Recomiendo:
0

La revista Cristianismo y Revolución, entre los sacerdotes del tercer mundo y las organizaciones guerrilleras en Argentina

«Camilismos» en América Latina

Fuentes: Rebelión

Introducción La presente entrega realiza un acercamiento a la experiencia de la revista Cristianismo y Revolución, como antecedente histórico de relevancia, no solo para la Argentina, si no para América Latina y en especial para Colombia, pues en su formación y contenido bebe sociológica y políticamente de las posturas cristianas y revolucionarias del sacerdote y […]

Introducción

La presente entrega realiza un acercamiento a la experiencia de la revista Cristianismo y Revolución, como antecedente histórico de relevancia, no solo para la Argentina, si no para América Latina y en especial para Colombia, pues en su formación y contenido bebe sociológica y políticamente de las posturas cristianas y revolucionarias del sacerdote y educador colombiano Camilo Torres Restrepo.

El documento tiene como motivación principal la pregunta sobre «La revista Cristianismo y Revolución: entre los sacerdotes del tercer mundo y las organizaciones guerrilleras en Argentina». Donde a través de un análisis documental da cuenta de dos elementos que son claves en este proceso, en primer lugar la influencia de la teología de la liberación y la participación de sectores revolucionarios de iglesia católica en la formación política de la izquierda Argentina de los años 60, y por otro lado, el papel del medio de comunicación (Revista Cristianismo y Revolución) en la formación de militancias políticas.

Además, esta entrega pretende ser insumo de una investigación en curso sobre el papel que jugó la iglesia católica en las rebeliones armadas de América Latina y en especial la figura de Camilo Torres y los «Camilismos» (1) que se forjaron al calor de la lucha armada y la organización popular en el continente.

1. Teología de la liberación en clave de formación política:

La teología de la liberación y la educación popular son dos elementos que emergen esencialmente de las practicas y construcciones colectivas en lo político, lo espiritual y lo educativo, en el seno de las luchas populares en América Latina a mediados del siglo XX y la Argentina no se queda atrás en esta construcción.

Cristianismo y Revolución, precisamente irrumpe como antecedente comunicativo de la vocación teológica, política y educativa de un importante sector de laicos y cristianos en su mayoría pertenecientes al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), que en su tarea de generar una ruptura con la iglesia preconciliar (2), encontraron en la revista el lugar para expresar al mundo cristiano los nuevos acuerdos conciliares, que además de acercar a la iglesia al nuevo mundo y de poner como énfasis la opción preferencial por los pobres, veían en esta oportunidad la posibilidad de contraponerse a la dictadura de Juan Carlos Onganía (1966-1970) y su llamara «Revolución Argentina»;

«una parte importante de la Iglesia era consciente de que esta renovación no se podía hacer con las antiguas estructuras eclesiales. Era necesario, si se pretendía dialogar con el mundo contemporáneo, no sólo rejuvenecer la teología sino también las estructuras concretas de acción de la Iglesia, renovar la organización replanteando la función de los obispos y la renovación de la vida parroquial».

A lo anterior se suman, la victoria de Fidel Castro en Cuba sobre la dictadura militar de Fulgencio Batista en 1959, la emergencia de procesos educativos de base, que educadores y comunidades religiosas empiezan a desarrollar con adultos en Brasil, procesos que darían vida a lo que hoy conocemos como educación popular, y la participación activa en política del sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo quien seria asesinado en combate en el año de 1966.

Estos antecedentes además de alterar la organización jerárquica de la iglesia, permitieron una mirada desde abajo de la labor eclesial, facilitando a la teología un acercamiento con la interpretación científica del mundo realizada por el marxismo, para lo cual la participación de C&R fue determinante,

«En casi todos los números hay un ensayo teológico, ya sea de un autor nacional o uno extranjero, tomado de las revistas Concilium o Lettres. El objetivo de estos trabajos es presentar la «Nueva Teología», surgida a partir del Concilio Vaticano II, aportando un punto de vista renovador. (…) Muchos de los artículos de los Sacerdotes del Tercer Mundo se encuadran en esta categoría de ensayo. Durante el primer año abundan estudios y notas de, o sobre, Camilo Torres».

