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Estados Unidos concibe la lucha contra el terrorismo y el extremismo internacional, esto bajo su propia conceptualización, como una herramienta, para dar curso y concretar sus intereses geopolíticos.
Tomando en consideración las múltiples dificultades que afronta el mundo, acrecentadas en el marco de la pandemia por el Covid 19, que ha generado una crisis sanitaria de proporciones y con ello una crisis económica global; las esperanzas que este panorama hubiese alentado un cambio en las relaciones internacionales ha sido simplemente una vana esperanza.
Señalé, en la primera parte de este artículo, algunas ideas relacionadas con el sionismo que permiten visualizarlo como una ideología que constituye un peligro mortal, para el pueblo palestino en particular y los pueblos de Asia Occidental en general, sin dejar de tener en cuenta que la influencia de esta visión de mundo en su unión con el imperialismo constituye una amenaza global.
Estados Unidos de América, cuyo mito político, creído y vendido así, supone ser referente democrático, cultural, político y económico para el mundo, sufre una severa crisis, incluso de legitimidad como arquetipo, en su propia sociedad.

El sionismo, ideología y visión de mundo que enmarca la vida de la entidad israelí ha sido equiparada, acertadamente, con el racismo en general y con el desaparecido apartheid sudafricano en particular, por tanto se ha llamado a su eliminación, entendiéndola como una forma de discriminación racial.
El sionismo y sus cómplices representan un peligro para la humanidad. Su conducta, violatoria del derecho internacional, dotada de una política exterior agresiva, que se funda en supuestos mitos de superioridad deben ser combatidos en todos los frentes.
En la primera parte de este trabajo señalé la presencia de una serie de valores, creencias y tradiciones en Estados Unidos, que por su importancia, es fundamental profundizar para entender así, no sólo la conducta de esa sociedad y sus grupos de poder en política interna, sino como ella se manifiesta en el plano externo.

En la zona de El Guarguerat, al sur de los territorios ocupados saharauis, en el límite con Mauritania, se expresó en estos días la voluntad de lucha y la dignidad del pueblo saharaui, impidiendo el uso de la zona, tanto por las tropas ocupantes de Marruecos como por empresas de ese país, que usan la brecha de El Guarguerat como sitio de comercio ilegal e incluso tráfico de drogas para distribuir al sur del continente africano.