Las exposiciones de los principales referentes del partido gobernante terminaron en una batalla campal. Berlusconi desafió a Fini a renunciar a la presidencia de la Cámara baja, pero Fini le contestó: «¿Qué haces, me echas?».
Definitivamente, hay clima de ruptura en Italia. El primer ministro Silvio Berlusconi y su hasta ahora aliado, el presidente de la Cámara de Diputados y cofundador del Pueblo de la Libertad (PDL), Gianfranco Fini, escenificaron ayer un salvaje enfrentamiento durante el congreso de la dirección nacional de su partido, en Roma. Ante un auditorio colmado de delegados políticos y transmitido en directo por la televisión, ambos políticos se lanzaron con municiones pesadas, en una escalada de tensión que dejó en evidencia la crisis que reina en el seno de la alianza. «Si quieres hacer política, dimite de tu cargo, Gianfranco», arremetió Il Cavaliere en el punto más duro de la discusión. A lo que Fini contestó: «¿Qué haces, me echas?».
La democracia italiana vivió ayer una jornada de alto voltaje. Se esperaba que el comité partidario fuera ajetreado, pero nadie imaginó que las exposiciones de los principales referentes del partido gobernante terminarían convirtiéndose en una batalla campal. La cita, prevista para las 10.30 (local) de ayer, se inició con un largo discurso en manos de Fini -líder de una corriente opositora minoritaria dentro del partido-, quien durante poco más de una hora criticó el camino de fuerte cohesión seguido entre el PDL y la xenófoba Liga Norte de Umberto Bossi después de las elecciones regionales celebradas en marzo pasado.
«En el norte nos hemos convertido en una fotocopia de la Liga. La identidad de ese partido es clara, la nuestra en cambio no lo es. Alinearse con las posiciones de Bossi es peligroso», manifestó el ex líder de la Alianza Nacional durante su presentación. El presidente de la Cámara de Diputados abogó en su alocución por un mayor debate interno en el seno del partido y pidió por una verdadera democracia dentro del PDL. Un fuerte liderazgo es el resultado de una síntesis entre todas las posiciones diferentes también. No creo que sea alta traición decir que algunas cosas pueden hacerse mejor», afirmó ante la mirada penetrante de Berlusconi.
Fini continuó con su discurso, donde no sólo criticó la forma en que el PDL está llevando la reforma del sistema de Justicia sino que además dijo ser objeto de «frecuentes ataques por parte de periodistas pagados por estrechos familiares del presidente de gobierno», en alusión al diario Il Giornale, en manos del hermano de Il Cavaliere, Paolo Berlusconi. Las cuestiones que presentó el presidente de la cámara fueron muchas, pero en última instancia el mensaje fue claro: el nuevo camino emprendido por el PDL no le gusta.
Tras su exposición, Fini bajó del atrio y llegó el turno del primer ministro. Sin demasiadas vueltas, un visiblemente enojado Berlusconi se apoderó del escenario y se dirigió a su antiguo aliado en la fundación del partido. «Es la primera noticia que tengo de que Gianfranco Fini ha cambiado su forma de pensar», dijo Il Cavaliere ante los gestos de negativa esgrimidos por Fini desde la primera fila y los aplausos del auditorio. «La liga ha retomado las posiciones de la Alianza Nacional (AN) sobre la inmigración. No es que seamos una fotocopia de la Liga, sino que la Liga ha hecho una fotocopia de la AN», defendió a su refortalecido aliado, el premier.
Berlusconi arremetió: «Dejame ser claro. Yo hablé con vos el martes y delante de Gianni Letta (subsecretario de la presidencia) me dijiste en primer lugar que te arrepentías de haber cooperado en la formación del PDL y en segundo lugar me informaste que querías fundar un grupo parlamentario autónomo», aseguró. En este punto, el presidente de la Cámara de Diputados se levantó de su asiento e intentó frenar la ola de cuestionamientos de Il Cavaliere. Pero ya era demasiado tarde. «¿Querés tener la posibilidad de que se te escuche? -espetó el premier-. Muy bien, pero tendrás que hacerlo como político y no como presidente de la Cámara. Si quieres hacer política dimite de tu cargo, te recibiremos con los brazos abiertos», enfatizó. El duro golpe asestado por Berlusconi no achicó a Fini. «¿Qué haces, me echas?», retrucó. El silencio fue su respuesta.
Aunque a la salida del congreso, Fini afirmó que no dejará la presidencia de la cámara ni el partido, será tan sólo una cuestión de tiempo para ver si esta teatral puesta en escena culmina en una crisis definitiva. A ninguno de los dos socios les conviene romper esta alianza que nació en 2007, y que hasta ahora les permitió manejar la política italiana. Si Fini abandona el PDL, 50 parlamentarios se irán con él, logrando que la mayoría en manos del premier se reduzca y con esto se frenen las reformas constitucionales que Berlusconi quiere sacar adelante. Tampoco es negocio para Fini, que si se retira quedará con un escaso 6 por ciento del apoyo político, según demuestran las últimas encuestas.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-144414-2010-04-23.html