Con la pandemia iniciamos una nueva etapa, donde se hace necesario producir poder popular.
Categoría: Opinión

Black Lives Matter tiene potencia ética equivalente en el Ubuntu al ‘si tú eres ese humano yo también soy ese mismo humano».
La coyuntura regresiva que sufren varios países de América Latina, como Bolivia luego del golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019, Ecuador con su proceso popular traicionado por el gobierno de Lenin Moreno, El Salvador por la arremetida autoritaria del gobierno de Nayib Bukele, además de otros como Brasil, gobernado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, o Colombia donde la exterminación física de opositores de izquierda al gobierno se ha convertido en práctica cotidiana, obliga a las fuerzas sociales populares y a las organizaciones políticas de izquierda continentales a replantear su acción política.


Entre las muchas cosas de las que nos ha privado la pandemia del covid-19, está el abrazo. El miedo, el terror al contagio nos aparta. Nos impide esa muestra de cariño, de amor, de compañerismo, de saludo, de solidaridad.