la cabeza del exalcalde de Londres y exmiembro del NEC Ken Livingstone. ¿Qué dijo para que lo suspendan? Hitler llegó al poder en 1932 y «apoyó al sionismo hasta que se volvió loco». El alcalde dio una fecha incorrecta, Hitler subió al poder en 1933. También fue incorrecto personalizar el cambio de política. Pero el apunte que hizo sobre el régimen nazi y el sionismo es básicamente correcto como demostraré.
No mencionar el sionismo
¿Cómo debería reaccionar la izquierda en tales circunstancias? Un buen amigo mío, que está a la izquierda y ha sido cosignatario de algunas de las declaraciones que hemos emitido, me dijo que tal vez no deberíamos hablar demasiado del sionismo, porque la gente no lo entiende y puede confundirse. Tal vez deberíamos concentrarnos en las maldades reales que lleva a cabo Israel.
Usted no se sorprenderá al saber que esa persona pertenece a esa parte de la izquierda que está encantada de hablar de la austeridad pero no quiere mencionar el capitalismo. Todo el mundo entiende la austeridad y es bueno organizar manifestaciones contra ella, pero «capitalismo» es una palabra demasiado política.
No veo cómo puede funcionar sin la mención del sionismo. Incluso los sionistas reconocen que es aceptable criticar la política israelí y no estarían demasiado preocupados si lo hiciéramos, por ejemplo los colonizadores israelíes que siguen construyendo colonias en Cisjordania y así sucesivamente. Pero hago una pregunta: ¿Por qué Israel persiste en esto? Es una política que le da mayores críticas en Estados Unidos. Barack Obama y Bernie Sanders lo han criticado directamente y la política oficial del Gobierno británico es que esas colonias son «ilegales» y son «obstáculos para la paz», ¿por qué Israel lo hace? ¿Cómo se puede explicar?
Puede explicarse por el hecho de que es una parte esencial de la política sionista . Al llevar a cabo esta política Israel sigue un imperativo de los principios del sionismo. Una vez que aceptemos que forma parte integral del sionismo, entonces nos daremos cuenta de que sería extraño que Israel no intentara implementarlas. No es como si fuera una política específica del actual Gobierno de Benjamín Netanyahu, ha sido llevada a cabo por todos los gobiernos israelíes desde 1967 y tuvo lugar dentro de las antiguas fronteras -la llamada «línea verde»- antes de 1967. Es una política de colonización sionista desde el principio.
No se puede explicar por qué Israel continúa con una política que no le hace ganar ningún amigo, sin mencionar el sionismo. Al contrario, creo que lo que debemos hacer no es pedir disculpas, en vez de eso deberíamos ir a la ofensiva y ser agresivos: atacar directamente al sionismo.
Y también se puede atacar al sionismo precisamente por su connivencia y colaboración con el antisemitismo, incluso hasta cierto punto con la Alemania nazi. No debemos responder a los ataques diciendo: «Estamos en contra del antisemitismo como estamos contra todo racismo», que es aceptar que el antisemitismo es en realidad un problema de la izquierda. Si bien por supuesto nos oponemos a ese racismo, el hecho es que sus partidarios dentro de la izquierda y el Partido Laborista representan una proporción minúscula. Podemos lidiar con el antisemitismo si asoma, pero no debemos hacer gestos como una especie de disculpa ante la actual embestida. El puñado de personas de izquierda que propaga una versión de los «Protocolos de los sabios de Sión» carece de peso y de fundamento intelectual.
Los Protocolos contenían afirmaciones tanto de la conspiración capitalista como de la clase obrera: los judíos estaban «sobrerrepresentados» entre los capitalistas, pero también estaban «sobrerrepresentados» en el movimiento revolucionario. El lema antisemita en la Rusia revolucionaria era: «Azúcar-Brodsky, té-Wissotzky, Rusia-Trotsky». Los dos primeros eran magnates y los tres eran judíos. Podemos tratar con tonterías similares de la izquierda en nuestro propio tiempo, pero no como una disculpa en respuesta a los ataques a la izquierda. Al contrario, tenemos que ir a la contraofensiva.
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¡Debemos tomar la postura de la Junta de Diputados de los judíos británicos, no la actual, sino la Junta de Diputados de hace 100 años! Expresaba algunas declaraciones muy pertinentes sobre el sionismo y su conexión con el antisemitismo. Cuando se desarrollaron las negociaciones sobre la Declaración de Balfour de 1917, un destacado miembro de la Junta de Diputados, Lucien Wolf, escribió:
«Entiendo… que los sionistas no se proponen simplemente formar y establecer una nacionalidad judía en Palestina, sino que reclaman que todos los judíos formen en el momento presente una nacionalidad separada y desposeída, para lo cual es necesario encontrar un centro político orgánico, porque son y siempre deben ser extraños en las tierras que ahora habitan. Y sobre todo porque es ‘un autoengaño absoluto’ creer que cualquier judío puede ser a la vez ‘inglés por nacionalidad y judío por fe'».
