El presidente de una de las principales multinacionales afirma que los europeos no trabajan todo lo duro que hace falta ni valoran lo bastante el hecho de trabajar.
En un congreso reciente celebrado en Bruselas [1] se reunieron peces gordos del mundo político, de los negocios, sindical y académico para debatir formas de estimular la productividad y competitividad de la industria europea. Entre charlas sobre innovación, I+D, creación de empleo y cómo ayudar a las pequeñas y medianas empresas, uno de los oradores levantó una ola de murmullos entre quienes le escuchaban.
En parte se debió a su tono distante y en parte a su mensaje, que, pese a no decirlo de manera explícita, daba a entender que los europeos son unos haraganes y, con suma frecuencia, unos aprovechados. Peter Brabeck Letmathe [2] presidente de la Junta de Nestlé, afirmó que los europeos no están trabajando lo bastante duro.
«Tenemos un problema con las horas que trabaja la gente. Si se ven las horas per cápita trabajadas en Europa, están substancialmente por debajo del resto del mundo», explicó.
Citando informes que revelaban, según declaró, que sólo una minoría de europeos cree que trabajar duro es un valor al que aspirar, por contraposición a una mayoría de chinos, sostuvo que Europa se enfrenta a una crisis en su ética laboral y que le hace falta salir adelante sin ayuda. «Trabajar con más inteligencia no es solución para Europa. La única solución para Europa consiste en trabajar con más inteligencia y más duro», declaró ante un desconcertado auditorio.
Por supuesto, y suponiendo que Brabeck-Letmathe practique lo que predica, esto resultaría bastante comprensible considerando que, como alto directivo, gana millones y puede que tenga la sensación de que les debe a los accionistas el trabajar muchas horas… y que probablemente se puede permitir un ejército de ayudantes que se ocupan de todos los aspectos prácticos de su existencia.
Sin embargo, no estoy del todo convencido del valor económico y social de las afirmaciones de Brabeck-Letmathe. ¿Desea trabajar tanto la gente de países que hacen un montón de horas? ¿Les hace eso más productivos? ¿Cómo les afecta en su vida y qué repercusiones tiene en su sociedad? Por ejemplo los trabajadores de China, donde no hay regulación, ¿quieren pasar la mayor parte de sus horas de vigilia fabricando productos baratos para la exportación?
En el seno de la OCDE son de lejos los surcoreanos los que más horas trabajan, alcanzando unas ingentes 2.300 horas anuales por empleado. ¿Y qué significa esto? Para que se hagan una idea, permítanme que les presenta a Lee^[3], funcionario del Ministerio de Agricultura y Pesca de Corea del Sur. Lee se levanta a las 5.30 de la mañana, empieza a trabajar a las 8.30 y no vuelve a su casa antes de las 9.00, justo a tiempo para echarse a roncar. Además, a sus hijos no los ve más que los fines de semana o en los tres días de vacaciones que tiene al año.
Pues bien, ¿trabaja Lee todas estas horas porque encuentra emocionante su empleo o es que es un adicto al trabajo? No, lo hace porque nota la inseguridad. «Esa es la cultura. Siempre estamos pendientes de la opinión que tiene nuestro superior de nuestro comportamiento. De modo que resulta muy difícil terminar a una hora fija», reconoce.
Además, ¿este es el tipo de existencia que queremos los europeos? Al fin y al cabo si nosotros, como sociedad, deseamos emplear los logros económicos de décadas recientes en disfrutar de más tiempo de ocio, tenemos derecho a ello. En todo caso, la economía no puede seguir creciendo ad infinitum.
Pero, para volver al punto de partida, basándonos en la teoría de Brabeck-Letmathe, cabría esperar que a los europeos que echaran más horas trabajando les fuera bastante bien. De modo que… ¿quiénes son los europeos que más trabajan? ¿Los alemanes, oigo por ahí al fondo? ¿Los suecos, tal vez? No, son los griegos, que echan más de 2.000 horas al año y sin embargo su país se encuentra en medio de un marasmo financiero.
Y es que Grecia es una perfecta ilustración de que no es la cantidad de horas que se trabajan lo que cuenta, sino la calidad. Luxemburgo y Noruega, por ejemplo, generan cerca del doble del PIB por hora trabajada que Grecia [4].
Los que desean cargar las tintas en la forma europea de hacer las cosas apuntan a menudo que los norteamericanos trabajan un número de horas considerablemente mayor. Pero tiene algo de paradoja que en la década de 1970 los Estados Unidos gozaran de mayor nivel de vida que Europa, aun cuando los norteamericanos trabajaban menos horas que los europeos [5]. Hoy en día la diferencia de nivel de vida se ha reducido de forma considerable, pero los europeos en conjunto trabajan menos horas.
