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Perú

Aquel país de dos realidades

Fuentes: Rebelión

«El virreinato del Perú, cuya población asciende a millón y medio de habitantes, es sin duda el más sumiso y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey; y bien que sean varias las relaciones concernientes a aquella porción de América, es indubitable que ni está tranquila, ni es capaz […]

«El virreinato del Perú, cuya población asciende a millón y medio de habitantes, es sin duda el más sumiso y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey; y bien que sean varias las relaciones concernientes a aquella porción de América, es indubitable que ni está tranquila, ni es capaz de oponerse al torrente que amenaza a las más de sus provincias»
(Carta de Jamaica. Documento que Simón Bolívar escribió en Kingston el 6 de septiembre de 1815)

 

Desde hace un tiempo atrás, y en los últimos días por partida doble, se han publicado en este medio una serie de artículos referidos a la situación política en el Perú. Si yo no fuera peruano y no viviera en el Perú; quizás aquellos, a pesar de su retórica «revolucionaria», me hubieran dejado las siguientes impresiones:

1.- que las luchas más importantes que se dieron en el transcurso del 2018, fueron principalmente aquellas contra el indulto, contra el paquetazo laboral, y en general contra la corrupción.

2.- que el Presidente Vizcarra tuvo la «virtud» de escuchar al pueblo y convocar al referéndum, convirtiéndose así en el puntal de la lucha contra la corrupción, y en base a esa virtud demostrada, se le puede pedir algo más, porque ha demostrado que «sabe escuchar».

3.- que el sometimiento del presidente Vizcarra y de todo el aparato estatal a los dictámenes del imperio, son sólo flaquezas.

4.- que el Perú es un país independiente y soberano.

5.- que los consorcios extranjeros son simples aves de rapiña que pululan encima para devorar lo que encuentren.

Sin embargo, soy peruano y vivo en el Perú, y sé:

Que la Defensoría del Pueblo, reporta mensualmente en el Perú, un promedio de 200 conflictos sociales, de los cuales, en promedio unos 130 son conflictos denominados socioambientales, es decir, aquellos que se desarrollan en relación a los recursos naturales (https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2019/01/Conflictos-Sociales-N%C2%B0-178-Diciembre-2018.pdf), y el 2018 hubo 5 muertos en tales conflictos, que se suman a las 279 muertes reportadas desde el 2006 a la fecha. (https://www.servindi.org/actualidad-noticias/20/10/2018/279-personas-fallecieron-en-conflictos-sociales). Estos reportes demuestran que las luchas populares que se desarrollan en torno a los recursos naturales son la principal contradicción, son las que van marcando el rumbo de la lucha política, y a la cual, los «políticos revolucionarios», los politólogos de izquierda y aquellos generadores de opinión política deberían prestar la atención que se merecen, y no prestarse a la política de invisibilización de los mismos.

Que, el Presidente Vizcarra sólo fue oportunista y parte de un plan de distracción de la política imperial contra el pueblo peruano, destinado a alejar a este del verdadero centro conflictual en el Perú, es decir, aquellos en torno a los recursos naturales, enfocándolo en la supuesta lucha contra la corrupción, una vez más la vieja historia de la izquierda como furgón de cola y actor pasivo en la política nacional, dejando la agenda de la lucha política a iniciativa de la derecha.

Que, (en estos tiempos de neoliberalismo, de entrega total de nuestros recursos y soberanía al interés de los conglomerados transnacionales, defendidos especialmente por las administraciones norteamericanas), tal sumisión y entrega no es una flaqueza, es servilismo, felonía y traición a los sagrados intereses patrios; afirmar algo así es como decir que los latigazos al esclavo por parte del capataz son solo una flaqueza y debilidad de este.

Que, Siendo necesario despertar en el pueblo peruano el sentido de pertenencia y el instinto de soberanía, afirmar que el país es independiente y soberano, equivale a decir que no es necesario luchar por la soberanía nacional, que no es necesario luchar por la liberación nacional, y que, a pesar de algunas palabras contra el imperialismo, ese es solo un problema de otros países con los cuales nos solidarizamos, pero no de nosotros que somos «independientes y soberanos».

Que, Los consorcios extranjeros, como verdaderos bandidos, se esfuerzan por pasar inadvertidos, para ello se enmascaran y utilizan testaferros; hacer una imagen de ellos como aves de rapiña que pululan en las alturas para devorar lo que encuentran, es prestarse a ese juego y no denunciar el verdadero papel de despojadores y saqueadores de nuestras riquezas, y pisoteadores de nuestra dignidad y soberanía, que se encuentran en real tenencia y en propiedad de nuestros recursos naturales; utilizando a su favor al aparato estatal, desarrollan una verdadera economía de enclave en nuestra patria; y no están pululando en las alturas, están bien metidos en nuestro suelo patrio, y si aparentemente no nos agreden, es porque no defendemos nuestra soberanía, lamentablemente somos todavía, aún desde la izquierda, aquel perrito simpático sentado tranquilo en la alfombra, y que moviendo la colita nos vamos corriendo a recoger la pelotita que el amo tira.

Pero esto no es para siempre, hay un despertar desde lo profundo de nuestro pueblo, hay gestándose grandes luchas antiimperialistas y revolucionaria desde los rincones de nuestra patria, y pronto, quienes hacen política en la Lima centralista y señorial, de café y de salones, de protocolo y de cofradías, tendrán que comenzar a tener que solidarizarse también con las luchas antiimperialistas nacionales, por lo menos; sino realmente integrarse y asumir la lucha popular por la verdadera independencia y soberanía, aquella reclamada por Mariátegui y por el Che.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.