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Chantaje de la Unión Europea a los ciudadanos italianos… y españoles

Fuentes: Rebelión

Es aberrante, dicho claro y contundente, o paradójico, dicho con la elegancia de las palabras para disimular la afrenta, pero indicar que el Banco Central Europeo no apoyará a Italia por no haber un gobierno «creíble» (o sea, conforme al poder de Alemania y de las grandes empresas que amagan tras la Unión Europea, que […]


Es aberrante, dicho claro y contundente, o paradójico, dicho con la elegancia de las palabras para disimular la afrenta, pero indicar que el Banco Central Europeo no apoyará a Italia por no haber un gobierno «creíble» (o sea, conforme al poder de Alemania y de las grandes empresas que amagan tras la Unión Europea, que se decía de los ciudadanos), es un chantaje al derecho del pueblo italiano de elegir a sus gobernantes.

Tal vez sea la costumbre burocrática de las instituciones europeas, no electas por pueblo alguno con representación creíble (válganos a los ciudadanos la palabra que se nos espeta), inducida por la conveniencia de las grandes empresas poderosas que quieren laminar, no sólo los derechos sociales adquiridos, sino también los derechos políticos a elegir a quien, en democracia, el pueblo considere adecuado. Decimos que tal vez sea ese hábito el que insufle el chantaje al que el pueblo italiano (y a remolque el español) se ve ahora enfrentado con la amenaza del que el Banco Central Europeo puede dejar que los mercados vuelvan a marcar máximos los tipos de interés de la deuda italiana, y española a remolque, debidamente advertidos los españoles para sumarnos, por la fuerza del chantaje, a convencer a los italianos de que deben elegir a quienes le s sugieren desde Bruselas o Berlín, y, de paso, nosotros debemos ir tomando nota, que ya circuló el nombre de algún «tecnócrata» para asumir la jefatura del gobierno de España.

Aún va a resultar que los que rigen las instituciones de la Unión Europa quieren imponer sus designios a los pueblos de Europa con aires de casta excelsa y derechos que provienen de su superioridad natural proclamándose como elegidos, ellos que en su mayoría han sido nombrados a dedo. Y los pueblos, adormecidos por el consumo, van despertando con los recortes que les imponen quienes gozan de todas las prebendas y se dan aire de salvadores por cuenta ajena desde Bruselas o Berlín.

Quieran los italianos resistir el envite, y los españoles darles apoyo en su derecho a elegir a sus representantes, y si el Banco Central europeo les amenaza, que sepan que más peligro corren en Bruselas y en Berlín por lo que pueda desencadenarse, que a fin de cuentas el euro es moneda que cotiza a conveniencia de Alemania.

Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.