Recomiendo:
0

Hasta el mismo Heinrich Böll trabajó durante años, posiblemente sin saberlo, para la CIA

¿Artistas y periodistas alemanes «al servicio» de USA?

Fuentes: Telepolis

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Vicente Romano

Toda gran empresa cuenta hoy día con sus «sabios» y sus cabildeadores para imponer sus intereses. El servicio secreto usamericano de la CIA iba ya a finales de la década de 1950 muy por delante de su tiempo, como demuestra un documental de la ZDF (segundo canal de la TV alemana- Nota del traductor): ya fuesen literatos, músicos colaboradores de editoriales o de la televisión pública, todos estaban dirigidos desde Washington.

Es sabido desde hace tiempo que en el Este no había ninguna libertad: en la RDA, una parte cada vez mayor de la población estaba ocupada en vigilar al resto, el gran hermano de Moscú tenía sus manos metidas en todo con el KGB. Los disidentes esperaban estar seguros de las persecuciones de los servicios secretos en Occidente. Aunque volvieron a caer en sus garras más rápidamente de lo que podían imaginarse, esta vez en las de los del otro lado en la guerra fría.

En sus pesquisas en los archivos de USA, el historiador italiano Dr. Sergio Biocca ha hallado numerosas pruebas de la actividad secreta del conocido escritor Ignacio Silone. En Italia, Silone figura hasta hoy como una institución moral, «igual que Böll en Alemania», dice Sergio Biocca.

El servicio secreto usamericano de la CIA invirtió varios cientos de millones de dólares para tejer una red cultural mundial en una de las mayores operaciones de posguerra. El centro de actividades de la CIA era el tan hasta hace poco loado «Congreso para la Libertad Cultural» [1], una organización con sede en París bajo total control de los agentes usamericanos [2]. El «Congreso» mantenía sucursales nacionales en todos los estados de Europa Occidental, y la central de París financiaba a lo grande revistas del «Congreso» para la intervención en África, América Latina y los países árabes. Su objetivo era la lucha por los valores usamericanos en las artes plásticas, la literatura y la música. El «Congreso» tenía un interés especial por los intelectuales y artistas críticos del campo de la izquierda. Con medios secretos había que sustraerlos de las influencias marxistas y prepararlos para ser utilizados en el frente cultural usamericano.

Cuando Alexander Solyenizin (3) perdió la nacionalidad soviética en 1974 y fue acogido por Heinrich Böll no fue ninguna casualidad: Böll estaba vigilado por la CIA, como también lo estaban todos los encuentros de los escritores con las personalidades literarias y políticas del bloque oriental en las actas secretas y confidenciales de Occidente. El «Congreso para la libertad cultural» practicaba un neolenguaje realmente orwelliano: los escritores eran libres desde el punto de vista de la cultura, pero no en lo demás.

Bajo el lema «Cultura libre en un mundo libre», la asociación se reunió durante tres días en Berlín bajo la torre de la radiodifusión y, al final, el escritor inglés Arthur Köstler [4] en una alocución muy militarista dijo que, al fin y al cabo, había llegado la hora de decirle adiós a la neutralidad, confesando así acerca del acto casi más de lo que querían sus organizadores: «Los intelectuales de Occidente han abandonado sus posiciones defensivas. ¡Amigos, la libertad ha tomado la ofensiva!».

La cabeza secreta de la organización de la CIA en Colonia era Josef Caspar Witsch, antiguo funcionario cultural nacionalsocialista de Cultura y miembro de la SA, según la documentación de la ZDF, quien había fundado la editorial literaria Kiepenheuer & Witsch [5]. Reinhold Neven Du Mont [6], que en 1963 se incorporó a Kiepenheuer & Witsch y se hizo con la editorial en 1969, dice a este respecto que, junto a las obras literarias serias del catálogo, había en el fondo de Kiepenheuer & Witsch obras provenientes de USA en las que uno se preguntaba quién había financiado esas buenas traducciones.

Por entonces se sospechaba ya de la CIA, según Du Mont. No se sabe hasta qué punto su editor Witsch le había aclarado a Böll el trasfondo del «Congreso para la libertad cultural». No obstante entregó a Witsch sus informes sobre sus viajes al bloque oriental, quien los remitía luego a la CIA y aparecía nominalmente en la lista de las transferencias de dinero.

El investigador literario de Hamburgo Klaus Körner dijo: «La CIA buscaba sus colaboradores especialmente en el espectro de izquierdas y socialdemócrata».

Al círculo de Colonia pertenecían, además de especialistas de la radio y televisión de la WDR, el antiguo agente del espionaje exterior nazi y oficial de las SS Berend von Nottbeck y antiguo agente provocador de la Gestapo y enemigo de USA [7] Hans Otto Wesemann, según la documentación de la ZDF. Hasta mediados de la década de 1960 no se filtró que el dinero de las actividades venía de la CIA. Oficialmente, el patrocinador era la Fundación Ford. Los participantes lo aceptan: «Por fin gastan su dinero en algo bueno», dice Sabine Brandt, gerente del Congreso en Colonia desde 1959 a l961.