Esta «Nueva Teología» como la llama Morello, cuenta con un profundo análisis marxista de la realidad social llevando a la reflexión no solo a cristianos, si no a estudiantes, trabajadores y campesinos, es allí en donde encontramos el papel educativo de C&R y sus aportes a la formación política de la izquierda Argentina de los años 60.

2. La formación política y de militancias guerrilleras en el ejercicio comunicativo de Cristianismo y Revolución:

La participación de la intelectualidad militante Argentina en los treinta números impresos que de 1966 a 1971 logra publicar la revista, es determinante para afirmar que este ejercicio comunicativo logró incidir en la formación política de la izquierda de mediados y finales de la década de los 60, «artículos de Raimundo Ongaro, Jhon William Cooke y los sacerdotes tercermundistas Drí y Ramondetti, editoriales y programas de organizaciones guerrilleras. También cartas de Perón, proclamas de la Agrupación Tupamaros y artículos extraídos de otras revistas como los de Thomas Merton», lo demuestran y es donde este ejercicio investigativo hace énfasis.

La mirada que le da C&R a la airada década de los sesenta, atravesada por un contexto dictatorial de marcada violencia contra las expresiones organizativas sindicales, estudiantiles y campesinas, nos ayuda a entender cual era su papel como agente educativo, puesto que esta experiencia logra mantener un orden discursivo plebeyo, rebelde y con tres propuestas políticas que logran canalizar las resistencias argentinas de mediados del siglo XX y potencializar lo que llamaremos socialismos nacionales emergentes. En primer lugar, el cristianismo que surge del concilio vaticano II, del Movimiento de sacerdotes para el tercer mundo y la segunda reunión de la CELAM en Medellín; secundado por, el marxismo latinoamericano expresado en el pensamiento del Che Guevara, Camilo Torres y la Revolución Cubana y por ultimo el peronismo revolucionario y nacionalista.

Estas tres propuestas que circundan por los treinta números de la revista en un dialogo constante con las experiencias sacerdotales de las villas, además de un peronismo nacional y socialista más juvenil que el de la década de los 50, politizado por la revolución cubana y los procesos de liberación que se desarrollan en las colonias europeas de África y Asia, permitieron hacer viable esta simbiosis política de la realidad Argentina, pues se logra canalizar en un espacio común las diversas tendencias que emergían ante la represión de la dictadura de Juan Carlos Onganía. Lo anterior generaba que la revista fuese frecuentada por una variada militancia de izquierda; «pero C&R no es una simple caja de resonancia, muda y «objetiva», que se limita a reproducir pasivamente la voz de los otros» logra convertirse en un elemento de discusión plural, que le concede a la militancia acceder a las miradas de los sacerdotes del tercer mundo, a las organizaciones guerrilleras y a múltiples discusiones de la izquierda Argentina y de América Latina.

He aquí el valor que tiene la revista, su pluralidad y la diversidad de miradas nos permiten conectar con lo que comprendemos como formación política:

«La formación tiene un sentido transformador de las personas y de las realidades. Ella sólo tiene sentido si ayuda a organizar al pueblo; porque la fuerza del cambio está en el nivel de conciencia, en el grado de organización y en la disposición de lucha de las masas».

En este sentido Juan García Elorrio, director de la revista Cristianismo y Revolución, era además fundador del Comando Camilo Torres, una expresión organizativa que pretendía iniciar la lucha armada en Argentina, «tenia hacia mediados de 1967, treinta militantes. Se dividían en tres células (…) Todos coincidían con la iglesia tercermundista aun sin ser católicos, pero iban más allá: la violencia revolucionaria seria necesaria para la toma del poder». Este tipo de perspectivas hacen que se agudicen las contradicciones al interior del movimiento popular y se posicione la acción armada como método de lucha contra la dictadura y el neo coloniaje que vivía la Argentina para la época.

La participación de sectores revolucionaros de la iglesia católica es crucial en la formación política de la izquierda Argentina en la década de los 60, pues mediante seminarios, reuniones en las villas y foros académicos, estos sacerdotes tercermundistas logran atraer a la juventud y hacerla participe de sus procesos organizativos, además de promover la lectura y la discusión de la revista en círculos obreros y estudiantiles dilucidando una fuerte conexión entre las inquietudes políticas de los jóvenes especialmente urbanos y estos curas villeros. Por consiguiente, se logra agitar a sectores laicos de clase media acercándolos a la revista, hecho que llevo a que en las ciudades de Buenos Aires y de Córdoba se fortaleciera el movimiento.

