Costa Rica no es una nación soberana, es una colonia, sin dignidad alguna. Mientras América Latina responde, protesta y condena las declaraciones de John Kerry, quien afirma que América Latina es el patio trasero de EEUU, llegando incluso a expulsar de los países, a la nociva USAID, como es el caso de Bolivia. Pero en […]
Costa Rica no es una nación soberana, es una colonia, sin dignidad alguna. Mientras América Latina responde, protesta y condena las declaraciones de John Kerry, quien afirma que América Latina es el patio trasero de EEUU, llegando incluso a expulsar de los países, a la nociva USAID, como es el caso de Bolivia. Pero en Costa Rica eso no es noticia, ni siquiera importa, nuestro colonialismo opaca cualquier sentido crítico, acá celebramos la «visita» del presidente de EEUU, un genocida. Mientras en el resto del continente condena el intervencionismo, la dominación y el exterminio sistemático que comete el gobierno estadounidense, acá sencillamente pensamos que Obama, tiene toda la autoridad moral para hablar de Derechos Humanos.
Durante la visita del gran tirano no sólo haremos gala de nuestro colonialismo mental, sino que se evidenciará una peculiaridad de nuestra colonia, que se encuentra bajo estado de sitio. El estado de excepción pasa a ser explícito cuando la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) emite la «alerta verde preventiva» por la visita de tan atroz personaje. Resulta interesante lo que la CNE entiende por «alerta«:
«El estado anterior a la ocurrencia de un desastre que se declara con el fin de que los organismos activen procedimientos de acción preestablecidos y para que la población tome precauciones específicas debido a la inminencia de un evento previsible».
Dudo que el desastre inminente sea algún aguacero, que sería más que deseado en estos momentos de terrible sequía, de la que nadie habla o se queja. Sequía que curiosamente no ha activado ningún tipo de alerta en el CNE, y por tanto quizás no se ha formulado ningún plan de gestión del riesgo. Sin embargo, resultan interesantes las noticias que comienzan a reproducir los medios de información (y vale destacar que no sólo informan sino atacan y violentan la integridad física de manifestantes), curiosamente desde los atentados en Boston, y por la visita del tirano. En primer lugar, 20 bombas incendiarias, en los alrededores del edificio de la Gestapo nacional, la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS), en San José.
Aparte de ser temporada de mangos, también lo es de extraños artefactos explosivos, como el encontrado y destruido el día anterior a la visita. El artefacto también fue hallado en San José. ¿Pero quiénes pueden estar de todo esto? La respuesta es obvia, el gobierno, pero este, no lo va a aceptar y por eso le echará la responsabilidad a algún incómodo grupo. Curiosamente para este 1° de mayo, la policía decomisó «artefactos explosivos» a su principal chivo expiatorio, los anarquistas. Preocupa que el seguimiento a estos grupos haya conducido a catalogarlos como «grupos de interés» e, inmediatamente vigilados por los servicios secretos estadounidense y más aún que la Fuerza Pública declare como «actos terroristas» lo vivido en este día. Mientras vemos cómo los medios de información y el gobierno han logrado aislar y criminalizar a los movimientos anarquistas -criminalización ingenuamente reproducida por otros movimientos sociales-, se inserta al país de forma contundente a la guerra contra el terrorismo, otro de los propósitos de la visita del gran tirano, pues, no hay cabida para la neutralidad en esta guerra de todos contra todos.
No me preocuparía del terrorismo, los anarquistas no son terroristas, como ingenuamente nos hace pensar cierta «oposición» acrítica, o los mismos medios de información y el gobierno. Lo que sí debería de preocuparnos es la ambigüedad en la noción de terrorismo, y por su elasticidad, que le permite a todo gobierno catalogar como terrorista a cualquier grupo que considere amenazante a su dominio.
Aparte del peligro de que Costa Rica se inserte de lleno en la guerra contra el terrorismo a escala internacional, pues hará al país blanco de ataques reales, es preocupante a lo interno, pues se está tendiendo a un acelerado proceso de consolidación del Estado Policial, y la visita del presidente Obama, ha sido la excusa perfecta para hacer gala de este tipo de estado que opera bajo la excepcionalidad y la represión.
El gobierno y los medios lo celebran con bombos y platillos: el operativo de seguridad más grande en la historia del país. Por esta visita, San José se encuentra ocupado militarmente, y sólo nos dicen que durante la visita, la capital estará tomada. El poder soberano en estas tierras, la embajada de EEUU, tácitamente declara toque de queda, y nos invita a no salir de nuestras «casa-prisión», para evitar así la implementación de «medidas extraordinarias». El encargado colonial de la seguridad, también «recomendó» a la empresa privada suspender actividades, por el despliegue militar. Servicios públicos, como hospitales, bancos y demás, quedan suspendidos, al igual que nuestras garantías constitucionales. Los habitantes de las inmediaciones por donde desfilará el gran tirano en su limosina-tanque, han sido investigados por la policía, como si fuesen delincuentes. En nuestros cielos, en los que antes descansaba la paz, ahora sobrevuelan helicópteros de guerra, Black Hawk, medida que tomó el gobierno de EEUU, en su atribución imperial de gobernar en sus colonias, hasta se dio a la tarea de preparar toda una bienvenida, con policías municipales mostrando carteles de recibimiento. Exadministradores coloniales solicitan a la población no protestar durante la visita, y que asuman pacíficamente su colonialidad.
Costa Rica está bajo estado de sitio, San José, su capital, se encuentra bajo ocupación militar. El gobierno de EEUU sostiene que no viene a negociar. El objetivo de la visita es el control militar del Caribe, región de gran importancia geoestratégica para EEUU, principalmente por la gran cantidad de recursos estratégicos que hay en la zona, especialmente en Venezuela. Todo esto oculto bajo la retórica de la guerra contra el narcotráfico, guerra declarada para nunca ser ganada. Otra de las razones de la visita de Obama es el de la consolidación del Proyecto Mesoamérica, mecanismo que le asegura a EEUU el abastecimiento y control de los recursos locales. Por último, otra de las razones podría ser la consolidación de la industria aeroespacial en Centroamérica, aspiración de Costa Rica, por lo que no extraña la visita del exaustronauta Franklin Chang a la Casa Blanca, así como su repentina visita al país para participar en la reunión con Obama. Chang, no figura como héroe, tal como se le representa en el imaginario nacional, sino como presidente de Ad Astra Rocket Company, empresa que desarrolla el motor de plasma, y que cuenta con estrechos vínculos con empresas como ATK, que es parte del complejo militar industrial estadounidense.
Todo parece indicar que el grado de represión inimaginable que Obama ejerce contra su propia población, se ciñe ahora contra todos nosotros. ¿Es el estado de sitio en Boston, una referencia para la administración colonial en Costa Rica? ¿A esto se debe el interés del viceministro de Seguridad así como estudiante e instructor de la Escuela de las Américas, Walter Navarro, de que la ciudadanía delate a toda persona sospechosa por su apariencia, pero sobre todo, por su pensamiento?
Estamos bajo de estado de excepción, todas nuestras libertades y garantías constitucionales (las de la población total del país), han sido suspendidas en nombre de quien representa la mayor amenaza para todas las formas-de-vida de este planeta: los EEUU.
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