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Cuando la realidad parece un chiste

¿Cómo vivir en Italia y no tropezar con Berlusconi?

Fuentes: Rebelión

Atribuido por algunos al escritor Stefano Benni, esta realista historieta ha girado y se ha reproducido en la red, con mínimas variaciones y sin título preciso, hasta convertirse en simple, contundente, objetivo «saber popular». Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Hola, me llamo A., vivo en Milano 2, en un edificio construido por el Presidente del Gobierno.

Trabajo en Milán, en una empresa cuyo principal accionista es el Presidente del Gobierno.

También el seguro del coche con el cual me dirijo al trabajo es del Presidente del Gobierno.

Me paro todas las mañanas a comprar el periódico, cuyo propietario es el Presidente del Gobierno.

Por la tarde, salgo del trabajo y voy a hacer la compra en un supermercado del Presidente del Gobierno, donde compro productos realizados por empresas del Presidente del Gobierno.

Por la noche, casi siempre veo las televisiones del Presidente del Gobierno, donde las películas (producidas a menudo por el Presidente del Gobierno) se interrumpen continuamente con anuncios realizados por la agencia publicitaria del Presidente del Gobierno.

Entonces, me harto y voy a navegar un poco en Internet usando el servidor del Presidente del Gobierno.

Sobre todo, veo los resultados de los partidos, porque soy del equipo del Presidente del Gobierno.

Una vez a la semana más o menos voy a un cine de la cadena del Presidente del Gobierno, donde también veo una película producida por el Presidente del Gobierno, además de los anuncios iniciales también realizados por la agencia del Presidente del Gobierno.

Los domingos me quedo en casa, leyendo un libro, cuya casa editorial es propiedad del Presidente del Gobierno.

Naturalmente, justamente, como en todos los países democráticos también en Italia es el Presidente del Gobierno quien hace las leyes, luego aprobadas en un parlamento, cuya mayoría está en manos del Presidente del Gobierno.

Quien, obviamente, gobierna en interés exclusivamente MÍO.