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El viejo refrán al que hago referencia en el título de este artículo lo traigo a colación a propósito de las interrogantes surgidas respecto al qué esperar del nuevo presidente de Estados Unidos Joe Biden.
Tras un año de un gobierno de facto, que surgió tras el proceso golpista que obligó a renunciar al ex presidente Evo Morales, por falsas acusaciones de fraude en las elecciones de octubre del año 2019, tomó posesión este 8 de noviembre del año 2020, como nuevo presidente de la República Plurinacional de Bolivia, el economista Luis Arce Catacora y su vicepresidente David Choquehuanca

El escenario electoral estadounidense, mostró la extrema polarización que vive Estados Unidos, que aún no define el ganador entre el actual presidente, el republicano Donald Trump, y el candidato opositor Joe Biden del Partido Demócrata ante la necesidad de contar millones de votos emitidos por correo y que pueden cambiar el giro de esta contienda.
Apenas una hora y minutos después del cierre de las mesas electorales en el país, el presidente chileno Sebastián Piñera, acompañado de su mayoritaria plana de ministros se presentó ante los medios de información, con la imagen más lúgubre que ha tenido la derecha en los últimos años.

La Organización de Estados Americanos (OEA) definida por el fallecido comandante Fidel Castro, como el ministerio de colonias de Estados Unidos ha demostrado, sobre todo bajo la secretaria general presidida por el uruguayo Luis Almagro, que es una entidad que debe desaparecer por su sometimiento a la Casa Blanca y la nula confianza que genera en gran parte de los países latinoamericanos.