Sin embargo, aunque los norteamericanos pasen más tiempo trabajando, no lo aprovechan tanto, comparado con los europeos noroccidentales. De hecho, de acuerdo con las cifras de la OCDE de 2007 Luxemburgo, Noruega, Irlanda, Bélgica, Holanda y Francia rendían todos una productividad mayor que la de los Estados Unidos.
Contrariamente a lo que sugiere el Señor Nestlé en diversas partes de Europa, como Bélgica, el problema no es lo duro que trabaja un individuo sino la cifra de gente sin trabajo. Y esto tiene mucho que ver con el comportamiento de las multinacionales. A primera vista la industria europea parece tener problemas. Y con todo, la productividad laboral en el sector industrial de la UE ha aumentado más del doble que la productividad general (46% contra un 20% entre 1995 y 2007) [6].
¿Y qué sucedió en esta época tan estupenda? Se redujeron o deslocalizaron a países más baratos millones de puestos de trabajo, lo que podría llevar a pensar a los trabajadores que son víctimas de su propia productividad. La misma tendencia ha empezado a verse en el sector servicios con el fenómeno de la externalización («outsourcing«). Por ende, hay temores de que la próxima recuperación pueda producirse sin generar empleos [7].
Bueno, ¿y cómo puede pasar esto? Muchas empresas, en lugar de dar trabajo a más gente, tratarán de sacarle más partido a cada uno de sus trabajadores: la famosa ética laboral de Brabeck-Letmathe en acción. En realidad es lo que ya está ocurriendo: con la espada del desempleo pendiente de un hilo sobre la cabeza de millones de trabajadores de todos los sectores, mucha gente echa horas extra para salvar su puesto de trabajo.
Es probable que la actual recesión y crisis económica invierta los avances en el equilibrio entre vida y empleo que tanto trabajo costó a los europeos asegurar. Y si eso llega a suceder será una vergüenza monumental.
NOTAS:
[1] Organizado por la Comisión Europea se celebró el Segundo Congreso de Alto Nivel sobre Competitividad Industrial, «El papel de la política y los mercados en tiempos difíciles: ¿Qué hemos aprendido, cuál es el camino a seguir?» en Bruselas el 26 de abril de este año (2nd High Level Conference on Industrial Competitiveness «The role of policy and markets in difficult times: What have we learnt, where do we go?»).
[2] Brabeck-Letmathe es un ejecutivo «modélico» de la mayor y más controvertida de las multinacionales de la alimentación. Nacido en Austria en 1944, estudió economía en Viena y entró a trabajar en Nestlé en 1968. Buena parte de su carrera ha transcurrido en América Latina, sobre todo en ventas y mercadotecnia. En 1987 pasó a la oficina central de Vevey, en Suiza, para ocuparse de sus productos culinarios. En 1992 se hizo cargo de la mercadotecnia, comunicaciones y asuntos públicos, y a la vez de la parte de alimentación, chocolates, confitería y helados. En 1997 fue nombrado Director Ejecutivo y en 2005 se convirtió en Presidente y Director Ejecutivo. Se sienta también en la junta de Credit Suisse, Roche and L’Oreal y es miembro del ERTI (European Round Table of Industrialists), uno de los grupos de presión menos conocidos y más activos e influyentes en Bruselas. Véase, Jane Martinson, «Peter Brabeck-Letmathe: smooth defender of a tainted brand», The Guardian, 24 de noviembre de 2006.
[3] Parmy Olson, «The World´s Hardest-Working Countries», Forbes, 21 de mayo de 2008.
[4] «International Comparisons of Labour Productivity Levels – Estimates for 2004, September 2005 – Main findings» en www.oecd.org/dataoecd/31/7/29880166.pdf
[5] Arnold Kling, «Hours Worked in the US vs. Europe», en Library of Economics and Liberty, http://econlog.econlib.org
[6] «EU Manufacturing Industry: What are the Challenges and Opportunities for the Coming Years – First Tentative findings of a sector-specific analysis carried out in DG Enterprise and Industry», documento presentado en el Congreso antes mencionado, 26 de abril de 2010.
[7] «Economists predicting jobless recovery», 15 de enero de 2010, en EurActiv Network, www.euractiv.com .
Khaled Diab trabaja como periodista y escritor independiente en Bruselas. Su bitácora en la red responde al nombre de www.chronikler.com .
Traducción para www.sinpermiso.info : Lucas Antón
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3322
rCR