Mónica Baltodano se define como una luchadora empecinada en la búsqueda de una sociedad socialista, convencida de que el modelo que impera en el mundo no es el adecuado para la humanidad y que por ende hay que seguir buscando y apostando a la utopía. Una soñadora con los pies en la tierra. Con ella […]
Mónica Baltodano se define como una luchadora empecinada en la búsqueda de una sociedad socialista, convencida de que el modelo que impera en el mundo no es el adecuado para la humanidad y que por ende hay que seguir buscando y apostando a la utopía. Una soñadora con los pies en la tierra. Con ella hablamos del legado del fundador y comandante Carlos Fonseca a 38 años de su muerte.
-¿Quién fue Carlos Fonseca?
-Fue el principal fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y sin dudas la figura más importante de las historia del Frente, no solo por la visión que tuvo y por la capacidad de encontrar en la realidad nicaragüense las formas de aplicar las herramientas teóricas que había adquirido en filas socialistas, sino que además marcó el camino por el que seguimos.
Fue el guía fundamental de los revolucionarios nicaragüenses pero además tuvo una actitud militante y épica que sobrepasa los parámetros del resto de los militantes sandinistas.
Vivía como predicaba con un nivel de autenticidad tal que muchos lo consideran casi como un santo. Sin dudas fue una figura que generó mucha devoción entre todos los que lo seguimos, por su credibilidad y su fuerza ante las causas de la revolución.
Formador de jóvenes. Fundador del socialismo criollo
-Se le reconoce también haber rescato la figura y accionar revolucionario de Augusto Sandino…
-Fonseca es el responsable de haber rescatado a Sandino y de haberlo incorporado como parte del pensamiento revolucionario sandinista. El sandinismo dentro del Frente tiene su origen en el rescate que hace Carlos Fonseca.
Es cierto que Fonseca estudia lo que había escrito Gregorio Selser en «Pensamiento vivo de Sandino», «Sandino general de hombres libres» y «Pequeño ejército loco»; pero también es cierto que capta en la figura de Sandino los elementos motivadores que vinculaban el pensamiento y la ideología revolucionaria con la realidad nicaragüense, es el responsable de darle identidad a esta revolución, de darle nombre al Frente y este es el mayor aporte que hizo.
Fonseca también fue el responsable de formar a los jóvenes revolucionarios con un pensamiento no ortodoxo ni mecanicista que no transpolara lo que era válido para otras realidades a la de Nicaragua, fue el que formuló la necesidad de vincular el pensamiento revolucionario con los patriotas que venían de otras vertientes.
Fue el autor del mensaje a los jóvenes que plantea cuestionar el pensamiento conservador que se había infiltrado en filas del movimiento estudiantil.
Luchó muchísimo para que los estudiantes asumieran banderas revolucionarias y no lo hizo apenas a través de escritos sino también en la práctica. Es el primero que formula la tesis de la insurrección, si uno lee «La hora cero» y los escritos que hizo por el año 63 y 64 percibe que Fonseca nunca concibió a la montaña o la lucha guerrillera rural como el escenario que desplegara la lucha armada como único escenario de la Revolución.
Fonseca afirmaba ya entonces, que al final el derrocamiento de la dictadura se lograría a través de la insurrección generalizada tanto en el campo como en la ciudad y Humberto Ortega que luego desarrolló esta tesis ya lo ha reconocido y es por eso que afirmamos que Fonseca ha sido el que tuvo una visión más completa de lo que era la lucha en ese período histórico y tuvo la capacidad de formularla al tiempo que nos guió con su ejemplo.
-¿Lo conociste personalmente?
-No, yo en realidad no lo conocí. Cuando estaba haciendo el programa radial que sirvió de base para las «Memorias de lucha sandinista», a todos mis entrevistados les pregunté por Carlos justamente porque nunca tuve la dicha de conocerlo y siempre me interesó saber cómo la gente lo percibía, sobre todo los campesinos.
Alguien que sabía escuchar, que conocía los problemas del pueblo
-Se dice que tenía un gran poder de comunicación…
-Sí, pero tenía también un gran don para escuchar. Cuando Fonseca entró a Nicaragua en el año 1975 realizó innumerables reuniones en las que más que hablar él quería saber qué pensaba la gente, conocer qué es lo que estaba pasando.
Todos con los que he hablado al respecto, dicen que Carlos tenía una gran capacidad de escuchar y de construir sus propios análisis a partir de la indagación, que no se basaba apenas en preceptos. Tenía sí, ciertas ideas claras pero escuchaba a la gente y se empapaba de ese conocimiento.
Ernesto y Fernando Cardenal me han contado cómo Fonseca mandaba a buscar desde la clandestinidad a intelectuales y personalidades no solo vinculados al pensamiento de izquierda, más bien todo aquel que considerara que podía enriquecerlo con sus conocimientos.
A Julio López, mi marido, lo conoció cuando el era dirigente de la juventud bautista que no tenía vínculos con lucha sandinista, porque quería conocer qué era lo que pensaban los jóvenes bautistas sobre la dictadura y en una de esas reuniones fue como lo reclutó para el FSLN.
Los hermanos Cardenal cuentan sobre las largas charlas con Carlos Fonseca que podían comenzar a las 3 de la tarde y terminar al día siguiente, un hombre con una gran capacidad de persuasión pero sobre todo con una enorme capacidad para escuchar.
Murió en la búsqueda de un objetivo mayor, la reunificación del Frente Sandinista
-Sigue estando vivo…
-Sí, sobre todo en los jóvenes como mi hija a quien ha impactado su forma de ser y su incidencia en la revolución, que sigue siendo una referencia obligada para las nuevas generaciones y para quienes quieran seguir luchando por una sociedad más justa.
Lamentablemente el rescate de su trabajo no ha sido valorado por la nueva dirigencia del FSLN. Ha habido algunos trabajos muy buenos como el de Matilde Zimerman que es valiosísimo, pero poco reconocido.
También hay ciertos cuestionamientos que se hacen sobre la muerte de Carlos Fonseca, personalmente creo que su muerte fue consecuencia de una decisión consciente.
Él decide ir a la montaña sin que nadie lo mande y lo decide sobre la base de un objetivo muy importante que era la reunificación del Frente Sandinista y creía que el espacio donde se lograría ese objetivo era en la montaña.
Probablemente lo que no tuvo Fonseca, fue claridad sobre el impacto que las políticas de contrainsurgencia tendrían después del Asalto a la casa de Chema Castillo (Jose María Castillo, ministro de agricultura del dictador Anastasio Somoza).
El movimiento guerrillero, el desarrollo de la guerrilla de la montaña era importantísimo entre los años 72 y 74 se había desarrollado el trabajo de las redes campesinas que fue el que Carlos Fonseca tenía en su mente pero ese movimiento había sufrido duros golpes y los sufre estando ya él ahí.
De hecho, Fonseca cae en la denominada «Operación Águila VI» de Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA) en noviembre de 1976.
Creo que Carlos tenía una idea de fuerza en la montaña por eso considero que no tienen validez algunas versiones de que allí se lo mandó para morir, repetir esto es como mínimo irresponsable.
En esa época el movimiento contrainsurgente diezmó las redes campesinas destruyendo sus bases, quedando estas muy reducidas.
Carlos fue consecuente hasta en su último día con la búsqueda de la unidad, con la lucha revolucionaria que lo hace abandonar ciertos presupuestos básicos que cualquier dirigente debiera tener para preservar su vida.
Nunca debió haber ido a la montaña pero fue su decisión en aras de un objetivo mayor.
Fuente: http://nicaraguaymasespanol.