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Sobre votos, anhelos, esperanzas y realidades

Fuentes: Rebelión

Sudamérica, en tres de sus países, tuvo sendas jornadas electorales. Elecciones presidenciales en Perú y Ecuador, unido a sufragios para elegir gobernadores en Bolivia; específicamente en cuatro de las nueve gobernaciones donde la elección de su máxima autoridad departamental no había sido definida aún.

Son elecciones que se caracterizan por la alta radicalización de posiciones, el uso de enormes recursos económicos, financieros, políticos y mediáticos por parte de aquellos sectores ligados a las oligarquías criollas y que además suelen ser analizadas en función de miradas europeístas, del tipo “búsqueda del ideal democrático representativo” que ni siquiera en esas democracias en crisis son capaces de profundizar el valor de la participación social y las necesidades de resguardo de los derechos de gran parte de su población. Y hablo de este tipo de visón, que impone análisis mediáticos en el ámbito global, empujando al propio análisis local a tomar como suyas ideas nacidas en otras geografías, otras realidades y otros enfoques (1) en analistas de tipo yanaconas e incluso de políticos que llevan el sello d ela maldición de Malinche como es el caso de Yaku Pérez capaz de traicionar todo origen y principio moral con tal de satisfacer a sus patrones ocasionales o soñar con que alguna vez tendrá la oportunidad de acceder a la presidencia.

Consultado por nuestro portal www.segundopaso.es el analista y académico de la Universidad Nacional San Martin de Buenos Aires, Enzo Girardi respecto a esta línea de análisis señala que “predomina en la Academia y entre los comunicadores (N.A convertidos en voceros de visiones estereotipadas) una mirada eurocéntrica, prejuiciosa, que al momento de juzgar nuestras experiencias democráticas ignora los particularismos culturales y de trayectoria históricas de nuestras sociedades, Por eso y más allá de sus peros el tan denostado populismo viene a expresar entre nosotros, los latinoamericanos, genuinas y necesarias experiencias de expansión de las fronteras de la representación y la participación política”.

Bolivia
En el caso boliviano El MAS (Movimiento al Socialismo) ya había alcanzado la victoria en tres gobernaciones (Cochabamba, Oruro y Potosí) y en 240 de las 336 alcaldías del país. El movimiento autonomista CREEMOS del ultraderechista y Luis Fernando Camacho alcanzó la Victoria en Santa Cruz y en Beni lo hizo el movimiento tercer sistema presidio por Alejandro Unzueta, mostrando la división ya clásica de este país entre los intereses políticos de la llamada media luna oriental y la zona altiplánica. Este domingo 11 de abril Bolivia dio curso a la segunda vuelta de las elecciones regionales en los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Pando y Tarija. Evento que debió celebrarse en virtud, que en la primera ronda electoral, llevada a cabo el día 7 de marzo pasado (en el marco de las elecciones regionales y municipales) ninguno de los candidatos logró obtener más del 50 por ciento de los votos o más del 40 por ciento con 10 puntos de diferencia sobre la segunda candidatura más votada. Tal hecho obligó a este nuevo proceso con todos los resguardos sanitarios en plena pandemia, con voto obligatorio pero que tuvo un alto nivel de abstención.

Los resultados definitivos, según la ley electoral boliviana deben ser notificados en el plazo de una semana pues los gobiernos regionales tienen prevista su instalación el día 3 de mayo. Los competidores de la jornada del pasado domingo 11 de abril fueron: por la gobernación de La Paz, Franklin Flores, del MAS, y Santos Quispe, de la alianza Jallalla. En el caso de Tarija Álvaro Ruiz, del MAS, y Óscar Montes, de Unidos por Tarija. Chuquisaca enfrentó a Damián Condori Herrera, de Chuquisaca Somos Todos, y Juan Carlos León, del MAS. Y, finalmente por Pando, Regis Richter, del MTS, y Miguel Becerra, del MAS. Las cifras exhibidas hasta ahora y entregadas por el Tribunal Supremo Electoral, en los cuatro departamentos mencionados anteriormente, muestran ventaja de los candidatos opositores.

