El Partido Comunista de Puerto Rico condena la falta de transparencia con la que los administradores coloniales han atendido la quiebra del ELA, priorizando el pago de una deuda ilegal por encima de las grandes necesidades que sufre nuestro pueblo. Ese «Grupo de Trabajo para la Recuperación Fiscal y Económica» nombrado por el gobernador, sin […]
El Partido Comunista de Puerto Rico condena la falta de transparencia con la que los administradores coloniales han atendido la quiebra del ELA, priorizando el pago de una deuda ilegal por encima de las grandes necesidades que sufre nuestro pueblo. Ese «Grupo de Trabajo para la Recuperación Fiscal y Económica» nombrado por el gobernador, sin ser funcionarios electos, se ha dado a la tarea de imponer con mayor crudeza las medidas de austeridad que exigen los bonistas. ¿Por qué insisten en su conducta criminal de pagar una deuda impagable? ¿Por qué insisten en continuar el saqueo de nuestros recursos?
Resulta escandaloso el hecho de que mientras se alega la quiebra del gobierno, los administradores coloniales despilfarran cientos de millones de dólares en contratos de asesoría para «manejar la crisis» en Educación, en la Autoridad de Carreteras, para cabilderos en el congreso de EEUU. Este esquema de saqueo masivo de fondos públicos ha producido solamente dos resultados previsibles: profundizar las medidas de austeridad y establecer una sindicatura «criolla» para esconder la realidad del régimen colonial. Este «Grupo de Trabajo para la Recuperación Fiscal» está compuesto de algunos de los elementos más reaccionarios del podrido ámbito de la política colonial. Resulta una gran hipocresía de esa claque cuando alegan que «van a articular un gran plan» y que «están buscando lo mejor para el país» mientras precisamente harán lo contrario.
La clase obrera preguntamos: ¿en beneficio de quién se articulará ese gran plan? Durante los pasados dos cuatrienios, pero especialmente este, se han dedicado a saquear las corporaciones públicas y agencias que mantenían alguna estabilidad financiera para satisfacer el apetito voraz del capital financiero. No contentos con eso, obligaron a las cooperativas a comprar más de $1,000 millones en bonos del ELA, pero han preferido pagarles a los bonistas de Wall Street antes de cumplir con el país. Han tomado bando nuevamente con sus amos extranjeros de la oligarquía financiera.
Las y los comunistas le planteamos a la clase trabajadora y asalariada en Puerto Rico los siguientes elementos sobre la crítica situación del país:
1. La crisis, en todas sus dimensiones sociales, es producto del régimen capitalista de producción. Es decir, de la explotación de unos seres humanos por otros, donde unos pocos disfrutan las riquezas que producimos las mayorías.
2. El régimen colonial en Puerto Rico ya cumplió su función histórica para las formaciones de capital para lo cual fue creado. Actualmente, aunque puede ser rentable para algunos sectores de la oligarquía financiera, en el sistema capitalista internacional resulta un obstáculo para la libre circulación de capitales. En el colonialismo no queda espacio para la búsqueda de reformas. Aunque las reformas pudieran ser deseables, el régimen colonial ha demostrado reiteradamente ser incapaz de proveer reformas mínimas que alivien la crítica situación de la clase trabajadora. Ha sido todo lo contrario, se han ido cerrando todos los espacios de participación política para los sectores marginados.
3. La deuda pública constituye una explotación de inmensas proporciones que pesa sobre nuestros hombros. El subdesarrollo social y de las fuerzas productivas en Puerto Rico se debe a la súper explotación que ejercen sobre nuestra sociedad el imperialismo y sus estructuras económicas y políticas, y no a nuestra capacidad de levantarnos sobre nuestros propios pies.
En ese sentido la clase trabajadora debemos abandonar toda ilusión de «participación electoral». En la medida en que la colonia agoniza, debemos movernos a acelerar la pérdida de legitimidad de las estructuras coloniales entre las masas. La aspiración a participar de las elecciones coloniales le otorga un balón de oxígeno a un sistema caduco que no sirve a nuestros intereses, sino al de las clases explotadoras: criollas e internacionales. En este sistema toda consulta, referéndum o plebiscito no representan ningún compromiso para las clases explotadoras, más bien una pérdida de tiempo. Ejemplos pasados como la unicameralidad, opción que ganó mayoritariamente y cuyo resultado no fue respetado, muestran que las elecciones no representa una opción para nuestros intereses.
Los trabajadores y trabajadoras tenemos la obligación de negarle a Wall Street y sus a lacayos coloniales la potestad para imponernos sus soluciones a la deuda pública. Negarnos a pagar esa deuda ilegal es fundamental para atender la urgente emergencia social que vivimos como consecuencia. No podemos permitir que se continúe anteponiendo el interés de los bonistas a nuestras necesidades. En la lucha contra el pago de la deuda la clase trabajadora debemos construir la democracia radical e independencia política y económica del pueblo. Solo la república radicalmente democrática nos abrirá un camino acorde a nuestros intereses como clase.
Para cumplir con nuestra tarea histórica, los trabajadores debemos desarrollar formas de organización y lucha cónsonas con nuestra visión de mundo, que ponga en práctica la planificación de la vida social por medio de las masas productoras. Esa organización de la clase obrera y las masas desposeídas debe aglutinarse en un frente de masas para asegurar nuestra independencia política, tanto de la burguesía, como de la pequeña burguesía, firmes promotoras del colonialismo y el capitalismo en nuestro país. Un régimen tan barbárico no puede ser humanizado. Tiene que ser abolido. No puede haber justicia social sin socialismo.
¡No al Grupo de Trabajo para la Recuperación Fiscal ni a su Junta Fiscalizadora!
Ni reestructuración ni pago. ¡Anulación inmediata y unilateral de la deuda!
¡No más colonialismo del capital! ¡Construyamos la democracia radical para el pueblo!
Por la comisión Política PCPR