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Las tropas israelíes bombardean provocando un desplazamiento civil que desborda las capacidades del país. Beirut Urban Lab denuncia que el objetivo de la destrucción masiva de edificios es evitar que las personas regresen a sus barrios y pueblos.
Los ataques de Israel han matado más de 2200 personas en Líbano en dos meses mientras desplazan a la fuerza las poblaciones de algunas de las grandes ciudades del país.
La ofensiva israelí contra el enclave palestino provoca impotencia y rabia en centenares de miles de refugiados en suelo libanés, que continúan exigiendo el cumplimiento de su derecho a regresar al territorio de la Palestina histórica.
El informador gazatí Ahmed Alnaouq atiende a El Salto desde su exilio en Londres para denunciar el genocidio que asegura que Israel está cometiendo en el enclave y señalar el papel occidental en las agresiones contra la población palestina.
La destrucción, el desplazamiento masivo y la incertidumbre que causan los bombardeos israelíes son la última tragedia contra una población civil que desde el establecimiento de Israel ha sufrido guerras, ocupaciones y hostilidades militares.
La violencia impune de las tropas israelíes, el miedo, la humillación y la falta de perspectivas de futuro impulsan a la juventud de este y otros campos de refugiados en la Cisjordania ocupada a la lucha armada.
La población del campo de refugiados palestinos más grande de Líbano intenta preservarse de la violencia que comenzó el pasado sábado y ha dejado ya al menos 13 víctimas mortales.
Abu Mohamed tenía seis años cuando, en mayo de 1948, se fundó el Estado de Israel. A sus 81 años, desde el Líbano, recuerda su infancia en Palestina, donde varias generaciones de refugiados siguen soñando con regresar a casa
La invasión de la mezquita de Al Aqsa por parte de ejército y colonos israelíes supone un episodio más en la escalada de violencia del gobierno de un Netayahu expuesto a las críticas por su golpe contra el poder judicial.
Los movimientos de protesta en la capital tunecina y en Khartoum lamentan verse de nuevo bajo el yugo de líderes totalitarios a pesar de las transiciones democráticas que impulsaron.