He pasado la mayor parte de mi vida combatiendo estas mismas doctrinas, cuando me las presentan en forma de antisemitismo, y sólo puedo considerarlas más peligrosas cuando llegan a mí bajo el disfraz del sionismo. Constituyen una capitulación ante nuestros enemigos que no tiene absolutamente ninguna justificación en la historia, la etnología o los hechos de la vida cotidiana. Y si fueran admitidas por el pueblo judío en su conjunto, el resultado sólo sería que la terrible situación de nuestros correligionarios de Rusia y Rumanía se convertiría en el lote común de los judíos en todo el mundo (1).
Al mismo tiempo Alexander Montefiore, presidente de la Junta de Diputados, y Claude, su hermano, presidente de la Asociación Anglojudía, estrechamente asociada, escribieron una carta al Times . Afirmaron que «el establecimiento de una nacionalidad judía en Palestina, fundado en la teoría de la falta de un hogar nacional judío, puede tener el efecto en todo el mundo de encasillar a los judíos como extraños en sus tierras nativas y socavar sus posiciones tan ganadas como ciudadanos y nacionales de esas tierras» (2).
Señalaron que las teorías del sionismo político socavaban la base religiosa de los judíos, para la cual la única alternativa sería «una nacionalidad judía laica, reclutada sobre algún principio de raza y de peculiaridad étnica».
Continuaban:
«Pero esto no sería judío en ningún sentido espiritual y su establecimiento en Palestina sería una negación de todos los ideales y esperanzas por los cuales la supervivencia de la vida judía en ese país se encomendaría a la conciencia y los sentimientos judíos. Por estas razones el Comité Conjunto de la Junta de Diputados y la Asociación Anglojudía rechaza enérgicamente las propuestas nacionales de los sionistas.
La segunda parte del programa sionista que ha despertado las dudas de la Comisión Conjunta es la propuesta de investir a los colonos judíos [en Palestina] con ciertos derechos especiales superiores a los que disfrutará el resto de la población…
En todos los países en los que viven los judíos el principio de la igualdad de derechos para todas las vertientes religiosas es vital para ellos. Si ellos impusieran en Palestina el ejemplo de ignorar este principio se convencerían de haber recurrido a él por motivos puramente egoístas. En los países en los que todavía luchan por la igualdad de derechos se encontrarían irremediablemente comprometidos… La propuesta es todavía más inadmisible porque los judíos son y probablemente seguirán siendo una minoría de la población de Palestina y podría involucrarlos en las más amargas disputas con sus vecinos de otras razas y religiones que retrasarían severamente su progreso y encontrarían ecos deplorables en todo el Oriente» (3).
Esto resultó muy profético.
Colaboración nazi
Volvamos ahora a la conexión nazi-sionista. De hecho suena más impactante de lo que es, porque estamos hablando de los primeros días del régimen nazi. Hoy el holocausto se enseña en las escuelas, por lo que la gente puede saber cuándo comenzó realmente la política de exterminio de los judíos oficialmente -en enero de 1942-, cuando se convocó una conferencia en Wannsee bajo la presidencia de Reinhard Heydrich, segundo jefe de las SS al mando de Heinrich Himmler.
Las actas de esa conferencia están actualmente en internet y se puede ver un cambio en la política hacia los judíos, ratificada por el Führer . Aunque se expresa de manera eufemística está claro que se estaba hablando tanto de la deportación como del exterminio.
Este cambio se produjo tras el ataque a la Unión Soviética, cuando los nazis sintieron que tenían que encontrar diferentes maneras de lidiar con el «problema judío». Hasta entonces la política oficial era la exclusión de los judíos de la vida política y cívica, la separación y la emigración. Casi naturalmente el liderazgo sionista pensaba que este conjunto de políticas era similar al de otros regímenes antisemitas -así era- y el enfoque sionista no era exclusivo del régimen nazi. El fundador del sionismo político, Theodor Herzl, había señalado que los regímenes antisemitas serían aliados, porque querían deshacerse de los judíos, mientras que los sionistas querían liberarlos de los judíos. Ese era el interés común.
En 1934 el rabino alemán Joachim Prinz publicó un libro titulado Wir Juden (Nosotros los judíos), en el que dio la bienvenida al régimen nazi que quería separar a los judíos de los no judíos y evitar la asimilación, al igual que los sionistas. La novela de Philip Roth The plot against America se basa en la gente real, incluyendo a Prinz, quien emigró a América y se convirtió en un líder de la comunidad judía de Estados Unidos. El hecho de que era un sionista no se menciona.