Ciudades que catapultarían a las mayores organizaciones revolucionarias armadas del país, entre ellas una que emerge del seno de Cristianismo y Revolución, Montoneros; encontramos entonces que la participación de los sectores pos conciliares y tercermundistas coadyuvan de manera directa o indirecta a la fundación de esta organización armada que seria de gran envergadura durante los años 70.

La influencia que por entonces algunos sectores de la iglesia, del peronismo y la revista C&R, tuvieron para la formación de cuadros revolucionarios de la época, queda más que clara, con esto pudiendo afirmar que el ejercicio comunicativo de cristianismo y revolución, sirvió como eje articulador de lo que llamamos el socialismo nacional emergente, que provoco una nueva practica colectiva de la cultura política de estos años en la Argentina, «la lucha armada».

3. El Comando Camilo Torres:

Las guerrillas en América Latina se proliferan tras el triunfo de la revolución cubana en 1959; el inicio de los años 60 esta atravesado por las luchas de liberación nacional de los pueblos contra el neo coloniaje imperialista europeo y norte americano, en este contexto es que García Elorrio y un grupo de jóvenes laicos, pertenecientes a sectores católicos- cristianos, deciden ir «hasta las últimas consecuencias» – como sentenciaba Camilo Torres en su proclama al pueblo colombiano- e iniciar el camino de la lucha armada como herramienta política para el desarrollo de la guerra popular y revolucionaria en la Argentina.

Fue entonces desde el núcleo principal de trabajo de la revista cristianismo y revolución, que nace la idea a inicios del año de 1967 de fundar el Comando Camilo Torres, expresión radical del catolicismo revolucionario de la época, que aun que su desarrollo fuera corto, tendría serias repercusiones en la fundación de la organización armada Montoneros.

Composición y acciones:

Su composición es mayoritariamente de jóvenes menores a los 25 años de edad, su conducción es representada por García Elorrio, secundado por su compañera sentimental Casiana Ahumada y jóvenes como Mario Firmenich, Fernando Abal Medina, Norma Arrostito, Emilio Maza, entre otros; los cuales harán retumbar la historia reciente argentina por su importancia en la conducción del movimiento guerrillero peronista.

Para esta facción Camilista que surge del seno de la revista, la lucha armada es la respuesta a la violencia de la dictadura. Tiene para mediados de 1967 alrededor de 30 militantes, los cuales se organizan en células y provienen esencialmente de círculos cristianos, estudiantiles y juveniles urbanos, todos avocados al llamado camilista de la lucha armada como única expresión viable para la toma del poder por parte de la clase popular en América Latina.

La primera acción que se le conoce a esta organización, es realizada el primero de mayo del año fundacional, «La actividad revolucionaria llevó a García Elorrio a la cárcel durante el mes de marzo de 1967. […] el comando Camilo Torres tuvo la primera actuación pública: en un «paso previo» a la lucha armada, García Elorrio y Fernando Abal Medina irrumpieron a los gritos en la Catedral durante la misa del Día del Trabajador, que celebraba el cardenal Caggiano. García Elorrio tomó el micrófono y lanzó un mensaje en el que criticaba las claudicaciones de la Iglesia oficial y su traición a los pobres. Simultáneamente, el mensaje era «volanteado» por Casiana Ahumada y Abal Medina».

De esta acción podemos identificar dos aspectos, en primer lugar, la inclinación católica que mantiene la organización, influenciada por la teología de la liberación y una contundente muestra rebeldía frente a la iglesia pre conciliar que vaticinaba sus discursos en defensa de los intereses de las oligarquías y que cada vez se alejaba más de los sectores obreros y populares, y por otro lado una fuerte disposición simbólica al interrumpir el sermón de un Cardenal en la catedral metropolitana de Buenos Aires, en la fiesta internacional obrera del primero de mayo, esto acompañado de una oración hecha por Juan García Elorrio que predicaba lo siguiente:

