M. J. Arias

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No han necesitado una olla con agua hirviendo. Ni siquiera han llegado a la lonja o la pescadería. La bajada de la marea y la exposición a temperaturas inusualmente altaspara la costa californiana como consecuencia de una ola de calor han bastado para que un muchos mejillones sean descubiertos por los investigadores de la zona abiertos y cocidos