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Los múltiples desastres ecológicos en distintas escalas que observamos cotidianamente, algunos de los cuales se encaminan a sobrepasar niveles de peligrosidad elevados como el calentamiento global, tienen causas que están inscriptas en la lógica de funcionamiento del modo de producción capitalista. Este se caracteriza por la búsqueda de someter todas las esferas de lo social y lo natural a los requisitos el aumento permanente de la ganancia.
La manera irrefrenable en la que el capitalismo dislocó el metabolismo socionatural, se ha vuelto quizás una de las muestras más contundentes de la necesidad de superar este modo de producción. Su continuidad se ha vuelto una amenaza para la supervivencia de la humanidad y de muchas otras especies. La seguidilla de eventos disruptivos, vinculados muchos de ellos al cambio climático, pero también a otros trastornos ambientales que produce la dinámica desquiciada de la acumulación, plantean con urgencia la necesidad de activar los “frenos de emergencia”.
En este artículo presentamos una mirada sobre los planteos decrecionistas como respuesta a los desastres ambientales producidos por el capitalismo, e interrogamos sus propuestas desde una perspectiva ecosocialista revolucionaria.
La reconocida intelectual norteamericana Nancy Fraser desentraña en El capitalismo caníbal las múltiples dimensiones en las que este orden social está fagocitando cualquier posibilidad de reproducir otra cosa que no sea la barbarie.
Kohei Saito viene rastreando, en los trabajos publicados, manuscritos y anotaciones de Karl Marx, la evolución de su pensamiento sobre la manera en que el desarrollo del modo de producción capitalista produce alteraciones profundas en el metabolismo entre la sociedad y la naturaleza.
Mientras Rusia viene acumulando algunos serios reveses en su invasión a Ucrania, una guerra a la que ingresó pensando que ganaba por afano y en tiempos cortos, en este artículo dirigimos una mirada al lugar que ocupa el país que gobierna Putin en la jerarquía internacional, y cómo el resultado de la guerra puede redefinirlo.
Si bien la guerra en Ucrania no es aún un choque militar directo entre grandes potencias, marca un peligroso acercamiento en ese sentido.
En la semana que pasó, mientras Xi Jinping despejaba los últimos impedimentos para prolongar su presidencia de manera indefinida, Evergrande escapó por tercera vez, en tiempo de descuento, a una cesación de pago de sus deudas. Pero las dificultades económicas, en el sector inmobiliario y más allá de él, se multiplican, y proyectan una sombra sobre las perspectivas para los próximos años.