Escritor y politólogo de origen
argentino. Actualmente radicado en Guatemala
Artículos
“Lo más importante que podemos hacer para fortalecernos frente a China es ver a Rusia derrotada en Ucrania. Porque Rusia y China son aliados, y debilitar a Rusia debilita a China. Quiero decir que ser capaces de asignar una cantidad equivalente a alrededor del 5% de nuestro presupuesto militar cada año es probablemente el mejor gasto en defensa nacional que creo que hemos hecho nunca. No estamos perdiendo ni una sola vida en Ucrania, y los ucranianos están luchando heroicamente contra Rusia. Así que estamos reduciendo y devastando el ejército ruso por muy poco dinero. Una Rusia debilitada es algo bueno”.
Mitt Romney, senador republicano por Utah, Estados Unidos
Psicología: ciencia de la conducta, del comportamiento humano. Esa escueta definición dice mucho, quizá demasiado. Es la ciencia o, digámoslo más claramente, es la pretensión de constituirse en un saber riguroso, científico, que pueda dar cuenta de por qué somos como somos, de por qué actuamos como actuamos. Surgida ya como tal en la segunda mitad del siglo XIX en Leipzig, Alemania, con los estudios de Wilhelm Wundt y su introspeccionismo, pero trayendo tras de sí una milenaria preocupación por la forma de actuar de los seres humanos, no ha parado de desarrollarse desde entonces, estando presente hoy día en numerosos campos: la psicopatología, la publicidad, la educación, el ámbito militar, el deporte, la orientación vocacional, la selección y manejo de recurso humano, la práctica forense.
Se dice machaconamente que “el pueblo votante es el soberano”. Absurda mentira que se nos ha impuesto a base de interminables repeticiones. Desde hace dos siglos, con el advenimiento de las llamadas “democracias” -Estados Unidos, Francia e Inglaterra tomando la delantera-, las potencias dominantes del mundo impusieron la democracia representativa como el supuesto punto máximo de desarrollo en la dimensión política de las sociedades.
En agosto se cumple un nuevo aniversario de las masacres de Hiroshima y Nagasaki. Es este el crimen más horrendo de la historia. Sucede que, como lo realizó la potencia intocable de Estados Unidos, de momento no puede ser juzgado. Por el contrario, en la derrotada Alemania, los ganadores de la guerra, encabezados por el país americano, sí se permitieron juzgar los crímenes de los nazis en Nuremberg.
Los expertos ya hablan de una nueva era geológica: el Antropoceno, un período marcado por la acción humana que está cambiando el medio natural, al alterar en forma muy negativa las condiciones de vida del planeta, tanto que podrá hacer imposible la sobrevivencia si no se modifica el curso de los acontecimientos.
Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, las potencias ganadoras (las capitalistas, y también la entonces Unión Soviética, socialista) impulsaron una organización internacional con el propósito de fomentar la paz y el desarrollo entre todos los países. La totalidad de Estados que conforman la comunidad internacional pasó a formar parte de la Organización de Naciones Unidas, habitualmente conocida en español por su sigla ONU.
Cuando nuestros ancestros descendieron de los árboles y comenzaron a caminar en dos patas, por vez primera en la historia fabricaron un objeto, un elemento que trascendió la naturaleza. Ese inicio de la humanidad estuvo dado, nada más y nada menos, que por la obtención de una piedra afilada; en otros términos: un arma. Podríamos preguntarnos entonces: ¿es que la historia de nuestra especie está marcada por ese comienzo? ¿Las armas están en el origen mismo de lo humano?
“Si votar sirviera para cambiar algo, ya estaría prohibido”