Nació en
La Habana 24-02-1947.
Graduado de
contador (1967) y Licenciado en Periodismo (1972). Ha reportado numerosos
eventos internacionales celebrados en Cuba, Angola, Zambia, Mozambique, Libia,
Tanzania, Qatar, Zimbabwe, Sudáfrica, Alemania y Rusia. Fue corresponsal
permanente de Juventud Rebelde en Nicaragua y asesor de redacción del diario
Barricada en esa nación centroamericana entre 1985 y 1987. Ha obtenido varios
premios de periodismo.
Como investigador de la emigración cubana, viajó a
Estados Unidos en diferentes ocasiones. Entre sus obras aparecen:
La Emigración cubana en EE.UU., Descorriendo Mamparas; Miami, Dinero Sucio; Bendición Cubana en
Tierras Sudafricanas, Historias Secretas de Médicos Cubanos en África, y Cuba,
pequeño Gigante contra el Apartheid. Actualmente López Blanch labora como
comentarista internacional en el semanario Opciones de la editora Juventud
Rebelde, colabora con varias
publicaciones nacionales e internacionales como Rebelión, de España y es
Candidato a Doctor en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La
Habana
A lo largo de varios años Washington ha robado, bajo cualquier justificación, el capital que varios gobiernos del orbe, que no son afines a su política, han depositado en bancos estadounidenses.
Cuando prácticamente está por finalizar el año 2022, las dos principales locomotoras de Europa Occidental, Alemania y Gran Bretaña se hallan en una situación económica bastante engorrosa.
La visita que realiza el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez a la República de Argelia Democrática y Popular, es una prolongación de los lazos de hermanad que durante 60 años han unido a las dos naciones y que desde un principio fueron forjados por el líder de la Revolución, Comandante en Jefe Fidel Castro y los dirigentes argelinos.
Con las abundantes informaciones, sobre todo falsas, que aparecen constantemente en los medios de comunicación hegemónicos relacionadas con la operación militar especial lanzada por Rusia con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar a Ucrania, prácticamente se han querido borrar las desastrosas consecuencias que dejó Estados Unidos tras su abrupta retirada de Afganistán después de 20 años de invasión y ocupación
Es imposible que alguien en pleno juicio y con un elemental sentido de humanidad pueda pensar que no exista el bloqueo económico, financiero y comercial que durante más de 60 años Estados Unidos ha mantenido y reforzado contra Cuba. Los datos y hechos son abrumadores.
Ucrania se convirtió en dos principales vertientes para Estados Unidos y Europa Occidental: punta de lanza para tratar de destruir a la Federación Rusa y en campo de prueba para probar todo tipo de armamentos que recibe (en parte operados por especialistas de la OTAN) y cuyo costo Kiev deberá pagar en un futuro.
En horas de la tarde del 22 de octubre de 1962, Fidel ordenó el estado de alarma de combate para todo el país, y al llamado de la Revolución y del Comandante en Jefe se movilizaron 400 000 combatientes. Se vivía así un suceso que colocó al mundo al punto de una conflagración planetaria.
Con el apoyo directo a Ucrania para que mantenga una prolongada guerra contra Rusia, Estados Unidos hasta ahora ha logrado dos de sus objetivos: que los países de Europa Occidental se conviertan en súbditos de su política, y a la par debilitar la economía de esos países al eliminar futuros contrincantes económicos que den al traste con su pretendido mundo unipolar.
La reapertura de la frontera colombo-venezolana el pasado 26 de septiembre ha sido un relevante triunfo político, económico y para la paz entre los dos países, hecho que ha sido minimizado por los grandes medios de comunicación occidentales que ansían mantener las tensiones en esa zona en aras de afectar a la Revolución Bolivariana.
Los bloques económicos, políticos y comerciales que han surgido en las dos últimas décadas están poniendo en jaque al sistema imperial dominado por Estados Unidos, el cual se había fortalecido después del derrumbe de la extinta Unión Soviética a finales de l991.