Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
Camaradas, compañeros, amigos,
El 28 de noviembre tendrán lugar elecciones al parlamento de la República de Moldavia. No creemos exagerar, al afirmar que estas elecciones tienen un carácter decisivo para los destinos de Moldavia, y en gran medida para todo el espacio postsoviético. A lo largo de estos casi dos últimos años, la república se ha visto de hecho en la línea del frente de las batallas geopolíticas. Comenzando desde los dramáticos sucesos de abril de 2009, cuando en Chisinau asistimos a una nueva intentona de poner en práctica otra de esas revoluciones de colores ― golpes de estado en realidad ― , toda la sociedad moldava, toda Moldavia, se ha visto inmersa en un estado de permanente inestabilidad, crisis, caos y degradación en todos los órdenes. En cuanto esa minoría antipopular, antiestatal, llegó al poder, el país se situó al borde del abismo, ante el peligro de perder su soberanía e independencia. Los políticos que se habían hecho con el gobierno comenzaron a hablar abierta y oficialmente de la necesidad de disolver la República de Moldavia como estado independiente, de la necesidad de suprimir a los moldavos como pueblo y al idioma moldavo como lengua independiente. En el país comenzó a marchas forzadas una reescritura de los más de 650 años de historia de Moldavia.
Especial celo y ahínco puso el gobierno provisional en denigrar nuestra historia común de las últimas décadas. Lo que para millones de ciudadanos de las antiguas repúblicas de la URSS son páginas sagradas de nuestra historia: la Victoria sobre el fascismo, la creación de una superpotencia, la construcción de una sociedad con orientación social, se convirtieron en objeto de sus calumnias y ultrajes.
Era lógico que el principal golpe, para estos seguidores de nuevo cuño de la causa de Hitler y Antonescu, estuviese dirigido contra la principal fuerza política alzada en defensa del país y de su pueblo, el Partido de los Comunistas de la República de Moldavia. Era evidente para todo el mundo que esa persecución y acoso contra el PCRM, no es sólo una manifestación de anticomunismo cavernario y de miedo ante el éxito de las políticas del Partido Comunista para la recuperación y desarrollo de la economía en las circunstancias actuales, sino que persigue eliminar al PCRM como principal obstáculo político en su camino hacia la desaparición de Moldavia como estado independiente. Pero a pesar de esa fortísima presión desde el gobierno, puesta en práctica con el silencio cómplice de todas las instancias internacionales, autodenominadas democráticas, a pesar de la persecución e intimidación, el Partido de los Comunistas de la República de Moldavia cuenta con un apoyo creciente entre la población del país.
Sigue reforzando sus posiciones como corresponde al partido más importante, más popular y con más autoridad de la república. El pueblo moldavo ve en el PCRM, al defensor de sus intereses, al defensor de su país, de su futuro.
Camaradas, compañeros y amigos,
Hoy el Partido de los Comunistas de la República de Moldavia no solo está luchando por su país y los intereses del pueblo moldavo. Hoy el PCRM no está luchando solo por nuestros ideales comunes, por la idea comunista. Hoy el PCRM está luchando por nuestro pasado común, por nuestro futuro común.
La perdida por parte de Moldavia de su condición independiente, su absorción por parte de Rumanía, la entrada en la esfera de la OTAN, abriría automáticamente las puertas para la sucesiva propagación de la inestabilidad en la región. Surgiría un serio peligro no solo para Moldavia y Ucrania, sino para todo el antiguo espacio de la Unión Soviética.
En estas circunstancias nuestro deber sagrado es respaldar en todo lo posible al Partido de los Comunistas de la República de Moldavia en su lucha por la independencia y soberanía de su país, por el mantenimiento de su neutralidad y de la estabilidad en la región.
Solamente la victoria del PCRM en las elecciones anticipadas del 28 de noviembre de 2010 garantizaría la pervivencia de la República de Moldavia, la esperanza de ver de nuevo renacer lo que en su día fuera una región floreciente, la esperanza en el mantenimiento y fortalecimiento de los lazos seculares del plurinacional pueblo moldavo con los pueblos hermanos de las antiguas repúblicas soviéticas. Hacemos un llamamiento a todos aquellos que aprecian nuestra historia común, los que comprenden la importancia de la paz y la estabilidad, los que piensan en el futuro de nuestros países y pueblos, para que respalden al Partido de los Comunistas de la República de Moldavia y al pueblo moldavo en estos difíciles días.
Estamos convencidos de que el 28 de noviembre el pueblo de la República de Moldavia elegirá la Victoria.