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El gobierno de Lenín Moreno, aprovechando vilmente la pandemia profundizó la crisis, a través, de políticas económicas, aprobación de leyes y decretos que canalizaron las imposiciones del FMI, las alianzas para gobernar con los sectores empresariales y financieros, así como, la protección a los corruptos y evasores de impuestos.
Insistimos en el rechazo a las medidas económicas que afectan al pueblo ecuatoriano. Si el gobierno mantiene esta necedad los sectores organizados seguiremos en resistencia permanente como arma histórica de transformación.
En los territorios de los pueblos y nacionalidades indígenas las cifras reflejan un aumento de los casos de COVID-19, por ello, frente al abandono del Estado las comunidades indígenas permanecen en alerta permanente para frenar los contagios; solamente en la Amazonía ecuatoriana hasta el 3 septiembre se registraron 2911 casos confirmados y 92 fallecidos en el contexto de la pandemia.
Para el gobierno ecuatoriano la pandemia fue la oportunidad para radicalizar la agenda neoliberal, imponiendo leyes antiobreras y la ampliación del modelo extractivista depredador en nuestros territorios indígenas.
A tres meses del impacto de la pandemia, la situación se agrava en Ecuador con la supuesta “nueva normalidad” y las decisiones gubernamentales que debilitan aún más al sistema de Salud y generan más crisis con los recortes presupuestarios, leyes y ajustes de corte neoliberal que implican despidos masivos, desempleo, hambre y miseria.
El Gobierno viene implementando una política de ajuste desde el año 2017. La reducción del presupuesto de la salud pública ha sido de más de 300 millones de dólares, 34% en tres años. Esta fue la causa del desastroso manejo de la crisis sanitaria y de las miles de muertes sufridas por el pueblo ecuatoriano. No le mientan al país, el ajuste neoliberal no es a causa de la pandemia, es por la presión de las élites que aprovechan el escenario de confinamiento y deterioro económico para imponer las mismas medidas de ajuste que vienen impulsando hace años.
En el contexto de la crisis global por el Covid 19, donde más del 60% de la población no tiene pleno empleo, convocamos a una jornada de defensa de nuestros derechos desde nuestras casas bajo la consigna de aislados, pero no callados, organizándonos y sumándonos al cacerolazo, tuitazo y embanderamiento por la vida en conmemoración del 1 de mayo, para que se garantice la comida, medicina y el empleo para el pueblo.