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El fracaso de la reunión de Potsdam de las cuatro grandes potencias comerciales la semana pasada sigue siendo el gran tema en los corrillos diplomáticos a orillas del lago Leman… pero no parece preocupar a nadie más.
Joseph Stalin, Harry Truman y Winston Churchill se reunieron en Potsdam, en las afueras de Berlín, entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945, para resolver los destinos del mundo. El resultado es conocido: Alemania y Austria fueron divididas entre los cuatro vencedores de la Segunda Guerra Mundial (aunque no estaba presente, el general Charles de Gaulle consiguió un pedazo del Reich y un sitio en las futuras mesas de los «cuatro grandes»). Europa quedó dividida en dos por lo que luego se convertiría en la «cortina de hierro» y los criminales de guerra serían juzgados, estableciendo el principio del fin de la impunidad.
La trigésimo tercera reunión presidencial del Grupo de los Ocho (G-8) la semana pasada en la costa alemana del Báltico no tuvo ningún resultado memorable, pero tal vez pase a la historia como la ocasión en que los líderes del Sur se hastiaron de ser marginados y resolvieron crear su propio ámbito político.
Los gobernantes de (en orden alfabético) Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y Rusia se reúnen en estos días en el balneario alemán de Heiligendamm.
El G-8 es el club más exclusivo del planeta, el más promocionado y a la vez el más secreto y menos conocido. Sus miembros se reúnen una vez al año para discutir de política a puertas cerradas. No toman resoluciones y si acaso llegan a una conclusión común no existen mecanismos para implementarla, ni reglas […]
«En un mundo crecientemente globalizado, entidades como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se han convertido en el gobierno global», dijo el ministro malasio de Relaciones Exteriores, Seri Syed Hamid Albar, al abrir en Kuala Lumpur una mesa redonda de gobiernos y ONGs sobre «gobernanza […]
El embajador Rubens Ricupero sabe bastante sobre globalización. De hecho fue uno de quienes la forjaron, no siempre con entusiasmo, es justo decir, desde su puesto en la jefatura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (conocida como UNCTAD, por su sigla en inglés), como negociador brasileño ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y como ministro de Economía de su país e influyente cabo eleitoral de Fernando Henrique Cardoso cuando éste dejó el Ministerio de Economía para disputar la presidencia.
El escándalo del Banco Mundial trae nuevas sorpresas cada día. El lunes 7 de mayo renunció sorpresivamente Kevin Kellems, mano derecha de Paul Wolfowitz y su asistente desde los tiempos en que el actual presidente del Banco Mundial planificaba la invasión a Irak desde su puesto de viceministro de Defensa de Estados Unidos. Según Kellems, […]
El embajador Randall Tobias, vice-administrador de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (conocida como AID, por su sigla en inglés), renunció sorpresivamente a su cargo el viernes y dejó acéfalo al Plan de Emergencia contra el SIDA que dirigía personalmente. Este Plan, creado por el presidente George Bush, está dotado de […]
Médecins Sans Frontières (Médicos sin Fronteras), la organización no gubernamental ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1999, ha lanzado en Ginebra una advertencia inusual: los tratados bilaterales de libre comercio (TLC) que promueven los Estados Unidos contienen disposiciones que atentan contra la salud de los países pobres. Tratándose de una organización notoriamente reacia […]