
En medio del tan complejo momento que atraviesa el capitalismo, es cada vez más importante dilucidar la cuestión de la hegemonía, o al menos intentarlo. Sus crisis multifacéticas y sistémicas, con claras señales de debacle civilizatoria, conforman un escenario complejo de analizar. Sin embargo, es indispensable escudriñar los procesos de transnacionalización y globalización del capital. Reconozcamos también el deterioro de los estados-nación, al menos como los conocíamos o como nos los imaginábamos. Merecen por igual nuestra atención las guerras y los enfrentamientos en marcha, que no pueden simplemente ser asumidos como conflictos entre estados. Las grandes empresas transnacionales han configurado otras relaciones de poder y son actores cada vez más potentes en el ámbito de la geopolítica global.