Estos son los cuartos comicios celebrados en esta época de pandemia y desde el gobierno de Luis Arce se ha alentado, no sólo participación sino también la clara preferencia por los candidatos que representan la línea política del MAS, aunque ello haya resultado estéril. Comicios que permitieron también al mandatario boliviano, emitir severas críticas a la presencia de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) presidida por el uruguayo Luis Almagro y que se ha caracterizado por su apego a la línea anti-gobiernos progresistas, en concordancia con el llamado Grupo de Lima, que recibe las orientaciones desde la Casa Blanca.

“Nosotros mantenemos nuestra posición, sostuvo Arce, tras emitir su voto y somos muy críticos al papel que ha jugado la OEA en el golpe de Estado dado en noviembre del año 2019″. Igualmente se criticó, desde la figura de Evo Morales que la justicia haya estado “muy rezagada” permitiendo que ex integrantes del gobierno de facto de Jeanine Añez y opositores al MAS, acusado de golpistas hayan sido elegidos en gobernaciones y alcaldías “»Si la Justicia en diciembre del año 2020 hubiera detenido a los golpistas no habría Camacho como gobernador. No habría Iván Arias ni Manfred Reyes Villa alcaldes», aseveró Morales, durante un evento de las federaciones cocaleras de Cochabamba (2). La meta planteada por Morales en marzo pasado no se cumplió, ya que del total de 9 gobernaciones el MAS sólo ha obtenido 3 y no las 8 deseadas. Un panorama que tensionara las relaciones entre el oriente y el occidente y sobre todo debilita la estructura gubernamental en orden a imponer líneas de acción de desarrollo común.

Perú

En julio del año 2020, el ex presidente de Perú, Martin Vizcarrra convocó a elecciones generales en el país andino, refrendadas por el actual mandatario Francisco Sagasti, destinadas a elegir presidente de la república, dos vicepresidentes, 130 congresistas (que deben asumir sus cargos el próximo 27 de julio) y cinco legisladores, para el llamado Parlamento Andino. 25 millones de peruanos convocados a elegir en la más atomizada de las elecciones presidenciales que ha tenido Perú en los últimos años. Un gobernante peruano, que deberá ejercer su mandato entre julio de este año 2021 y julio del año 2026. La realidad de las elecciones en el país incaico mostró, en general un escenario con cierto cambio de nombres y donde las agrupaciones y movimientos políticos – con algún rostro nuevo – han sido las mismas de las dos últimas elecciones.

Para el analista Julio Roldán “Una característica central que une a todos los grupos políticos y sus candidatos, en el aspecto socioeconómico, es la defensa del sistema capitalista. Nadie cuestiona la raíz de este, que es causa de todos los problemas fundamentales del pueblo. Sus divergencias son, básicamente, en torno al ‟modelo” económico a seguir. Con diferencias más o diferencias menos, unos defienden el libre mercado o la libre empresa y los otros, también con diferencias, defienden la regulación del mercado a través de la participación estatal” No existe una visión, un discurso y un llamado a cambios medulares en Perú aunque alguno d ellos candidatos, den el escenario de las verbalizaciones aparenten la necesidad de esos cambios.

Elecciones desarrolladas en un escenario de enorme incertidumbre, oír su parte, Perú en un marco de multiplicidad de candidatos a la presidencia (con un récord de 18 candidatos) que busca elegir a un mandatario que de curso a algo de estabilidad en un país que en los últimos cinco años ha tenido cinco mandatarios que no han podido cumplir su mandato, están procesados, se han suicidado o están fugados y protegidos por regímenes como el sionista que es el caso del ex presidente Alejandro Toledo. Para el académico de la Universidad Nacional de San Martin de Argentina Enzo Girardi analista político y especialista en temas de política latinoamericana, consultado por nuestro portal segundopaso.es señala que “la situación en Perú, tomando en cuenta toda la crisis presidencial, las acusaciones de corrupción, crisis institucional, corrupción, entre otros elementos, adquiere ribetes inéditos. Existe una crisis de partidos de tal envergadura, que cada elección parece ser una elección directa. Crisis de representación y de intermediación política”

