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Kenia es un país con poco más de 50 millones de habitantes y bañado por el océano Índico. Como toda nación semicolonial sufre y lucha contra la crisis global del capitalismo que dio sucesivos saltos en 2008-2009, 2019, la epidemia de Covid, la crisis alimentaria como consecuencia de la guerra en Ucrania y como si fuera poco, también se ve afectado por las consecuencias de los desastres climáticos.
Kenia estuvo muy visible en la prensa mundial en los últimos días. Destacaron dos hechos. Uno fue la nueva ola de movilizaciones contra el gobierno de William Ruto y el otro fue el envío de soldados para reprimir en Haití. Síganos, intentaremos explicar este intrincado juego de sumisión a los países imperialistas, en especial, actualmente, Estados Unidos.
La crisis económica mundial, la pandemia y la guerra en Ucrania debilitaron aún más la economía semicolonial angoleña. Correspondió al administrador colonial, João Lourenço, dictar duras medidas económicas para salvar los bancos y las grandes empresas extranjeras. La UNITA, oposición bien comportada y consentida por la dictadura, hace el juego parlamentario y se niega a incentivar la lucha del pueblo angoleño. Los jóvenes, los raperos, los vecinos de los barrios populares y las zungueiras (vendedoras ambulantes) empezaron a gritar basta. El primer grito fue el 17 de junio.
El gobierno del dictador João Lourenço, del MPLA, decretó la duplicación del precio de la gasolina e inmediatamente duplicó los precios del transporte y de los alimentos. La reacción no se hizo esperar: grandes movilizaciones comenzaron en todo el país y alcanzaron su punto máximo el sábado 17.
El lunes 5 de junio estuvo marcado por importantes manifestaciones contra el aumento de precio de los combustibles. Hubo al menos cinco muertos, incluido un niño de doce años. Las manifestaciones continuaron durante toda la semana y está prevista una gran manifestación nacional para el día 17.
La prensa burguesa no se cansa de escribir sobre las probables complicaciones del conflicto en Sudán. Solo no escriben quienes son directa e indirectamente responsables. Todo parece suceder por casualidad. Queremos desarrollar otra línea de razonamiento.
El sábado 15 de abril estalló un enfrentamiento armado entre el Ejército de Sudán y los grupos paramilitares RSF (Rapid Support Forces [Fuerzas de Apoyo Rápido]). En este conflicto, por un lado, Abdel Fattah al Burhan (exaliado del dictador el Bashir que gobernó por treinta años) y, por otro, Mohamed Hamdan Dagalo, el genocida de Darfur (400.000 personas asesinadas y dos millones de refugiados), también conocido como Hemedti.