Como plataforma francesa de su influencia servía la revista Preuves, dirigida por el sociólogo Raymond Aron (8). En Alemania, el «Congreso» conseguía sus colaboradores culturales en el círculo de la revista Der Monat. En Inglaterra era el «Encounter». A partir de 1958 la CIA se encargó de la financiación. Como informa Tom Braden [9], ex agente de la CIA, ésta decía a los ciudadanos ricos de USA que quería crear fundaciones en su nombre. Tras el «sí» del que daba el nombre, sólo se necesitaba una habitación de hotel por dirección postal, un membrete… y ya estaba la fundación que ahora podía financiar las asociaciones literarias sin que el nombre de la CIA tuviera que aparecer directamente.

Objetivo de la infiltración eran los círculos intelectuales de izquierdas. Estos podían criticar a USA, pero no podían ser comunistas activos. El miedo al peligro rojo era grande. Eran los tiempos de McCarthy [10]. Se quería ganar a la izquierda moderada, a los intelectuales comprometidos sin que tuvieran conciencia de ser aliados, según Erich Schmidt-Eenboom [11]. Carola Stern [12], antigua agente de USA en la RDA, luego periodista de la televisión SDF y temporalmente amiga de Heinrich Böll, trabajaba como lectora en la editorial Kiepenheuer & Witsch.

Thomas Mann, por ejemplo, era indeseable en el «Congreso para la libertad cultural». Igual que Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, tras sus manifestaciones de desprecio del régimen hitleriano por el gobierno francés, también fue atacada por Raymond Aron en la revista Preuves con motivo de su relación amorosa con Sartre. La causa de estos ataques personales financiados con dinero de la CIA era la simpatía de Sartre por la «tercera vía» de Fidel Castro.

Heinrich Senft es abogado y durante muchos decenios ha representado a la revista ilustrada Stern. La sucursal del «Congreso para la libertad de la cultura» en Hamburgo trabajaba en el círculo de Stern, Zeit y Der Spiegel.

La filmación de 1984 de George Orwell, cuya descripción de edificios monstruosos recuerda, por ejemplo, los de Berlín Central y que con su Rebelión en la granja («todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales») criticaba efectivamente el comunismo, pero que en la forma hoy conocida también se basaba en ataques de la CIA [13], se agudizó más aún tras indicaciones de ésta al libro, hasta convertirlo en un manifiesto anticomunista.

Cuando se criticó a los directores Kart Furtwängler y Herbert von Karayan por su pasado nazi el «Congreso para la libertad de la cultura» les tendió su mano protectora.

En pintura, lo que se deseaba era el expresionismo abstracto. Eso era lo moderno. Günter Grass estaba en contra, él prefería la pintura objetiva. De la misma manera se desacreditó con medios de la CIA al poeta chileno Pablo Neruda para que no se le concediera el premio Nobel.

El Dr. Ekkehart Krippendorf fue hasta hace poco catedrático de la Universidad Libre de Berlín y ya de estudiante autor de la revista literaria Der Monat. Fue cofinanciada por la CIA. «Caímos en una trampa», dice Krippendorf hoy.

El 27 de abril de 1966 informaba el New York Times de la financiación del «Congreso para la libertad de la cultura» por parte de la CIA. Con eso se acabaron todas las revistas sostenidas por ésta. Pero se mantuvieron los contactos con USA, incluida la financiación. Der Monat compró Die Zeit.

El documental, difundido por primera vez por Arte TV con el título de «Utilizados y dirigidos – artistas en la red de la CIA», surgió tras tres años de investigación de numerosos documentos en los archivos de la CIA que informan sobre los centros de trabajo de entonces en la República Federal de Alemania. Da lugar a la revalorización de los centros culturales de la Europa de posguerra.

Utilizados y dirigidos, artistas en la red de la CIA, Documentación y dirección: Hans-Rüdiger Minow, Zweit4es Deutsches Fernsehen, Alemania 2006, 52 minutos. Primera emisión Arte TV [14], el 29 noviembre 2006 a las 20:40.

Enlaces:

(1) http://web.fu-berlin.de/presse/fup/fup00/fup_00_099.html
(2) http://www.woz.ch/artikel/inhalt/2001/nr22/Kultur/11331.html
(3) http://de.wikipedia.org/wiki/Alexander_Solschenizyn
(4) http://de.wikipedia.org/wiki/Arthur_Koestler
(5) http://de.wikipedia.org/wiki/Kiepenheuer_&_Witsch
(6) http://www.manager-magazin.de/koepfe/artikel/0,2828,447919,00.html
(7) http://www.calvin.edu/academic/cas/gpa/dr01.htm
(8) http://agso.uni-graz.at/lexikon/klassiker/aron/03bio.htm
(9) http://en.wikipedia.org/wiki/Tom_Braden
(10) http://www.heise.de/tp/r4/artikel/21/21155/1.html
(11) http://www.ffi-weilheim.de/
(12) http://de.wikipedia.org/wiki/Carola_Stern
(13) http://www.commondreams.org/headlines/031800-02.htm
(14) http://www.arte.tv

Fuente: Telepolis Artikel (http://www.heise.de/tp/r4/artikel/24/24027/1.html)

Vicente Romano es miembro de Rebelión y Taxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta página se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y de mencionar a sus autores y la fuente. URL de esta página: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=42255

Copyright © Heise Zeitschriften Verlag