Perú, en forma clara y evidente está dominada política, económica e ideológicamente por lo que se denomina “las fracciones tradicionales” vinculadas a la vieja oligarquía y que en el plano de las comunicaciones tiene, en los conglomerados mediáticos La República y El Comercio la expresión de ese poder. Estilo La Nación y Clarín en Argentina o El Mercurio y La Tercera en Chile. Johnny Lezcano, George Forsyth, Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga son la expresión nominal de esa oligarquía. Y, en ese escenario resultó toda una sorpresa (catalizado por la atomización del voto) el que Pedro Castillo, de Perú Libre, profesor y sindicalista vinculado a la izquierda peruana entre de lleno a competir en el ballotage contra Keiko Fujimori el próximo mes de junio. Una hija del ex dictador peruano que logró, según el 85% de las actas procesadas en datos entregadas por la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales) el segundo lugar con un 13,19% de los votos, que representa a 1.645.000 electores. En tercer lugar arribó el ultraderechista Hernando Soto Polar quien obtuvo un 12,57% y el militante del Opus Dei, practicante del celibato y la mortificación como signos de virtud, y considerado el más conservador de los candidatos que se presentó a estas elecciones, Rafael López Aliaga con un 12,01%

Tras conocer los resultados electorales el pasado domingo, Pedro Castillo Terrone, candidato del Partido Político Nacional Perú Libre que obtuvo el 18,57% de los votos (algo más de 2.315.000 electores) -que se define como un partido de izquierda socialista, marxista y mariateguista, que dejó atrás a personajes más conocidos como Marco Arana y Verónica Mendoza sostuvo “Querido pueblo peruano, queridos compatriotas, queridos maestros del Perú, en primer lugar quisiera saludar a los pueblos más olvidados de mi patria, saludar a los hombres y mujeres que están en el último rincón del país, saludar a quienes están allá en los rincones de la patria donde no hay presencia del Estado”.

“Hoy al pueblo peruano se le acaba de quitar la venda de los ojos” afirmó Castillo quien tiene un duro bregar y que ha comenzado a ser atacado con toda la artillería de la derecha y el centro político peruano, acusándolo de ser un líder radical, sometido a las exigencias del gremio de profesores (el más numeroso del país con 500 mil asociados) e incluso por el acercamiento que ha tenido con movimientos, que buscan la libertad para el líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán y los clásicos sellos respecto a considerarlo pro chavista. Nada nuevo bajo el sol. La demonización de Castillo no espero ni siquiera que terminara su breve celebración al sostener, desde diversos sectores, que si llega ser elegido se modificara la constitución peruana dándole protagonismo a un Estado que no ha sido reestructurado y donde se plantea, incluso, la nacionalización de empresas mineras y otras de la industria estratégica ligada a los hidrocarburos, industria gasífera, hidroenergía y el campo de las comunicaciones.

Consultado por nuestro portal www.segundopaso.es el analista político chileno y profundo conocedor de la política interna peruana, Esteban Silva señaló que “la alta votación obtenida por Pedro Castillo expresa la voluntad popular por terminar con el modelo neoliberal y así encarar la crisis que vive Perú. Castillo tiene una larga trayectoria de lucha antineoliberal, desde las regiones y es apoyado por movimientos sociales y populares regionales y fuerzas de izquierda emergente. Su crítica a las elites político-empresariales y al modelo neoliberal imperante, junto a sus propuestas para hacer frente a la crisis que sacude al Perú, ha sido articulada en torno a la convocatoria a una asamblea nacional Constituyente que permita recuperar la soberanía popular, elaborar una nueva constitución y de esa forma permitir a los peruanos sentar las nuevas bases para la recuperación de su soberanía económica, productiva, territorial, alimentaria y cultural”.

Está por verse si la dicotomía política en Perú seguirá siendo entre fujimorismo y antifujimorismo lo que representa un pesado lastre o definitivamente la posible unión entre Castillo, Mendoza, Yonhy Lezcano y Arana, junto a otras fuerzas de izquierda, es capaz de disputarle el poder a una derecha que ha gobernado sin contrapeso en las últimas décadas.

