Artículos
Mencioné, en la primera parte de este trabajo, que los hechos que propiciaron la denominada lucha anticomunista, derivada de las consecuencias de la SGM, dieron paso a iniciativas políticas, comunicacionales e incluso militares, en el ámbito de lo que gobiernos como el estadounidense y sus aliados llamaron “la defensa de la democracia” como solían designar, la pugna llevada a cabo contra el bloque soviético.
Existen conceptos, asumidos por políticos, dirigentes y líderes de ideologías mesiánicas y supremacistas, que sirven para sostener una doctrina de dominio, colonización y ocupación de territorios o ejercer determinada hegemonía sobre otros pueblos, basado en la idea de un Destino Manifiesto, bajo la consideración de ser un ilusorio pueblo elegido, que les daría potestad sobre una tierra prometida por un Dios exclusivo y excluyente. En este marco es posible situar tanto al imperialismo estadounidense como al sionismo.
Resulta inaceptable que Estados Unidos, que favorece la prórroga del embargo de armas contra Irán y que acusa a la nación persa de atizar el conflicto en la región, sea el mayor proveedor de armas de regímenes como Israel, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, entre otros.
El conflicto entre el pueblo mapuche y el Estado chileno continúa representando la contienda territorial más antigua del continente americano.
Como la letra de aquel viejo tango cantado por Carlos Gardel, en una paráfrasis adecuada, el gobierno chileno, presidido por el empresario Sebastián Piñera, está ahora “cuesta abajo en su rodada” bajo una crisis social, sanitaria, económica y política.
La autodenominada Comunidad Judía de Chile (CJCH) se reunió en Santiago de Chile, el pasado 28 de agosto, con el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno chileno, Andrés Allamand, para hacer una serie de exigencias políticas, como parte de orientaciones cuyo origen se encuentran en Israel.
Aviones de guerra estadounidenses, en espacio aéreo sirio, en una conducta de acoso, contra un vuelo de una línea comercial iraní, mostraron el desprecio al derecho internacional y los derechos humanos, al ejecutar acciones propias del papel de pendenciero internacional que Estados Unidos se arroga en cada parte donde su presencia genera inestabilidad, muerte y destrucción.