De todos modos los sionistas hicieron propuestas al régimen nazi, ¿cómo respondieron los nazis? Aquí hay dos citas relevantes. La primera es desde la introducción a las leyes de Núremberg, la legislación racista decretada en la Alemania nazi en 1935. Este extracto todavía estaba presente en la edición de 1939, de la cual cito:
«Si los judíos tuvieran un estado propio, en el que la mayor parte de su pueblo estuviera allí, la cuestión judía ya podría estar considerada resuelta hoy… Los ardientes sionistas de todas las naciones son los que menos se han opuesto a las ideas básicas de las leyes de Núremberg, porque saben que estas leyes son la única solución correcta para el pueblo judío también…» (4).
El mismo Heydrich escribió lo siguiente en un artículo de septiembre de 1935 para la revista de las SS Das Schwarze Korps:
«El nacionalsocialismo no tiene intención de atacar al pueblo judío de ninguna manera. Al contrario, el reconocimiento del pueblo judío como una comunidad racial basada en la sangre, y no como una religión, lleva al Gobierno alemán a garantizar la separación racial de esta comunidad sin ninguna limitación. El Gobierno está completamente de acuerdo con el gran movimiento espiritual dentro de la judería misma, el llamado sionismo, con su reconocimiento de la solidaridad de los judíos de todo el mundo y el rechazo de todas las ideas asimilacionistas. Sobre esta base Alemania adopta medidas que seguramente desempeñarán un papel importante en el futuro en el manejo del problema judío en todo el mundo» (5).
En otras palabras, una mención amistosa del sionismo que indica una zona de acuerdo básico que compartía con el nazismo.
Por supuesto mirando todo esto en perspectiva parece aún más siniestro, ya que sabemos que la historia terminó en las cámaras de gas unos años después. Esta superposición es una acusación al sionismo, pero la verdadera colaboración entre ambos no fue tan excepcional cuando se acepta que los sionistas se enfrentaron a la realidad de un régimen antisemita.
Por cierto, la mitad de lo que dijo Ken Livingstone no está muy lejos de la sátira pronunciada por Netanyahu en 2016 durante un discurso a los delegados en el Congreso Sionista Mundial en Jerusalén. Según Netanyahu, «Hitler no quería exterminar a los judíos» hasta que conoció al gran muftí de Jerusalén, Hajj Amin al-Husseini, en 1941. Netanyahu afirmó que «Al-Husseini fue a Hitler y le dijo: ‘Si los expulsas, todos vendrán aquí'».
Por supuesto la acusación de que la idea del exterminio se originó con el gran muftí ha sido rechazada con desprecio por los historiadores serios, pero Netanyahu estaba en lo cierto, al menos al afirmar que la emigración, no el exterminio, fue política nazi hasta el invierno de 1941-194242.
Permítame repetir: tenemos que contraatacar los insultos actuales. Es correcto exponer el sionismo como un movimiento basado tanto en la colonización como en la colusión con el antisemitismo. No hay que disculparse por decir esto. Si tiramos carne ensangrentada a los tiburones, volverán a por más. En este momento la izquierda se disculpa demasiado, con la esperanza de que la derecha la deje en paz. Nunca lo harán.
Notas:
(1) Reproducido en B. Destano (ed), The Zionist movement and the foundation of Israel 1839-1972 Cambridge 2004, Vol 1, p. 727
(2) he Times 24 de mayo de 1917
(3) Véase www.godlikeproductions.com/forum1/message55570/pg1
(4) Véase M. Machover y M. Offenberg, Zionism and its scarecrows, Londres 1978, p. 38, que cita directamente a Die Nürnberger Gesetze. Véase también F Nicosia El Tercer Reich y la cuestión de Palestina, Londres 1985, p. 53 y FR Nicosia Zionism and anti-Semitism in Nazi Germany, Cambridge 2008, p. 108. Este último cita un artículo de Bernhard Lohsener de 1935 en la revista Nazi Reichsverwaltungsblatt
(5) Das Schwarze Korps, 26 de septiembre 1935
Moshé Machover, nacido en 1936, es un matemático, filósofo y activista socialista conocido por sus escritos contra el sionismo. Nacido en una familia judía en Tel Aviv , entonces parte del Mandato Británico de Palestina, Machover se trasladó a Gran Bretaña en 1968 donde se convirtió en un ciudadano naturalizado. Fue fundador de Matzpen, la Organización Socialista Israelí, en 1962.
Fuente: http://labourpartymarxists.org.uk/anti-zionism-does-not-equal-anti-semitism-2/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.