Como si no fuera suficiente con todos los escándalos por corrupción que ha tenido que afrontar la administración Chinchilla, ahora resulta que la infraestructura vial también se le pone en contra a la primera presidente mujer de Costa Rica. El famoso hueco de la General Cañas, nos viene a demostrar una vez más la ineptitud […]
Como si no fuera suficiente con todos los escándalos por corrupción que ha tenido que afrontar la administración Chinchilla, ahora resulta que la infraestructura vial también se le pone en contra a la primera presidente mujer de Costa Rica.
El famoso hueco de la General Cañas, nos viene a demostrar una vez más la ineptitud y simplicidad mental que ha reinado en nuestro país desde hace 20 años (si no es que más). Simplicidad que nos ha llevado a reaccionar ante crisis y no ha preverlas. Simplicidad que nos hace siempre buscar culpables con nombres y apellidos pero no a cuestionar el sistema de concesiones con el cual se pretende construir un país desarrollado, porque ahora resulta que el estado no puede construir ni una alcantarilla sin la ayuda de alguna empresa privada con importantes amigos en el gobierno.
Por años nos han tratado de convencer que el camino al desarrollo nace en la fusión entre el estado y la empresa privada, siendo este último la llave para el crecimiento económico y el desarrollo; y convirtiendo al estado en simple observador de todas las maravillas que el «libre mercado» puede darnos. No hay duda que la participación activa del sector privado dentro del crecimiento nacional en cualquier área es de suma importancia, no solo porque sirve de alivio en muchas áreas en las cuales el estado no logra dar abasto, sino porque es un sector que aporta en grandes cantidades a la innovación. Esto no debe llevarnos a pensar que nuestro desarrollo depende en su totalidad de la capacidad de la empresa privada de lograr ganancias, ya que existen áreas en las cuales el margen de inversión y ganancia no puede ni debe ser medido en billetes; ejemplos son la educación, la salud y la seguridad.
Pero volvamos por un momento al monumental hueco de la General Cañas; el completo fracaso por parte de la entidad encargada del mantenimiento de nuestras vías (CONAVI) es obviamente resultado de la ineficiencia y falta de proyección que posee dicha entidad; sin embargo el proceso y metodología de realizar toda obra publica y el mantenimiento de la misma por medio de concesiones a empresas privadas aumenta no solo el tiempo de respuesta sino que le abre las puertas a la corrupción y tráfico de influencias que tan galantemente nos ejemplifica el ministro Garnier y el vicepresidente Liberman.
Costa Rica y en específico el organismo estatal costarricense ha logrado construir un país y grandes obras de infraestructura tanto materiales como institucionales sin contar con motivo único el de las ganancias monetarias; sin embargo la mentalidad de nuestros últimos gobiernos, es que la única manera de «parchar» una carretera, construir un puente, señalizar las vías, etc. etc. es por medio de concesiones. Mentalidad que ha logrado que los mismos entes estatales encargados de las construcciones viales en el pasado ya no cuenten ni con la maquinaria necesaria para afrontar problemas de mantenimiento, ni con el personal capacitado para afrontar proyectos futuros, ejemplo mas claro de esto es el puente de la platina, circunvalación, y el desastre de la Trocha Fronteriza 1856.
Se puede argumentar que el modelo de concesiones es puesto en practica, para lograr una mayor agilidad a la hora de desarrollar diferentes proyectos, alejando de las manos burocráticas gubernamentales obras que necesitan ser presentadas a corto plazo, como también se puede señalar que se ve una disminución y mayor control sobre el presupuesto que se maneja para dichos trabajos. El problema de las concesiones no solo es que en Costa Rica han tenido un record desastroso en sus resultados, tanto de calidad como de plazos de entrega, sino que se han convertido en una enorme fuente de corrupción, chantaje, clientelismo político y tráfico de influencias. Observando lo ocurrido en la trocha 1856, la carretera a Caldera, la reparación de la «platina» en el río Virilla por mencionar los mas recientes, es bastante claro que la motivación primordial que tienen muchos de nuestro políticos como algunos medios de comunicación para fomentar dicha practica, no es por el simple hecho que sea una buena herramienta para el desarrollo sino un perfecto vehículo para robarle al estado con impunidad.
Lo que más preocupa no es solo el continuo estado de corrupción que Liberación Nacional nos ha traído como regalo de sus continuas administraciones; sino la mentalidad de tratar como norma las concesiones públicas y sus primas cercanas las asesorías. La mayoría de medios de comunicación encabezados por La Nación, investigan, interrogan y persiguen a legisladores, alcaldes y funcionarios públicos, pero nunca llegan a cuestionar la normativa que ha facilitado la explosión de corrupción que tiene a las concesiones empantanadas en más de una polémica. Y es que medios corporativos con fines de lucro y dueños adinerados con diversos negocios aparte del de las comunicaciones, siempre van a manipular la información con el fin de ir minando la confianza publica en el estado para establecer como un hecho que la empresa privada es la buena de la película, mientras que el gobierno, sus leyes y sus funcionarios no son mas que corruptos, ineptos y retrógrados que simplemente existen para ponerle amarras a la libertad de los individuos a salir económica adelante.
Con el escandalo e indignación que ha causado la caverna de la General Cañas, la población mira al gobierno de Chinchilla por lo que es, una institución inepta y corrupta, sin rumbo alguno mas que el simple clientelismo para con sus colaboradores y amigos. Los culpables tanto del hueco de la General Cañas, como los responsables por la trocha fronteriza deben ser no solo amonestados, se necesita sentar un precedente con todo funcionario publico que olvido para quien trabajaba y decidió ignorar procedimientos con la simple motivación de beneficiar a «amigos» en el sector privado. Al mismo tiempo cabezas de altos jerarcas TIENEN que rodar (figurativamente), pero no podemos dejar que las cosas terminen ahí; necesitamos reordenar o simplemente eliminar las normativas, lineamientos y practicas que le han facilitado a la empresa privada robarle al estado, una de estas es el sistema de concesiones.
Fuente original: http://revista-amauta.org/2012/07/concesiones-con-c-de-corrupcion/