«Señor Jesús, en este doloroso día para nuestra patria, en que los trabajadores no pueden expresar libremente las angustias de sus familias y sindicatos frente a la acción devastadora de un plan económico al servicio del capitalismo, el imperialismo, de las oligarquías y en contra del pueblo, te pedimos Señor: Que las libertades sindicales destruidas por el gobierno sean recuperadas definitivamente por y para la clase trabajadora mediante la organización y la lucha revolucionarias, que la sangre de todos los mártires del trabajo, en especial la de nuestra compañera Hilda Guerrero de Molina, nos impulse y aliente en medio del abandono y la traición a la clase obrera por parte de sus falsos dirigentes. Que seamos dignos de nuestra conciencia cristiana para luchar siempre junto a los que padecen la explotación e injusticia, que son los que exigen nuestra solidaridad hasta las últimas consecuencias». Reproducido en  Clarín, 2 de mayo de 1967, p. 25

Esta sentencia Camilista del comando, dejaba claro que la revista y su tradición influía completamente en las nuevas proclamas de esta organización semiclandestina, además de reafirmar que la militancia católica rebelde asumía suyas las banderas del concilio y predicaba en la lógica del deber de todo cristiano es hacer la revolución, ante esta situación la postura de los sacerdotes del tercer mundo fue dividida, una mayoría representada por Carlos Mujica se oponía a las vías violentas, por ser estas contrarias al proyecto de Jesús y a su vez una minoría que apoyaba las tesis del sacerdote colombiano de la lucha armada hasta las últimas consecuencias.

El encuentro latinoamericano Camilo Torres:

Para febrero del año de 1968, Camilistas del cono sur se encuentran en Montevideo, Uruguay y trazan una hoja de ruta orientada por el comando Camilo Torres, allí podemos encontrar un orden discursivo profundamente Camilista, que se traduce en los aportes hechos por el sacerdote colombiano en referencia la practica popular y armada que debiera asumir el continente en la segunda mitad del siglo XX.

Haciendo una revisión documental, se encontraron dos publicaciones, que muestran las orientaciones y discusiones centrales del evento Camilista realizado en el cono sur, el Centro de documentación de los movimientos armados CEDEMA, comparte las tesis principales que sitúan García Elorrio y el comando Camilo Torres, para las discusiones que se darán en el mes de febrero del año de 1968, y las cuales son compartidas el 14 de octubre de 1967, días después del asesinato del guerrillero Argentino-Cubano, Ernesto «Che» Guevara.

En dicho documento de octubre del año 1967, se comparten siete tesis las cuales reafirman una posición ya trazada por los militantes de dicha estructura, entre los que se destacan los siguientes elementos que permiten dilucidar la postura Camilista de la naciente organización argentina:

Tesis:

Tesis # 2: Las condiciones sociales, económicas y prácticas de América Latina señalan la permanente violencia ejercida contra millones de hermanos por los explotadores, los sostenedores del «orden», las oligarquías nacionales, los ejércitos represores y los monopolios del imperialismo yanqui. Esta violencia reaccionaria sólo puede ser combatida y vencida por la violencia revolucionaria. Los cristianos deben asumir plenamente esta condición inexorable de la lucha de liberación.

Tesis # 5: Siguiendo las enseñanzas de Juan XXIII en la encíclica «Pacem in Terris«, los cristianos deben estar dispuestos a colaborar leal y francamente con todos los auténticos revolucionarios, que conducen desde la vanguardia el proceso de lucha a través de los movimientos populares y ejércitos de liberación. Esta colaboración de los cristianos, salvando las diferencias ideológicas fundamentales, debe concretarse con el más amplio espíritu de generosidad, de confianza, de lealtad y de esperanza. Este será el verdadero sentido del «diálogo» entre católicos y marxistas, creyentes y no-creyentes, promovido oficialmente por la Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II.

Tesis # 7: Convocados bajo el nombre y ejemplo de Camilo Torres -verdadero signo revolucionario de nuestro tiempo- los cristianos revolucionarios de América Latina debemos encontrarnos para reflexionar sobre nuestras formas de compromiso y militancia; intercambiar las experiencias de cada uno de nuestros pueblos y de cada uno de nuestros campos de acción; fijar valientemente el sentido de nuestra lucha; coordinar eficazmente nuestras tareas y mostrar a nuestra América y a los pueblos de Asia y África que luchan heroicamente por su liberación, la autenticidad y la presencia del amor que se manifiesta en la solidaridad activa con todos los hombres que tienen hambre y sed de justicia.

