El primer ministro irlandés, Brian Cowen, sigue aferrado al poder mientras Dublín se adapta a los últimos cambios en el escenario político y económico. La próxima fase del vertiginoso panorama llegará hoy con la presentación del presupuesto, en el que se prevé un ajuste de 20 mil millones para los próximos cuatro años. El gabinete […]
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, sigue aferrado al poder mientras Dublín se adapta a los últimos cambios en el escenario político y económico. La próxima fase del vertiginoso panorama llegará hoy con la presentación del presupuesto, en el que se prevé un ajuste de 20 mil millones para los próximos cuatro años. El gabinete irlandés cerró ayer el plan, que tiene el visto bueno de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esos organismos acordaron un rescate con las autoridades irlandesas, que terminó de profundizar la crisis política que corroe al país. También se espera que el paquete no sea rechazado por los partidos políticos mayoritarios, que insisten en que se deben tomar medidas radicales para reducir el déficit actual.
Al lunes de gran actividad política, en el que obligaron a Cowen a prometer una elección general anticipada para el próximo año, le siguió un día de cálculos al interior de los partidos políticos. El premier tiene que lograr que pase el anteproyecto y que el 7 de diciembre se apruebe el presupuesto anual que incluye un recorte de ocho mil millones de dólares. Puede ser que el gobernante logre hacerlo, pero ese éxito dependerá de una compleja interacción política.
Ayer, el mensaje del FMI y de otros actores internacionales reclamaban velocidad y estabilidad. Según informó la cadena británica BBC, se conoció un informe del organismo de crédito internacional que le «sugiere» a Dublín que reduzca los subsidios al desempleo y el salario mínimo, que es uno de los más elevados en la Eurozona. El consejo del Fondo viene como contraparte del paquete de rescate anunciado el último domingo, al que finalmente tuvo que recurrir el gobierno de Cowen después de haberse negado durante semanas. El jefe de la misión de la institución de Bretton Woods en Dublín, Ajai Chopra, impulsó la propuesta. La ministra francesa de Asuntos Económicos, Christine Lagarde, reclamó que Dublín contemple la suba de impuestos dentro de su paquete para recortar el déficit actual que trepa hasta el 32 por ciento. Los socios de la Eurozona esperan impedir que el efecto de Grecia e Irlanda se expanda hasta la península ibérica, donde se encuentran las economías más débiles.
En este marco, Cowen ya es considerado como un primer ministro saliente. Varios miembros de su partido, el liberal Fianna Fail, reclamaron su renuncia, pero ayer parece que se llegó a un acuerdo entre sus lugartenientes para que continúe en el cargo hasta después de la aprobación del presupuesto. Los mercados no confían tampoco en Cowen y ayer mostraron una importante caída.
La aritmética parlamentaria en el Parlamento es compleja. Allí hay cinco partidos y diez parlamentarios independientes. El Fianna Fail es el partido más grande y gobierna con el apoyo del Partido Verde y de algunos de los independientes. Los ecologistas anunciaron que abandonarán el gobierno, pero antes darán su apoyo al plan para los próximos cuatro años y al presupuesto. El lunes, dos independientes, que generalmente votan alineados con Cowen, declararon que es poco probable que les den su apoyo a los recortes presupuestarios y el aval de otros todavía es difuso.
Sinn Fein, que es el único partido que no está a favor del ajuste, emitió una moción de censura contra el Ejecutivo irlandés. A pesar de que esta fuerza pueda ganar otro escaño en la elección complementaria de esta semana, sus cuatro bancas lo hacen verse en los bordes del juego político y con escasa capacidad de influencia.
El segundo partido más importante de Irlanda, el Fine Gael (demócrata- cristiano), podría teóricamente bloquear tanto el plan como el presupuesto. Pero parece influenciado por un clima nacional que está emergiendo en territorio irlandés. Ese sentido aparentemente dicta que los dos instrumentos deben pasar, aunque vayan a traer considerables dolores financieros. El sentir es tan fuerte, que parece ser la única carta que le queda a Cowen en la manga. De cualquier manera, Fine Gael hace gala de su sentido de responsabilidad e instintivamente estaría en contra de cualquier comportamiento que pueda ser tildado de obstruccionista u oportunista. Pero los democristianos deben saber que esa decisión les traerá un rápido castigo de los votantes en las elecciones del próximo año.
El ánimo se notó en el lenguaje empleado ayer por algunos políticos. Aunque no se contó entre ellos a un reconocido crítico del premier, Noel O’Flynn. El integrante del Fianna Fail dijo que su oposición a Cowen será a todo o nada, pero que le dará su apoyo frente a cualquier moción de censura.
En tanto, hay pocas señales de que el malestar financiero vaya a terminar en Irlanda o en la Eurozona.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-157430-2010-11-24.html