El 6 de mayo los franceses votaran por un nuevo presidente y los griegos y los armenios por nuevos parlamentos. Para los serbios es el Big Bang: van a votar por un presidente, un parlamento de la republica, votarán en las elecciones locales y, en la provincia de Vojvodina, por una asamblea regional. En Kosovo, […]
El 6 de mayo los franceses votaran por un nuevo presidente y los griegos y los armenios por nuevos parlamentos. Para los serbios es el Big Bang: van a votar por un presidente, un parlamento de la republica, votarán en las elecciones locales y, en la provincia de Vojvodina, por una asamblea regional. En Kosovo, también, muchos serbios pueden votar, pero esto es discutible y podría conducir a la violencia.
Y sin Kosovo, las elecciones serbias llegan en el momento de máxima suspense. Las encuestas le sitúan al presidente Boris Tadić, del Partido Democrático (DS), justo por debajo del 36% y Tomislav Nikolić, líder del Partido Progresista Serbio (SNS), un poco más de un 36%. Una segunda vuelta entre los dos un par de semanas más tarde es más que probable, y el resultado se verá influido por la elección parlamentarias.
Tadić se vende como pro-europeo y pro-reformista. Pero tiene un aspecto físico cansado mientras la economía del país está en una situación desesperada. Una encuesta reciente revela que un 80% de los serbios están descontentos y enojados, el 77% se sienten impotentes y sin esperanza y el 60% están simplemente deprimidos. El último resultado para el SNS y sus aliados es un 33,5%, con el DS y sus aliados detrás con un 28,3%. Sin embargo, puede ser más fácil para la DS que para el SNS encontrar socios de la hipotética futura coalición. La pieza clave de este puzle fácilmente podría ser Ivica Dačić, líder del Partido Socialista, que con sus aliados según la misma encuesta podría alcanzar 11,8% de votos. Dačić es el autentico carterista de la escena política serbia. En los años de la guerra era un portavoz de Slobodan Milošević. Cuando Milošević perdió las elecciones anticipadas que el mismo convocó en 2000 y fue llevado a La Haya, Dačić intervino para salvar al partido. Ahora es el ministro del Interior y un maestro de la chulería populista. Cuando algunos serbios fueron hace unos días detenidos en Kosovo, algunos de ellos con los materiales electorales, obviamente prohibido en el narco feudo creado por la OTAN, enseguida fueron detenidos unos albaneses de Kosovo en Serbia, jactándose de que se trataba de una medida recíproca.
Ivica Dačić, supuestamente, continuará en la coalición con el DS, pero podría optar por cambiar la chaqueta y pasarse al bando del SNS, si estos le hacen una oferta mejor (como el cargo del primer ministro, por ejemplo, oferta que no le amargaría en absoluto). El SNS se fundó en 2008 cuando el Aleksandar Vučić y Tomislav Nikolić abandonaron el Partido Radical cuyo líder Vojislav Šešelj desde el febrero de 2003 está en La Haya donde se entregó voluntariamente. Este es quizás el ejemplo más flagrante de la violación de los derechos humanos por la dicha institución porque no es fácil encontrar otro ejemplo de recluso que lleva nueve años (de momento) en prisión preventiva esperando la sentencia.
Cualquier nuevo gobierno tendrá una tarea muy difícil. La tasa de desempleo es de 24% y hasta un 40% del PIB proviene de la economía sumergida. En febrero, ya que muchos trabajadores no fueron pagados, más serbios cobraron las pensiones que los salarios.
Sin embargo, las compañías extranjeras siguen invirtiendo en Serbia, no solo Fiat, el fabricante de automóviles italiano que acaba de abrir una fábrica que supuso la inversión de 1000 millones de euros. Ninguna friolera para tiempos de crisis.
Con poco tiempo, todavía no se sabe qué va a pasar en Kosovo. Las autoridades serbias han dado un paso atrás en el intento de organizar las elecciones locales para los serbios en la provincia aunque dos municipios en el norte controlado por los serbios todavía pueden mantenerlos. Si Serbia decide celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias en el norte hay poco que Priština puede hacer. Pero si se trata de mantenerlos en el sur, en los enclaves (yo los llamaría guetos) donde la mayor parte de los serbios de Kosovo viven, podría haber derramamiento de sangre. O sea, los secesionistas albaneses no están dispuestos tolerarlos. Obviamente esta opción también es inaceptable para la OTAN (por algo han ganado la guerra en nombre de los albaneses) que ha traído los refuerzos a Kosovo considerando que seguridad de su personal podría verse comprometida.
Hasta que Serbia no tenga un nuevo gobierno, el diálogo con la provincia rebelde patrocinado por la Unión Europea se mantendrá en suspenso. Edita Tahiri, jefa del equipo negociador de Priština, dice que no le preocupa si hay un cambio de gobierno en Belgrado. Las conversaciones se reanudarán y Serbia tendrá que seguir haciendo compromisos, al igual que, según sus valoraciones oportunistas, los hace Priština, porque «no hay más remedio que seguir siendo pro-europeo».
basado en texto del The Economist.