Noé Felipe Bastías

Artículos

El adultocentrismo de la escuela del ránking, adultocentrismo de la razón desencarnada, razón logicizante de emociones, sentimientos, cuerpos y cerebros infantiles y juveniles, no es capaz de advertir que hay un hastío juvenil áulico que, como jugando a las escondidas, y desde la razón sintiente, y luego de décadas de ser invisible para el adultismo, hace ya tiempo que grita al interior de las aulas “¡un dos tres por mí y por todos mis compañer@s!”. ¡Por favor!

Escoltados por monaguillos, por monigotes y por lógicas de matonaje, una patota de fariseos y sumos sacerdotes recalcitrantemente pinochetistas y negacionistas –vox dei para la secta del 20% del Rechazo- rasgan hoy vestiduras por unas metáforas de una canción infantil con que la institución que usted prestigia y dirige intenta visibilizar los derechos humanos históricamente invisibilizados y vulnerados de cientos de niñas, niños, niñes y adolescentes en nuestro país.

Carlos Peña, congraciándose con quienes mutilaban impunemente a un pueblo indefenso, aseguró al mundo, hace exactamente un año atrás, que esos seres humanos que exigían dignidad en las calles de Chile no eran más que “pandillas desordenadas”.