En diversos medios de comunicación, impresos y electrónicos, diversos “expertos” nos proponen los temas que deberían abordar los constituyentes que serán electos el próximo 11 de abril, a saber: respetar la regla fiscal, exclusividad del Presidente en el Presupuesto y tributos, independencia del Banco Central, y, además, se reportan opiniones de expertos y organismos internacionales, que vendrían a enseñarnos, desinteresadamente por cierto, cómo redactar una Constitución: Pero nadie menciona siquiera la posibilidad de nacionalizar.

Cecilia Vergara Mattei | 

El plebiscito por una nueva constitución chilena se convirtió este domingo en una victoria histórica de la democracia: las opciones Apruebo y Convención Constitucional recibieron una mayoría abrumadora de votos, el apoyo de casi ocho de cada diez chilenos, una marejada de voluntades ciudadanas, para comenzar a borrar la constitución de la dictadura pinochetista y soñar con un nuevo Chile.

El honor de encabezar el arrasador triunfo del Apruebo y Convención Constitucional, hay que atribuirlo a los jóvenes, tanto a los de edad como a los de espíritu. Fue decisiva la participación masiva de jóvenes que votaban primera vez, y de los viejos robles que desafiaron la pandemia (más de 500 mil contagiados y 14 mil muertos en el país) para expresar su voluntad.

Pablo Jofré Leal | 

Apenas una hora y minutos después del cierre de las mesas electorales en el país, el presidente chileno Sebastián Piñera, acompañado de su mayoritaria plana de ministros se presentó ante los medios de información, con la imagen más lúgubre que ha tenido la derecha en los últimos años.

Durante décadas el historiador y profesor chileno Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006, ha dedicado parte de su labor a investigar y reflexionar en torno a temas como la soberanía popular, la ciudadanía, la evolución constitucional nacional y especialmente el potencial revolucionario del poder local y la territorialidad a nivel comunal y municipal.

El pueblo chileno ha respaldado masivamente el «Apruebo» en el plebiscito del último domingo. Los resultados, explica Luis Thielemann, demuestran la disposición de las clases populares a conseguir sus intereses mediante la política plebeya: votos y barricadas.

En octubre de 1988, un histórico plebiscito le ponía punto final a los días de Pinochet en el Palacio de La Moneda. Pero tuvieron que pasar otros 32 octubres para que el pueblo chileno pudiera tumbar su pesada herencia, la Constitución de 1980 que encorsetó la democracia y determinó un sistema político amoldado a los dueños de todas las cosas. Este domingo, un aluvión de votos en otro emblemático plebiscito logró desmontar los amarres de la dictadura para echar a andar un proceso constituyente, en la primera gran conquista de las multitudes que irrumpieron en las calles en otro octubre, el de 2019. Una inmensa bandera desplegada en los festejos sintetiza el espíritu de época: “Borrar tu legado será nuestro legado”.

La contundencia de los resultados arrojados por el plebiscito del pasado 25 de octubre constituyen un hito político de gran trascendencia. Arroja importantes luces acerca de las posiciones que las distintas clases sociales van tomando frente a la crisis del actual esquema de dominación burguesa.

Atilio Borón | 

Chile se enfrentó este domingo ante un desafío histórico por lo inédito: su pueblo fue consultado por primera vez en sus anales si quería o no una nueva Constitución y, en caso de que la respuesta afirmativa fuese mayoritaria, qué clase de órgano debería ser el encargado de redactar la nueva Carta Magna. Había dos […]

Con casi el 80% de los votos

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En un plebiscito histórico, el pueblo de Chile decidió modificar su Carta Magna, una de las herencias que había dejado el gobierno de facto de Pinochet. La Convención Constitucional obtuvo más del 80 por ciento de los sufragios.