Un nuevo estudio achaca la mitad de las olas de calor de las últimas décadas a los principales productores de combustibles fósiles y cemento del planeta y abre una posible vía de reclamación judicial
Un nuevo estudio achaca la mitad de las olas de calor de las últimas décadas a los principales productores de combustibles fósiles y cemento del planeta y abre una posible vía de reclamación judicial
KUALA LUMPUR – Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) han aumentado en los últimos dos siglos, y las emisiones actuales y acumuladas por habitante de los países ricos superan con creces las del Sur global.
El Acuerdo de París del 2015 fue el principal pacto climático desde que se aprobara la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas en 1992.
El sistema actual de crecimiento ilimitado en un planeta con límites es tan difícil de cuestionar por su asociación positiva con la libertad en la mente de la gente. El poscrecimiento necesita su propia versión y narrativa convincentes de la libertad.
El último ‘logro’ de Núñez Feijóo antes de partir hacia Madrid fue sellar un pacto con una multinacional que pretende instalar una pastera que destruiría ecosistemas en el corazón territorial de Galicia y perpetuaría el monocultivo de eucalipto.
La periodista británica acaba de publicar en España ‘Manual anticapitalista de la moda’, un análisis de esta industria desde la explotación laboral al daño medioambiental.
El sociólogo, activista y exeurodiputado cuestiona que las organizaciones ambientalistas y ecologistas no hayan rechazado la “narrativa extractivista” que responsabiliza a la “suciedad” de montes y bosques como causa principal de los incendios. “Estamos legitimando una guerra contra la biodiversidad”, se queja.
La vida en las antiguas localidades pesqueras del mar de Aral, en Uzbekistán, no ha dejado de empeorar desde que la URSS sometió a la región a una producción de algodón desmesurada que secó buena parte del agua. La desaparición de este mar es considerada uno de los mayores desastres ecológicos de la historia.
La industria de hidrocarburos de EE.UU. puede beneficiarse con normas más laxas a partir de un nuevo informe del Departamento de Energía estadounidense. Más de 80 científicos de ese país produjeron un análisis crítico que considera al informe gubernamental «no creíble» y sesgado en favor de los combustibles fósiles, en detrimento de las energías renovables y la acción por el clima.