Lo que nos deja ver esta perspectiva argumentativa del comando Camilo Torres, es que su intención de librar la lucha armada es una decisión final a nivel organizativo y se ratifica en el encuentro, con la tesis # 7, que plantea que se debe lograr la organización de una coordinadora Camilista en el continente que evalúe y discuta como los cristianos deben actuar frente al problema de violencia y pobreza que vive América Latina.

Así mismo vemos que tanto la tesis # 2 y # 5, afirman que cristianos y marxistas se deben agrupar en pro de los intereses de los trabajadores, en la creación de frentes combativos que desarrollen ejercicios armados tipo guerrilla y que propendan por la constitución de organizaciones armadas que combatan la violencia «reaccionaria».

Por otro lado, en la edición número ocho, se incluye el citado «llamamiento para la liberación. Documento de la jornada de Montevideo» que es publicado en julio de 1968, meses después del evento; en este llamamiento para la liberación, documento emanado por los Camilistas del cono sur, se exponen afirmaciones que ya involucran la practica revolucionaria con el peronismo nacionalista y con la unidad del campo popular y revolucionario, además de los análisis y las posiciones que surgieron en el encuentro, así como una posible agenda para un próximo evento. «La jornada analizó un extenso temario y da a conocer en el Documento las siguientes valoraciones que se consideran de interés fundamental para la reflexión y definición de los cristianos revolucionarios y como puntos claves del temario para la Agenda del Encuentro que se realizará en febrero de 1969».

Entre las once tesis que se desarrollaron durante el evento realizado en Montevideo, Uruguay, consideramos que es pertinente que se tengan encueta las siguientes:

Tesis #2: La lucha de clases debe ser asumida por todos los cristianos como una realidad de las terribles e infrahumanas condiciones en que se debaten las masas obreras y campesinas de América. Superando definitivamente los errores interesados en la interpretación de la doctrina del Evangelio, los cristianos deben incorporarse a esta lucha de clases colocándose siempre del lado de los que sufren la explotación y la dominación.

Tesis #4: Nuestra lucha no reconoce fronteras y se inserta en la lucha de los pueblos del Tercer Mundo. Nuestro deber revolucionario nos plantea la solidaridad militante con el Tercer Mundo, con los millones de hombres que mueren de hambre y enfermedades. Al señalar el fracaso de los pretendidos esfuerzos para resolver los problemas del Tercer Mundo y en especial el reciente fracaso de la conferencia de Nueva Delhi, tomamos conciencia de la contradicción más violenta de nuestros tiempos, entre los países ricos y los países empobrecidos, entre las potencias explotadoras y las naciones saqueadas, entre todas las formas del imperialismo y la humanidad que ha dicho BASTA.

Tesis #5: La reflexión sobre el papel de la Iglesia en esta hora de América Latina considera que la acción de Juan XXIII y del Concilio Vaticano no ha conseguido modificar sustancialmente la visión de las jerarquías y de la Iglesia que, en el mejor de los casos, han realizado tibias experiencias «progresistas» que no reflejan en las masas populares ni en las comunidades el verdadero sentido del mensaje que el Evangelio ofrece a esta hora de la historia y que se debería traducir en los hechos en la acción revolucionaria por la Liberación de todo el hombre y de todos los hombres.

Tesis #9: En la construcción de la Sociedad Socialista, a los cristianos revolucionarios les corresponde participar junto a todos los hombres en la realización del hombre nuevo. El derecho a esta participación, leal e integral, en la destrucción de todas las explotaciones y alienaciones del hombre y en la construcción del socialismo, los cristianos se lo han de ganar luchando y sacrificándose con un auténtico sentido de servicio y con una mística revolucionaria de Amor que los coloque siempre en la avanzada de la lucha y’ en la integración de la vanguardia con estos dos únicos privilegios que autentifican la vida revolucionaria: LA POBREZA Y LA PERSECUCIÓN […]