Ecuador

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador – la primera se efectuó en formato de elecciones generales, el pasado 7 de febrero donde además se eligieron los representantes al Congreso nacional y al parlamento andino – se impuso Guillermo Lasso, el candidato de la coalición de derecha CREO (Movimiento político Creando Oportunidades) y Partido Social Cristiano con el 52.48%. El candidato progresista de la Coalición Unión Por la Esperanza (UNES) Andrés Arauz obtuvo 47.52% de los votos. Una derrota de la fórmula Arauz – Rabascal que ha calado hondo. » No es un final, es un comienzo sostuvo el derrotado candidato Andrés Arauz » gracias a todos por su apoyo» por su parte el ex presidente Rafael Correa confesó » Sinceramente creíamos que ganábamos pero nuestras proyecciones eran erradas. Suerte a Guillermo Lasso, su éxito será el de Ecuador. Solo le pido que cese el lawfare que destruye vidas y familias» (3)

Desde mi análisis creo que Arauz se equivoca al sostener que «la derrota fue un traspié electoral pero de ninguna manera es una derrota política y moral. Invito a Lasso que se respete el estado de derecho ya que el odio no construye donde no es posible aceptar que una forma distinta de pensar se convierta en un estigma”. Fue, indudablemente, una derrota política, severa, que concreta no sólo un clima de división sino la necesidad de una profunda revisión de los que ha sido hasta ahora la política opositora del correísmo. Lo de moral es discutible pues la batalla se dio, se luchó con fuerza y convicción, lo importante es no desmoralizarse. Si bien es cierto las fuerzas políticas ligadas al ex presidente Correa tienen un gran número de congresistas (48 en total) frente a los 12 de CREO y 19 del partido Social Cristiano, la división política ecuatoriana obligará a buscar ciertos mecanismos de consenso, so pena de ver, a los pocos meses una crisis política y económica que signifique la ruptura democrática.

Las palabras de Arauz reflejan en toda su magnitud la derrota a manos de la derecha y de sectores indigenistas, que se inclinaron por el multimillonario derechista, para impedir el triunfo de quien se supone representaba las aspiraciones más cercanas a los sectores más desposeídos de la población ecuatoriana. Arauz llamó a construir consensos y tender puentes. Una línea de trabajo compleja y hasta utópica en el marco de una sociedad ecuatoriana profundamente polarizada «pero también es la hora de organizarse, señaló Arauz y continuar trabajando para impedir toda política que ataque los intereses del pueblo ecuatoriano y beneficie a las élites económicas» un claro dardo precisamente a quien simboliza la realidad y presencia de las elites del país sudamericano como es el banquero Guillermo Lasso.

Con el 97,5% de las actas escrutadas el candidato de la Alianza CREO, el banquero multimillonario y por tercera vez aspirante a la presidencia Guillermo Lasso lideró los resultados y asumirá el próximo 24 de mayo, propinando un duro varapalo al candidato de Unión por la Esperanza, Andrés Arauz, que se presentaba en un escenario de critica al gobierno de Lenin Moreno, en una situación pandémica de dificultades y el que se supone el descrédito de Lasso como representante de los mayores males que ha tenido Ecuador, con grandes posibilidades de triunfar Una segunda vuelta que mostró en toda su dimensión el poder económico, financiero y mediático de la derecha ecuatoriana, que con líderes indígenas aliados a la derecha y un gobierno jugado enteramente por su apoyo a Lasso, derrotaron lo que se consideraba la herencia del correísmo y que desde el inicio de su campaña tuvo un escenario de frenos y ataques (4).

El poder oligárquico en Ecuador volvió a triunfar sobre las expresiones de representación popular, lo que obliga a esas fuerzas populares, incluyendo a vastos sectores del indigenismo a una mirada crítica y profunda del por qué Carondelet se ha vuelto a vestir vestido con los colores del empresariado ecuatoriano. Colores que se acompañan de verbo fácil y promesas que no se podrán cumplir: como es la promesa de Lasso de crear dos millones de empleos, expandir el sector agrícola a través del otorgamiento de préstamos de bajo interés, reducir progresivamente los impuestos sin salir del proceso de dolarización que vive Ecuador, tal vez se vea facilitada parte de estas promesas con dinero fresco que los aliados de Lasso podrán a disposición mediante organismos financieros internacionales. Es evidente que la profundización del modelo neoliberal neoliberal en Ecuador, las relaciones estrechas con Washington, ser parte del eje opositor a Venezuela serán líneas maestras del nuevo gobierno de Guillermo Lasso.

