La reciente instalación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), no debe ser banalizado y mucho menos minimizado, tal como han pretendido sectores políticos opuestos al presidente Chávez. La CELAC se articulo con un conjunto de esfuerzos, surgidos de iniciativas de la cancillería venezolana pero que han tenido eco en el […]
La reciente instalación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), no debe ser banalizado y mucho menos minimizado, tal como han pretendido sectores políticos opuestos al presidente Chávez. La CELAC se articulo con un conjunto de esfuerzos, surgidos de iniciativas de la cancillería venezolana pero que han tenido eco en el contexto de cambio político en Nuestra América. Este tipo de iniciativa, responde en 1er lugar, al contexto del sistema-mundo. La geopolítica del Siglo XXI es un juego de factores o grupos geográficos, con determinantes económicas. Por un lado, la denominada Zona Euro, con Inglaterra, Francia, España, Italia, Alemania a la cabeza; que cuentan con un espacio geoeconomico definido, con libertad de circulación de sus ciudadanos, con un Banco central Europeo y un empuje económico, que no deja de tener dificultades, tal como lo demostró la reciente crisis en Grecia; sin embargo es innegable su fortaleza geoestratégica.
Por otro lado, debe tomarse en consideración al bloque asiático, con China a la cabeza, India y Paquistán, así como Malasia, Japón, Indonesia, Corea del Sur, que tienen dos características claves: población económicamente cautiva y mano de obra barata, que facilita la instalación de maquilas, que generan ingresos, influencian el crecimiento económico al mismo tiempo que hacen circular dinero en los mercados financieros. Hay un tercer bloque, más heterogéneo, con los EEUU a la cabeza, que tiene la fortaleza de una unidad estructural con México y Canadá, en donde se han incorporado a través de Tratados de Libre Comercio (TLC) Panamá, Colombia, Perú entre otros países. ¿Que significa esto en el escenario mundial? Significa que Nuestra América, con más de 500 millones de habitantes, con las mejores reservas de agua potable y biodiversidad debe actuar como un bloque estratégico en este siglo. Aun dentro de una diversidad de sistemas políticos, en cuanto a su inclinación en el espectro derecha-izquierda. No hacerlo sería sucumbir a este juego geoestratégico en el cual se encuentran los bloques que hemos descrito inicialmente.
Podría alegarse que cómo se pretende una unidad entre gobiernos tan disimiles como el de Piñera en Chile o Chávez en Venezuela. La respuesta es que la CELAC no pretende cohesión en cuanto a las formas de gobierno, pero si pretende que estos gobiernos – con sus diferencias- sobrevivan en el contexto mundial de competencia y control por petróleo y recursos hídricos. Por otra parte, no puede perderse de vista que la CELAC busca funcionar en el contexto de un conjunto de iniciativas de integración de diverso tipo, tal como MERCOSUR o la UNASUR. Entre una y otra, no hay duda de la existencia de diferencia, pero por encima de ellas hay un espacio de coincidencia entre Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil, conjuntamente con Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y por supuesto Venezuela.
Algo más delicado aun, es que la CELAC corresponde a un escenario geopolítico que busca dar una respuesta estructurada al hecho que los EEUU viene adelantando una prepotencia agresiva en el escenario mundial, que ya ha actuado con total impunidad – con la anuencia de los otros bloques geoestratégicos que hemos descrito- y que amenaza el espacio vital (en términos geopolíticos) de Nuestra América, sobre todo por la circunstancia que el mantenimiento de la Guerra en Irak y Afganistán le significa a los EEUU un gasto en gasolina superior a los 210 millones de US$ semanales, lo que lo obliga a buscar fuentes de abastecimiento más cercanas, en términos geográficos; y esas fuentes solo se encuentran en el espacio compartido por Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil y Venezuela.
Por lo tanto, la CELAC es una jugada estratégica de contención e intento de alineamiento estratégico ante un escenario – cada vez más próximo- de la aplicación del «hard power» (poder duro) militar y económico de los EEUU. Ya este es un escenario que ha comenzado a darse. La aplicación en Colombia del denominado Plan Colombia desde 1999 ha significado la maximización de la presencia militar de asesores y entrenadores del Ejercito de los EEUU en ese país, dando como resultado que Colombia haya pasado de tener menos de 200.000 hombres en armas a mas de 480.000; constituyéndose no solo en el ejercito más numeroso de Suramérica, sino en uno de los países que mayor gasto militar tiene en la región; causando desequilibrios en las condiciones militares que son utilizados como elemento de presión por parte de los intereses del Pentágono y las corporaciones económicas con sede en EEUU.
Si a eso le agregamos el hecho que los EEUU han redefinido su política de Seguridad nacional, asumiendo los lineamientos del denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC en sus siglas en ingles), que los ha llevado a plantearse una revolución en Armamento Militar (RAM) que implica la supremacía estratégica mediante la aplicación de los avances tecnológicos en el campo del combate, que se traduce en bombardeos no tripulados, armas «más inteligentes»; apoyo aéreo y guerra tecnológica; todo ello destinado a lograr la supremacía sobre aliados y enemigos históricos (Rusia y China); nos encontramos que la CELAC tiene más sentido aun.
Dr. Juan Eduardo Romero es historiador
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