Tesis #10: […] Nos unimos con todos aquellos marxistas y con todos aquéllos que trabajan para hacer la revolución. Rechazamos el diálogo de grupo a grupo, para empezar a actuar juntos y dialogar con el pueblo y con la realidad. Asimilamos todo lo que hay de útil en el marxismo como método de acción y de análisis y creemos que todos, marxistas y cristianos, saldremos modificados por esa participación en el proceso popular. La ideología no será repetición de viejas fórmulas de un cristianismo individualista, ni copia de marxismos ajenos. Será la creación de algo nuevo, nacido de las realidades nacionales y de los procesos populares; con eso se debe «dialogar», y a eso hay que sumar el aporte de cada grupo y de cada hombre […]

En estas cinco tesis, elegidas por la importancia que tienen para el desarrollo del presente documento, se da cuenta de la postura radical que se asumió en el Encuentro latinoamericano Camilo Torres, en donde los cristianos orgánicos a este, demuestran de manera conjunta una visión frente a la lucha de clases y su posición en ella al lado de los pobres y vilipendiados de la América, así como un profundo internacionalismo Guevarista, que unifica criterios para enmarcar la lucha revolucionaria como un combate por todos los espacios geográficos del continente y del tercer mundo, además recalcando continuamente su posición frente a la construcción de una sociedad socialista, forjada por cristianos y marxistas en comunión y en la lógica del hombre y la mujer nueva.

Esta experiencia en sí, arroja elementos que enriquecen las discusiones de finales de los años 60 frente a las luchas del continente y el desarrollo del Camilismo, configurando un escenario propicio para lo que llamaban las luchas de liberación nacional.

«La rebelión de los enanos»:

Por otro lado se debe señalar que simultaneo a esta situación (refiriéndonos al encuentro), el comando se va debilitando por la desconfianza en el liderazgo de García Elorrio, quien a juzgar por lo que piensan sus jóvenes secundados, no se atreve a dar el salto cualitativo para la construcción del movimiento guerrillero, generando así divisiones al interior de este pero sin deteriorar las relaciones personales entre el viejo Elorrio y los jóvenes militantes, » El Encuentro Latinoamericano Camilo Torres […] fue el detonante de la separación de los futuros Montoneros. No por desacuerdos ideológicos: reclamaban que García Elorrio no concretaba el foco al cual solía referirse. Así, se dedicaron a prepararlo una vez abandonado el espacio. Argumentaron que «la lucha armada hay que hacerla, no hablarla». Como es conocido, la ruptura fue bautizada «la rebelión de los enanos», por la estatura de los herejes», herejía producto del viaje de algunos que habrían tomado formación militar en Cuba, y en perspectiva político militar querían avanzar hacia la consolidación de una organización armada.

Es en este momento en que el Comando Camilo Torres, desaparece de la escena política Argentina, pero de allí se nutrieron nuevos elementos y cuadros revolucionarios que le dieron vida orgánica a las organizaciones armadas peronistas de los 70, entre ellas la más cercana al proyecto de la revista C&R, Montoneros. Siendo las acciones montoneras las que «colocaron a las organizaciones político-militares en la primera plana de C&R, como se puede advertir si comparamos la tapa del número 22 correspondiente a enero de 1970 con la del número 28 de abril de 1971. En el primer ejemplo, aparece una pluralidad de expresiones de protesta (cristianos, peronistas, marxistas y jóvenes), cuyo común denominador es su condición de revolucionarios. En el número más tardío, en cambio, se observa un mosaico de pintadas con los nombres de las nuevas organizaciones armadas».

Logrando así justificar la hipótesis central del presente escrito, basada en la determinante participación de los sectores católicos del tercer mundo, junto al productivo debate generado en los centros urbanos por la revista C&R, que desemboco en la emergencia de una nueva izquierda juvenil, nacionalista, peronista y socialista, que le haría frente a las juntas militares y presionarían el regreso de Perón a la Argentina.

Consideraciones finales:

En correspondencia a lo trazado al inicio de esta primera entrega de Camilismos en América Latina, en esta experiencia de la revista Cristianismo y Revolución, se encuentra una postura pos conciliar radical, que propende por un permanente dialogo con el peronismo, los sacerdotes del tercer mundo, los marxistas y la lucha armada, denotando una potencia plural en las paginas de los treinta ejemplares, que aunque dichos tengan múltiples etapas fidedignas al momento histórico «de múltiples dimensiones con influencias recíprocas» como lo plantea Esteban Campos, se logro recoger un valioso aporte desde una perspectiva Camilista desarrollada a mediados de la década de los 60 en la Argentina.