Prueba de esto lo constituye el primer intercambio de expresiones de «afecto» entre la auto proclamada marioneta política venezolana Juan Guaidó y el electo Guillermo Lasso. Un Guaidó que llamó al banquero ecuatoriano a otorgar apoyo político en su cruzada antichavista, ante lo cual Lasso señaló en un Twitter de su autoría «Muchas gracias, Juan Guaidó por sus buenos deseos. Hoy es un gran día para la libertad en toda la región. Los venezolanos tienen todo nuestro respaldo para recuperar la democracia y nuestro cometido de aliviar la crisis humanitaria que enfrentan en el mundo» ¡ tamaña generosidad la de Lasso, que en lugar de ofrecer alternativas de solución en las cuales no sólo no están la cuales no está capacitado sino que debería centrarse y preocuparse de la mejora de las condiciones de vida de la población ecuatoriana, sujeta a cinco años de una administración desastrosa como es la llevada a cabo por Lenin Moreno.

La derrota de Arauz representa, con todos los bemoles que se puedan tener, un duro varapalo. Se pensaba que se trabajó fuertemente por el triunfo y el análisis debe profundizar en las razones de la gran diferencia entre Lasso y Arauz. Para Ricardo Patiño, ex canciller ecuatoriano bajo la presidencia de Rafael Correa «ahora no ganamos. El poder de la prensa en alianza con los grupos de poder nos derrotó esta vez. No desmayaremos en la lucha por los derechos ciudadanos» A las palabras de Patiño sumemos a un correísmo que tuvo que luchar, desde el inicio contra el poder mediático, representado por Teleamazonas, la estrategia electoral de Lasso de distanciarse del cuestionado Lenin Moreno (a pesar de ser su apoyo importante).

Como lo señala la analista Silvia Araña «Dado que el gobierno de Moreno por la catástrofe sanitaria de la pandemia, la desocupación, la destrucción del Estado es considerado el peor gobierno de la historia de Ecuador, el » distanciamiento» crear la percepción de que Lasso era lo opuesto de Moreno- fue clave. Al lograr crear esa percepción en un sector de la población, consiguieron los votos que les hacían falta para superar al candidato Arauz». Pero nada de esto es excusa, simplemente no se logró un triunfo que se creía asegurado en función de una visión de tensiones derecha – correísmo y donde creo que no se vislumbró con profundidad el factor indígena, que votó mayoritariamente por el banquero además de convocar a un voto nulo.

Además, no podemos olvidar hechos evidentes y objetivos: como el hecho que el binomio de UNES partió con desventaja, fue cuestionado por el Consejo Nacional Electoral y luego de varias tentativas lograron la aprobación final para su candidatura en clara provocación y freno al inicio de su campaña. A ello se sumaron las campañas sucias, como los videos falsos en los que supuestos integrantes del Ejército Liberación Nacional de Colombia entregaba dinero para la campaña de Arauz y parte de la política regional que lleva a cabo el gobierno de Iván Duque contra todo lo que huela a progresismo. Estos videos a pesar de su evidente falsedad, del montaje evidente de lo burdo de su edición fueron ampliamente difundidos por la prensa ecuatoriana y colombiana.

Finalizó en Ecuador una larga jornada electoral, un ballotage con menos denuncias que la primera vuelta, matizado por esa idea de tender puentes entre UNES y Lasso. Pero, es una calma aparente pues Ecuador es una sociedad sacudida por profundas necesidades. Una crisis económica, social y sanitaria, que a pesar de esa realidad ha preferido votar, en un 53,7% por aquel que representa justamente la desigualdad, la inequidad y las diferencias sociales. Una sociedad, además que en un 17% ha votado nulo por expreso consejo de sus líderes indígenas agrupados en la llamada confederación de nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) el Movimiento Pachakutik y otras organizaciones que en un 20% se abstuvieron de participar (a pesar del voto obligatorio). Lasso y Arauz hablan de desplegar plataformas de unión, que deberán ser fuertes, largos y con enorme capacidad de soportar las necesidades de 17 millones 500 mil ecuatorianos.

