Alfredo González-Ruibal (Madrid, 1976) es un arqueólogo singular: sus picos, sus palas, sus piquetas, sus catalanas, sus cepillos, no horadan la tierra en busca de los despojos de un pasado antediluviano, sino anteayeres casi literales; pretéritos próximos con supervivientes y documentación copiosa. No todo se documenta, y la arqueología es a veces el suero de la verdad que hace aflorar lo escamoteado, lo inconfesable. Recién llegado de una excavación en el Valle de los Caídos, conversamos con González-Ruibal sobre sus hallazgos y otras dimensiones fascinantes de su labor.