La actividad se apagaba en el barrio europeo hasta que un grupo de alrededor de 700 personas se reunió para reclamar una profunda puesta al día de la democracia . En la protesta más numerosa fuera de España se escucharon gritos de «no hay pan para tanto chorizo», o «Levántate, ¡que no te pisen!», o […]
La actividad se apagaba en el barrio europeo hasta que un grupo de alrededor de 700 personas se reunió para reclamar una profunda puesta al día de la democracia . En la protesta más numerosa fuera de España se escucharon gritos de «no hay pan para tanto chorizo», o «Levántate, ¡que no te pisen!», o «lo llaman democracia y no lo es». Pero ante la embajada de España también se dejó sentir el grito de » Europa, aguanta, las plazas se levantan «, un alegato contra «esa parte del sistema» que impone desde la capital comunitarialas políticas de austeridad recortes.
Entre los manifestantes, estudiantes erasmus venidos de varias ciudades belgas, trabajadores jóvenes en instituciones y empresas y veteranos funcionarios comunitarios. La concentración también consiguió la presencia de algunos belgas que se solidarizaron con las protestas que han cubierto los medios locales. «Venimos por solidaridad con los que están en España y porque estamos hartos con lo que están haciendo con el modelo social «, aseguró Esteban Pérez. Tras cuatro años en Bruselas, este joven consultor lamenta que de Europa haya llegado una ola de austeridad que hace que «los Gobiernos tomen unilateralmente decisiones sin contar con sus ciudadanos», en referencia a los recortes sociales. «Nos explotan y tenemos que darles las gracias», añadió. » Y no somos ni perroflautas, ni pancartistas ni antisistemas «, advirtió.
No lejos de él lo corroboraba un grupo de funcionarios comunitarios. «Nosotros no sufrimos la crisis, pero somos madres y padres y tenemos a familiares en paro», aseguró Luisa, una funcionaria con una larga carrera en Bruselas. «Nos manifestamos porque la situación tiene que cambiar , no podemos ir ahora a peor», reclamó.
«En Bruselas, donde se toman decisiones que afectan a 500 millones de personas, tenemos que alzar la voz», gritó una de las organizadoras a través de un megáfono. «Que el mundo que dejemos a las próximas generaciones no nos dé vergüenza!», reclamó.
Varios agentes de Policía siguieron atentamente el transcurso de la concentración, pacífica y sin incidentes . Con paciencia explicaban a los manifestantes que no disponían de autorización, pero que salvo que haya incidentes no los desalojarán. La manifestación se concertó a través de redes sociales, como Facebook o Twitter , y un grupo de jóvenes había celebrado una asamblea previa para preparar pancartas y una breve representación en la que un ejecutivo con un maletín cubierto de logotipos de empresas multinacionales pisaba a varios jóvenes.
«Nos manifestamos porque la situación tiene que cambiar, no podemos ir ahora a peor» En las pancartas se podía leer lemas como «Cuando sólo nos dejaban jugar a cara o cruz… Nos quitaron la moneda», » El Sol sale en Bruselas » [en referencia a la acampada en la Puerta del Sol de Madrid] o «Quiero volver a mi país… a trabajar». La autora de esta última pancarta, que lleva tres años trabajando en Bruselas, lamentaba no tener oportunidades. «Y eso que tengo muchas ganas, pero de momento es imposible: por eso estoy aquí». Su reivindicación, junto a la del resto de manifestantes, trató de europeizar la protesta ante problemas que afectan a una multitud de países. El primero de ellos, la fuga de los mejores cerebros a las ciudads que ofrecen mejores oportunidades. Los indignados de Bruselas se dirigieron después a Schuman, el área donde tienen su sede la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea, sede de los Gobiernos. Mañana volverán.