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¿Carlos A. Montaner cómplice de masacre en Honduras?

Fuentes: Rebelión

»Cuando se apunta a la Luna, el tonto se queda mirando el dedo.» – Proverbio Chino. No, no quiero que por el título del presente confundan o impliquen a Carlos Alberto Montaner con el terrorista Luis Posadas Carriles. Si bien ambos son cubanos, ambos viven fuera de cuba, ambos visitaron Honduras y ambos se han […]

»Cuando se apunta a la Luna, el tonto se queda mirando el dedo.» – Proverbio Chino.

No, no quiero que por el título del presente confundan o impliquen a Carlos Alberto Montaner con el terrorista Luis Posadas Carriles. Si bien ambos son cubanos, ambos viven fuera de cuba, ambos visitaron Honduras y ambos se han dedicado a una causa parecida, no quiero que el lector cuando yo escriba Carlos Alberto Montaner le rebote en los oídos como Luis Posadas Carriles, no, de ninguna manera. Es más, mejor no vamos a mencionar aquí a Luis Posadas Carriles, quien ha sido acusado de actos terroristas, especialmente de la voladura en pleno vuelo de un avión civil, el 6 de octubre de 1976. Poco tiempo después de que el Vuelo 455 de Cubana despegara del Aeropuerto Internacional de Seawell de Barbados, al menos una bomba explotó dentro del mismo e hizo que cayera al mar y provocó la muerte de los 73 tripulantes y pasajeros que estaban a bordo, muchos de ellos niños y adolescentes cubanos y guyaneses. Pero no vamos a hablar de eso sino de las andanzas de Carlos Alberto Montaner en Honduras.

A mí me ha alegrado mucho la presencia de Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Algo (porque el padre, Mario, es el que se apellida Vargas Llosa, él tendría que ser Vargas Algo por parte de la madre, ante esta incertidumbre le llamaremos nada más Alvaro Vargas), y no porque me merezcan algún respeto, intelectualmente hablando, ninguno de estos personajes sino que con esa presencia queda evidencia irrefutable de que los «intelectuales» golpistas han sucumbido ante la arrolladora capacidad de los intelectuales, hombres y mujeres, dignos de Honduras. Así que ante semejante paliza con la que se les ha desbaratado todas sus mentiras, comenzando cuando quisieron confundir al pueblo hondureño y a la comunidad internacional de que el golpe de Estado militar había sido nada más una inocente «sucesión», han tenido que pedir auxilio a mercenarios de la palabra.

Carlos Montaner (CarMon) y Alvaro Vargas (AlVa) llegaron a Honduras para reforzar el golpe de Estado militar y validar unas elecciones bajo un Estado de Terror, este par de paladines (por favor, lector/a en la palabra paladines coloquen comillas, así nos divertimos un poco porque es aburrido escribir y leer sobre estos tipos), pero, como era de esperarse, no llevaban ninguna novedad en su discurso. La perorata (¿perro-rata?) del dúo es la misma donde quiera que vayan: el castrochavismo.

Esto refleja lo anacrónico que se volvió Montaner, se enquistó en aquella época en donde por traidor salió huyendo de Cuba, y nunca más vivió para otra cosa que no fuera despotricar contra Fidel Castro. Estos señores ya deberían de entender de una vez por todas de que Castro los derrotó en todas las disciplinas de la vida, que Castro ahora viste sport, recibe al visitante que quiere y lee y escribe brillantes reflexiones. Este sí que pasará a la Historia como persona plenamente realizada en vida. Montaner, si fuera un tipo de fe, agradecido debería de estar con Castro, pues él sin Castro no sería nadie.

Estas dos luminarias (allí las banderillas lector/a) de las neoteorías sociales latinoamericanas, tratan de revivir el comunismo, cuando para nosotros ese es el pasado. Ante la imposibilidad de justificar con coherencia el criminal golpe de Estado militar en Honduras, recurren a la fuente común que les alimenta, según ellos, sus argumentos: el presidente venezolano Hugo Chávez. Desconocen estos historiadores (histeriadores) de que Honduras no necesita de Chávez ni de Castro ni de Obama ni de Clinton ni de nadie en cuestión de conocimiento para las reformas sociales, que tan urgentes son, que requiere nuestro país.

No, Honduras, desde antes de que el óvulo y el espermatozoide fueran concebidos de los antes mencionados, ya tenía un estadista visionario, reformista (visto como revolucionario en su tiempo) y unionista (quiso unir Centro América para fortalecerla como una sola nación y así evitar esa fragmentación del centro de América que la debilita y la convierte en fácil presa de depredadores humanos, tal como ha quedado demostrado con este golpe de Estado militar) , este no era otro que el hondureño Francisco Morazán Quesada.
Aun hoy la visión e ideas de Morazán Quesada tienen vigencia, y se han mantenido sus ideales en muchas mentes brillantes hondureñas pero no hubo en estos tiempos modernos una continuidad desde alguien que asumiera el poder, hasta que llegó el actual presidente constitucional de Honduras Manuel Zelaya Rosales. De allí se entiende que el presidente Zelaya se autodenomine morazanista. Por tanto que estos dos sastres del emperador (entiéndase dictador) no vengan a vendernos hilos mágicos queriendo involucrar a terceros en unas reformas sociales de fabricación y facturación hondureña.

