Sol Hurtado

Artículos

La decisión de no ser madre sigue siendo una declaración incómoda. Quienes la tomamos somos vistas como mujeres incompletas, heridas, confundidas o en rebeldía. Como si la negativa a la maternidad fuera un síntoma, no una decisión legítima y, por tanto, como si no mereciera respeto, sino supervisión.

La precariedad de las condiciones laborales, la falta de reconocimiento y las políticas públicas insuficientes configuran un escenario en el que el bienestar de las trabajadoras del sector social se ve comprometido.