Además de ello, este proceso fue testigo de una postura propositiva al complejo momento en el que se posicionaba el debate entre cristianos y marxistas, en donde los sacerdotes del tercer mundo jugaron un papel definitivo, «Sólo el pueblo en el poder los puede solucionar, creando el «Socialismo Nacional», en el que no haya explotadores ni explotados, y todos puedan tener acceso a los bienes indispensables para ser personas humanas en su plenitud. Compañeros, hay que ir forjando esta nueva sociedad, un «hombre y una mujer nuevos», que venzan el egoísmo, el miedo, el afán de lucro… y que sepan mirar con los ojos del pueblo, pensar de acuerdo a los intereses del pueblo, en una palabra, sentir con el corazón del pueblo».

Es así que con Cristianismo y Revolución, se pudo definir una característica del Camilismo argentino, que versa entre un nacionalismo socialista y un peronismo de base revolucionario, en donde los encuentros y desencuentros se desenvuelven en un afán por hacer eficaz el amor al prójimo, » García Elorrio propagó estos principios en los «protomontoneros», poniendo énfasis en la figura de Camilo Torres: la violencia no sólo es justificada, sino que se transforma en la manera más eficaz de amor al prójimo, la revolución es obligatoria para el cristiano» siendo esta consigna del amor eficaz y la unidad de la clase popular, la que les dará extensión en su lucha durante la siguiente década.

Partiendo de que estos principios impulsados por García Elorrio, no solo jugarían un papel destacado en la formación de los Montoneros, sino que contribuiría a construir un lector y un sujeto político colectivo, que se formo en la militancia política de la nueva izquierda argentina, demostrando así que la revista C&R se constituyo en una herramienta para dar a conocer el pensamiento de Camilo Torres y a su vez funcionó como herramienta de formación política de la época. 

Bibliografía:

Reynoso, P. (2013). Montoneros y Católicos. En M. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo (Ed.), Montoneros y Católicos. Mendoza.

Slipak, D. (2015). LAS REVISTAS MONTONERAS cómo la organización construyó su identidad a través de sus publicaciones. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI.

Morello, G. (2003). Cristianismo y Revolución. Los orígenes intelectuales de la guerrilla Argentina. Córdoba: Editorial de la Universidad Católica de Córdoba.

Barboza, C. (2013). Asociación madres de la plaza de mayo. Obtenido de Documentos: http://www.madres.org/documentos/doc20131226104240.pdf

Gil, G. (2016). América Lee . Obtenido de http://americalee.cedinci.org/wp- content/uploads/2016/07/CRISTIANISMO-Y-REVOLUCION_ESTUDIO2.pdf

MST. (2009). Método de trabajo y organización popular Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) – Brasil. Buenos Aires, Argentina: Editorial El Colectivo.

Campos, E. (2010). Del catolicismo renovador a la lucha armada. Nueva teología, peronismo y violencia en los primeros números de la revista Cristianismo y Revolución. (Argentina 1965 – 1967). PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 2. , 57-82.

Dri, R. (1971). Ya se acerca la hora de la liberación. Cristianismo y Revolución, 30 , 2.

Encuentro latinoamericano Camilo Torres. (1968). Llamamiento para la liberación. Documento para la jornada de Montevideo. Cristianismo y Revolución , 8 , 17-18.

Campos, E. (2016). CRISTIANISMO Y REVOLUCIÓN. EL ORIGEN DE MONTONEROS Violencia, política y religión en los 60. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Edhasa.

Notas:

(1) Hacemos referencia al Camilismo como movimiento popular que se nutrió de sectores cristianos, laicos y marxistas, que desenvolvieron un papel importante en la construcción y consolidación del movimiento guerrillero en América Latina.

(2) Entiéndase por preconciliar a la iglesia anterior al Concilio Vaticano segundo, celebrado en octubre de 1962 y el cual fue determinante para la transformación vocacional de la iglesia a nivel mundial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.