Recientemente surgieron unas manifestaciones en el Malecón de La Habana, pidiendo textualmente “intervención humanitaria”, “libertad” y “democracia”. Analicemos por separado estas tres peticiones tan “revolucionarias”.
Recientemente surgieron unas manifestaciones en el Malecón de La Habana, pidiendo textualmente “intervención humanitaria”, “libertad” y “democracia”. Analicemos por separado estas tres peticiones tan “revolucionarias”.
“Al socialismo le falta mucho -muchísimo- para ser justo. Quizá al final ni se llame socialismo, porque va a ser híbrido. Pero no hay mal mayor que el cáncer imperial [capitalista].”
La teoría y la costumbre dicen sueltamente que se califica como genocidio sólo cuando un grupo pretende expresamente la destrucción de otro. Eso puede sonar restrictivo y hasta difícil de verificar por el supuesto carácter subjetivo de “querer destruir a otro”.
El individuo, ante un poder sin límites, pierde todos sus derechos.
Paren el mundo. ¿Uno se puede bajar? En mi larga vida había escuchado muchos disparates, pero los del último año sobre el coronavirus y la vacunación se ganan varios premios nóbel al absurdo o al disparate (pueden competir en ambas categorías).
¿Otra década perdida en América Latina y el Caribe? La región sigue en la trayectoria de una década sin crecimiento, sin lograr las metas trazadas y preestablecidas, y para peor, la crisis derivada de la pandemia elevó la desigualdad y la pobreza, a lo que se suman las enormes asimetrías sobre la vacunación, porque en realidad sólo 13 por ciento de la población ha recibido las dosis.
Hace dos años, en la ciudad de Puebla, se realizó un encuentro que tuvo poca repercusión mediática porque ni siquiera fue público.