Y digo facturación porque CarMon (secundado por AlVa) insinuó que se buscará una tercera vía para desbandar el golpe de Estado militar, lo que es muy peligroso porque es darle argumentos a la dictadura para que continúe cometiendo crímenes de lesa humanidad. La Resistencia, así se le llama al pueblo hondureño que está contra el golpe de Estado militar, trabaja con sus propios pocos recursos y con la solidaridad de los hondureños que viven fuera, ver para el caso: www.hondurasusaresistencia.com (en esta misma dirección puede encontrar, gratis, la película que le ilustra sobre la realidad hondureña: Éramos invisibles).

Ante estas declaraciones de este par de ( espacio para que lo llene el lector/a), el presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras (CODEH), Andrés Pavón, los responsabilizó, a través de Radio Globo, de que de darse una masacre prevista para el día de las elecciones en Honduras, tanto Carlos Alberto Montaner como Alvaro Vargas, tendrían las manos salpicadas de sangre, por azuzadores y entrometidos en una realidad que desconocen. Para mí que ya las tienen, pues el hecho de hacerle apología a un golpe de Estado militar que ya lleva casi una treintena de muertes confirmadas, cuatro mil violaciones a los Derechos Humanos y varias violaciones sexuales a mujeres y hombres, los convierte casi en ejecutores materiales.

A veces uno llega hasta pensar de que gente como CarMon y AlVa reciben honorarios por chequera doble: por un lado de la base recalcitrante de Miami; y por otro de los llamados petrodólares venezolanos. Pues estos dos, y otros intelectuales mayamenses o maya-mensos, no pierden oportunidad para endiosar al presidente Hugo Chávez. Lo mencionan con tanta frecuencia y lo dibujan tan sobrehumano que muchas y muchos terminan por convertirse en adeptos de Chávez. Para estos nadie puede moverse en América Latina, nadie puede tener iniciativas, nadie puede soñar con una patria mejor si detrás no esta el presidente Hugo Chávez. Chávez ha de estar agradecido y muerto de la risa por el favor que le hacen estos grandísimos (intelectuales).

Si bien me he referido más en el presente a CarMon, no es porque menosprecie a AlVa, no, sino que al menos Montaner, con defectos y virtudes, es él, mientras que Vargas, al anular el apellido de su madre, le falta el respeto a ella y a las mujeres en general, es una conducta ultramachista en donde el nombre de la mujer no vale nada. Y, a la vez, es un oportunismo para cosechar de los apellidos paternos, lo que, de plano, lo convierte en un individuo sin identidad. Entonces no vale la pena atacarlo puesto que yo le aventajo en poderío, estaría yo ni más ni menos como las Fuerzas Armadas de Honduras y la Policía Nacional de Honduras: acribillando y apaleando a mujeres y hombres, ciudadanos comunes, desarmados. Qué valientes!

Antes de que los golpistas buscaran mercenarios de las letras, ya dos auténticos escritores, se han referido a Honduras. Para el caso el mexicano Carlos Fuentes declaró: »ya pasó la época en que se podían tumbar gobiernos elegidos democráticamente.» Y urgió a Micheletti a devolver el poder usurpado. Por su parte Mario Vargas Llosa (este sí se llama así), escribió: «la interrupción de la democracia por una acción militar no es justificable en ningún caso.» Y remató llamando torpes a los golpistas cuando dice: «Una acción militar de una gran torpeza».

Así la historia se repite, la traición que le está haciendo los Estados Unidos al presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales y al pueblo hondureño, es solo una repetición, ya en 1842 Francisco Morazán Quesada, en su Testamento, escribió: «Declaro: Que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.»

Ah, un recordatorio, no vayan a confundir Carlos Alberto Montaner con Luis Posadas Carriles, suenan igual pero son dos personas diferentes. Aunque, como lo dijo el presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras (CODEH), Andrés Pavón, si Montaner continúa avalando y justificando más violencia contra el pueblo hondureño, dándole loas a un golpe de Estado militar, pues será sencillo confundirlo con el connotado terrorista. Así mismo puede sucederle a la Administración Obama, si reconoce unas elecciones realizadas con un pueblo amordazado, un presidente constitucional en cautiverio, torturado, un pueblo bajo el yugo de la bota militar, bajo la amenaza y el terror , es probable que en Oslo el día en que Barack Obama reciba el premio Nobel de la Paz, como en un libro de Stephen King, en vez de que de la medalla despeguen palomas de la paz, emane de ella un Niágara de sangre.

* Roberto Quesada: escritor y diplomático hondureño, autor, entre muchos libros más, de la novela Nunca entres por Miami (Grijalbo Mondadori); Never Through Miami ( Arte Publico, Universidad de Houston, TX).

www.hondurasusaresistencia.com

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.