Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Los 1120 empleados de la fábrica de Clairoix de Continental, sociedad alemana que produce neumáticos lucharon por las buenas y por las malas para obtener no ya la conservación de su puesto de trabajo -cosa imposible tras la decisión de cierre adoptada por la dirección- sino de las condiciones más favorables de las indemnizaciones por despido. La lucha dio sus frutos. «Continental pagará el 100% del salario hasta octubre -explica Xavier Mathieu, delegado CGT-, luego empezaremos un permiso con goce de sueldo por reconversión de 23 meses hasta 2011. Estamos seguros de recibir al menos el 75% del salario hasta 2014 y una indemnización de entre 50 y 100.000 euros después de impuestos». Mathieu habla de «compromiso aceptable», pese a la amargura de muchos obreros. «Habríamos preferido seguir fabricando neumáticos», dicen. Pero después de dos meses y medio de lucha incluso violenta -asedio a la dirección, saqueo de los locales de la prefectura- el resultado es el menos malo posible. Los obreros de Clairoix se convirtieron en un símbolo de las batallas contra la crisis. En 2007, habían aceptado renunciar a las 35 horas y trabajar 40 con el mismo sueldo, bajo la promesa de salvar la fábrica. Luego la dirección no mantuvo los compromisos y anunción el pasado 11 de marzo el cierre definitivo. Comentando esta noticia muchos trabajadores de empresas más pequeñas se manifiestan amargados y subrayan que también en las consecuencias de la crisis se distingue entre quien trabaja para una multinacional y quien lo hace en sociedades que tienen menos posibilidades de recurrir a amortizadores sociales extra.