Categoría: Opinión
Los ataques de septiembre de 2001 llevaron a Estados Unidos a la campaña más larga y costosa de su historia: la llamada “guerra contra el terror”. Las operaciones internacionales, apoyadas por países aliados y la OTAN, conllevaron no solo a abrir frentes de batalla en varias naciones del Medio Oriente, sino también a una cacería de los principales líderes y miembros de lo que Washington consideraba “organizaciones terroristas”.
Hasta el año 2001 en América Latina la fecha del 11 de septiembre estaba asociada al golpe de Estado contra Salvador Allende en 1973. Su imagen con casco y metralleta, los aviones bombardeando el Palacio de la Moneda y la foto del general Augusto Pinochet, cruzado de brazos, con anteojos negros y desafiando al mundo para imponer el terror, quedaron grabados en la memoria colectiva. Hasta el día de hoy.
Se va Angela Merkel, ya hace tiempo que lo anunció. Al terminar su declaración de vuelta a casa fue aplaudida durante más de 6 minutos. A Hitler también le aplaudieron mucho, el poder mediático es casi infalible.
Desde Karl Marx, por lo menos, la cuestión de la transformación de la sociedad es un imperativo; sin embargo, lo difícil no es enunciarlo, sino acometerlo. Es decir, transformarnos como sociedad ante este orden vigente de hecatombe social y ambiental.
Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen, fue la frase de Julio Anguita, que hago mía, después de que su hijo Julio A. Parrado, falleciera en Irak al ser alcanzado por un misil, en un ataque realizado por el ejército iraquí en su ofensiva contra la capital, mientras realizaba labores de corresponsal de guerra.