Escritor y politólogo de origen
argentino. Actualmente radicado en Guatemala
Artículos
Se dice machaconamente que “el pueblo votante es el soberano”. Absurda mentira que se nos ha impuesto a base de interminables repeticiones. Desde hace dos siglos, con el advenimiento de las llamadas “democracias” -Estados Unidos, Francia e Inglaterra tomando la delantera-, las potencias dominantes del mundo impusieron la democracia representativa como el supuesto punto máximo de desarrollo en la dimensión política de las sociedades.

En agosto se cumple un nuevo aniversario de las masacres de Hiroshima y Nagasaki. Es este el crimen más horrendo de la historia. Sucede que, como lo realizó la potencia intocable de Estados Unidos, de momento no puede ser juzgado. Por el contrario, en la derrotada Alemania, los ganadores de la guerra, encabezados por el país americano, sí se permitieron juzgar los crímenes de los nazis en Nuremberg.

Los expertos ya hablan de una nueva era geológica: el Antropoceno, un período marcado por la acción humana que está cambiando el medio natural, al alterar en forma muy negativa las condiciones de vida del planeta, tanto que podrá hacer imposible la sobrevivencia si no se modifica el curso de los acontecimientos.

Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, las potencias ganadoras (las capitalistas, y también la entonces Unión Soviética, socialista) impulsaron una organización internacional con el propósito de fomentar la paz y el desarrollo entre todos los países. La totalidad de Estados que conforman la comunidad internacional pasó a formar parte de la Organización de Naciones Unidas, habitualmente conocida en español por su sigla ONU.
Cuando nuestros ancestros descendieron de los árboles y comenzaron a caminar en dos patas, por vez primera en la historia fabricaron un objeto, un elemento que trascendió la naturaleza. Ese inicio de la humanidad estuvo dado, nada más y nada menos, que por la obtención de una piedra afilada; en otros términos: un arma. Podríamos preguntarnos entonces: ¿es que la historia de nuestra especie está marcada por ese comienzo? ¿Las armas están en el origen mismo de lo humano?
“Si votar sirviera para cambiar algo, ya estaría prohibido”