Berlusconi lucha por mantener su mayoría legislativa luego de que varios simpatizantes de Fini abandonaran el oficialismo. Con apoyo de la oposición, el líder de Diputados se niega a renunciar a pesar del ultimátum de Il Cavaliere.
La crisis en el partido de gobierno en Italia siguió creciendo en tensión con las duras críticas que le hiciera ayer el presidente del Parlamento, Gianfranco Fini, al primer ministro Silvio Berlusconi. La crisis, desatada por el pedido de Berlusconi para que Fini deje la presidencia de la Cámara de Diputados el jueves a la noche, se profundizó cuando un grupo de rebeldes miembros del Parlamento del partido gobernante del Pueblo de la Libertad (PdL) de Berlusconi apoyaron a Fini con un nuevo grupo parlamentario. Su partida del PdL amenaza con quitarle a Berlusconi la mayoría de la Cámara baja apenas dos años después que regresara al poder.
Ayer, en respuesta al ultimátum de Berlusconi, los miembros del Parlamento que apoyan a Fini anunciaron un nuevo partido de centroderecha, que se llamará Futuro y Libertad para Italia. Para la noche, por lo menos 36 miembros de la Cámara de Diputados habían renunciado. Al nuevo grupo, que formalizó ayer su inscripción en el Parlamento, ya adhirieron 36 diputados y 14 senadores, informaron los «finianos», como son conocidos los seguidores de Fini. Se tratará de una formación de «hombres y mujeres libres que abandonaron el PdL y apoyarán con lealtad al gobierno siempre que los caminos tomados coincidan con el programa original de gobierno».
Para formar un nuevo grupo, Fini necesitará al menos diez seguidores en el Senado y al menos 20 en la Cámara de Diputados. De esta forma, Fini podría convertirse en la piedra en el zapato de Berlusconi en votaciones decisivas. En teoría, también se permiten agrupaciones más pequeñas con un permiso especial del presidente de la cámara.
La negativa de Fini a renunciar significa que Berlusconi necesitará ahora un voto parlamentario para obligar a irse a quien tiene el tercer puesto en importancia en el Estado. «Esto sería inédito y creo que habría unos cuantos partidarios de Berlusconi que lo pensarían dos veces antes de hacerlo», dijo James Walston, un profesor de ciencias políticas en la Universidad Americana en Roma. La división, después de meses de creciente aspereza entre Berlusconi y Fini, llegó, como muchos habían predecido, a las pocas horas de que el gobierno pudiera forzar su impopular paquete de austeridad en el Parlamento.
Junto a gran parte de la junta directiva del partido PdL, el primer ministro decidió que Fini sea declarado «no compatible» con el partido debido a «oposición constante y sistemática al partido y el gobierno». Asimismo, Berlusconi acusa a Fini de «crítica destructiva» y le pide renunciar a su cargo como presidente de la Cámara de Diputados, ya que Fini trabaja «sistemáticamente en oposición al gobierno y al partido».
Fini no tardó en reaccionar. «En apenas dos horas, y sin que se me permitiera responder a las acusaciones, ayer fui prácticamente expulsado del partido del que soy fundador», comentó. «Esto no tiene nada que ver con nuestras instituciones», afirmó Fini, quien aclaró que «naturalmente» no se plantea renunciar a su cargo como presidente del Parlamento. Su deber, añadió, es «representar a todos los parlamentarios, no sólo a la mayoría del gobierno».
El partido gobernante PdL de Italia implosionó menos de 18 meses después que fuera fundado cuando Forza Italia de Berlusconi y la ex Alianza Nacional fascista, encabezada por Fini, se unieran poco después de la elección general. La mayor preocupación de Berlusconi ahora será mantener una mayoría en el Parlamento. El éxodo de tantos miembros del Parlamento podría significar que el PdL podría tener menos de los 316 votos que necesita para aprobar mociones en la Cámara baja. Sin presagiar nada bueno para el primer ministro, Fini dijo ayer que sus partidarios «no dudarían en pelear propuestas que son injustas o dañinas para el más amplio interés». El primer ministro se reunió ayer con el jefe de la cada vez más poderosa Liga del Norte, Umberto Rossi, cuyo apoyo es esencial para un gobierno estable de Berlusconi. La Liga antiinmigración le da al movimiento de Berlusconi el margen que necesita para gobernar.
Preguntado acerca de si la separación de Fini forzaría a elecciones anticipadas, Bossi levantó su dedo mayor a los periodistas. Berlusconi podría empujar para disolver el Parlamento y propiciar nueva elección, esperando regresar al poder con una sólida mayoría y renovado control sobre su partido. Mientras las recientes encuestas muestran que los niveles de popularidad del primer ministro y su partido descienden, la oposición de centroderecha oficial permanece débil y dividida. No queda claro, sin embargo, si el presidente Giorgio Napolitano estaría de acuerdo en disolver el Parlamento.
Muchos observadores afirman que la gota que rebalsó el vaso de Berlusconi y sus partidarios fue la insistencia de Fini en demorar el controversial proyecto de ley que limita el uso y publicación de escuchas.
Ayer, Fini acusó al magnate primer ministro de tratar de gobernar con «una mentalidad autocrática, una mentalidad más propia de un ejecutivo industrial que de un mandatario». Fini es considerado como un probable primer ministro, y en una conferencia de prensa ayer, después de repetir su intención de no renunciar como presidente de la Cámara, lanzó un discurso con varios giros de retórica de campaña.
«Agradezco a los muchos, muchos ciudadanos que me han demostrado su solidaridad en estas horas y que me han pedido que continúe en nombre de los principios como amor a la patria, unidad nacional, justicia social, legalidad en el sentido más completo del término, pero también en la ética pública, el sentido del Estado público y el respeto por las reglas», dijo.
Los últimos comentarios fueron vistos como una posible referencia al último escándalo que sufrió el gobierno de Berlusconi, en el que varios ministros y altas figuras del PdL fueron investigadas por supuestos roles con la sociedad secreta P3, nombrada en honor de la Logia Masónica P2 de la década de los años 1980. Los magistrados creen que los miembros del P3 conspiraron para, entre otras cosas, coimear a la Corte Constitucional. Fini les ha pedido a los miembros del PdL que están siendo investigados que renuncien.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-150458-2010-07-31.html