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El trigo HB4, de la empresa Bioceres, es resistido en el campo y la ciudad por numerosos motivos. Uno de ellos es el patentamiento de la semillas. Mientras las multinacionales del agronegocio presionan para modificar leyes y cobrar regalías, organizaciones de productores, campesinos e indígenas defienden el derecho al uso propio de las semillas y alertan sobre la pérdida de biodiversidad y soberanía alimentaria.
El sector privado y los gobiernos impulsan la producción, compra y venta de «créditos de carbono», un mercado donde las empresas contaminantes prometen compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero con proyectos que absorban o remuevan carbono. Organizaciones y comunidades advierten que no benefician al ambiente y, por el contrario, tienen impactos negativos. La crisis climática y sus falsas soluciones.
El modelo de agronegocio tiene directa relación con la vulneración de leyes y derechos. Una muestra es la aprobación del primer trigo transgénico del mundo: con «estudios» de la propia empresa, confidenciales, y sin cumplir las normas que protegen la salud y el ambiente. Un muy pequeño grupo de personas, todas impulsoras del sector empresario, deciden a espaldas de millones, que son las afectadas.
Rechazado por las grandes alimenticias, el trigo HB4 se consume en panaderías y minoristas
El Centro de Exportadores de Cereales (CEC), conformado por las grandes empresas de agronegocio, denunció ante la Justicia Federal irregularidades y falta de transparencia en la aprobación del trigo HB4 de la empresa Bioceres. Afirma que no se tuvo en cuenta el riesgo comercial que implica liberar un transgénico que es rechazado por los principales mercados internacionales.
Investigadores del Conicet y de tres universidades confirmaron, por primera vez, que los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio se mezclan con facilidad en el ambiente y generan un nuevo contaminante. Producen severas consecuencias en los anfibios (indicador de lo que podría pasar en humanos). El glufosinato, prohibido en la Unión Europea, se utiliza en el trigo transgénico.
El Relator sobre el Derecho a la Alimentación de la ONU, Michael Fakhri, denunció que la Cumbre responde a los intereses de multinacionales que son, en gran parte, responsables de la crisis alimentaria. En una entrevista con Tierra Viva, advirtió sobre los posibles impactos en los territorios y propuso alternativas. La agroecología como herramienta de cambio.
El trabajo “Cuerpo-Territorio” da cuenta de diez problemas ambientales de Argentina y Sudamérica y sus impactos en la salud. Agronegocio, incendios, feedlots, megaminería, explotaciones forestales y fracking, entre otras actividades, y sus consecuencias sanitarias.
Rechazaron el estudio de impacto ambiental de la multinacional en la localidad de Malvinas Argentinas. «Estamos muy contentos con esta noticia. Pero no vamos a estar tranquilos hasta no escuchar al Gobernador decir que Monsanto se va de Córdoba», afirmó Sofía Gatica, vecina emblema de la lucha contra la empresa. La Comisión Técnica Interdisciplinaria, dependiente […]