Un país que según las propias palabras del presidente electo “está en una compleja situación, sin liquidez – apenas un saldo de 400 millones de dólares, que representa el 20% del gasto mensual del gobierno. Un Estado cuyo gobierno que ha generado una deuda que llega al 63% del Producto interno bruto. Atraso en los pagos con municipios, prefecturas, sistema de seguridad social y con el propio banco Central” Ecuador, según Lasso tiene una deuda “a ojo de buen cubero” superior a los 80 mil millones de dóalres. Un barril de pólvora sobre el cual Lasso se sentará los próximos años. No fue una contienda tradicional la que vimos en Ecuador, un escenario donde el estado de derecho no operó y menos aún las garantías mínimas, para considerar que estábamos frente a una contienda en igualdad de condiciones, en materia de dinero, uso abusivo de los medios de información, la intervención crónica y vil de la OEA, de Washington y de todos aquellos poderes que se negaran, permanentemente, a aceptar un camino que no sea el signado desde Washington para nuestro continente.

Ha sido un mes de abril con enormes sorpresas en el plano electoral pero, donde queda en evidencia la necesidad de avanzar en materias de satisfacción de los derechos políticos, sociales y económicos de la población, no sólo en Bolivia, Ecuador o Perú, sino también en otros sitios como es el caso de Chile que el próximo mes de mayo enfrenta un enorme desafío desde el punto de vista del cambio constitucional, la elección de autoridades locales y gobernadores. El norte no puede seguir siendo el cambio, modificación o maquillaje de los modelos políticos y económicos que nos someten, sino que un cambio en el sistema, en lo medular, en la esencia y que permita, efectivamente que conceptos como el de democracia, participación, distribución de la riqueza, equidad, justicia, entre otros sean una realidad.

Notas:

1. Steven Levitsky: «En América Latina son gobiernos elegidos con los mecanismos de la democracia los que a veces tumban la democracia». https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-56657379. Una opinión que oculta el papel desestabilizador que cumplen las propias potencias occidentales, a la hora de la defensa de sus intereses corporativos, de sus empresas transnacionales y que impulsan a generar golpes y procesos de desestabilización, como lo hemos visto en Bolivia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Honduras, Paraguay, Ecuador, entre otros.

2. https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20210411-elecciones-bolivia-balotaje-cuatro-departamentos

3. Denominase lafware a la guerra judicial-mediática que se lleva a cabo por determinado sector político para destruir al mundo opositor. En Ecuador el lawfare desplegado contra el correísmo prácticamente destruyó el Estado de Derecho. Con una evolución particular en Ecuador, ha mostrado distintas fases y formas de aplicación desde 2017, cuando el Poder Ejecutivo, presidido por Lenin Moreno, impulsó la proscripción del movimiento político que lo llevó al Gobierno como parte de la disputa geopolítica regional de las derechas por la restauración neoliberal en sinergia con los intereses de Estados Unidos en la región. Los ataques contra el expresidente Rafael Correa fue la primera fase del lawfare, con una activa participación de los medios de comunicación y de un sector del Poder Judicial. Medio centenar de procesos judiciales con una condena a priori impuesta por periodistas, por las agencias norteamericanas y por el propio arco político-económico que consolidó una coalición de gobierno en torno a Moreno, con el Partido Social Cristiano (PSC) y la Alianza CREO, de Guillermo Lasso.

Esa primera fase concluyó con la proscripción política de Correa al ser sentenciado en un proceso judicial irregular llamado primero “Arroz verde” y posteriormente, con un nombre más mediático, “Caso sobornos”, luego de condenar al vicepresidente Jorge Glas a seis años de prisión. Sin embargo, esta persecución personal no acabó con el proyecto de la Revolución Ciudadana.

La permanencia de Correa en la escena política, con un respaldo de más de un tercio de la población, desencadenó una nueva fase de lawfare orientada a perseguir a la nueva generación de líderes y lideresas de la Revolución impulsando un “lawfare recargado” https://www.celag.org/lawfare-recargado-en-ecuador/

4. https://rebelion.org/gana-lasso-el-ballotage-en-ecuador/. Afirma Silvia Arana. «el binomio de UNES partió con desventaja, fue cuestionado por el Consejo Nacional Electoral y luego de varias tentativas lograron aprobación. A ello se sumaron las campañas sucias, como los videos falsos en los que supuestos integrantes del ELN colombiano entregaban dinero para la campaña de Arauz. Estos videos a pesar de haber sido burdamente realizados fueron ampliamente difundidos en la prensa ecuatoriana y colombiana.

Artículo Cedido por www.segundopaso.es