Publicamos este texto de la federación SUD Santé Sociaux, porque refleja la realidad con la que se encuentra el personal de este sector en nuestros diferentes países.
El 17 de noviembre del 2019 en la ciudad de Wuhan, en China, aparecía el coronavirus 2019 (COVID-19). El 30 de enero 2020, la Organización Mundial de la Salud declaraba el Estado de Emergencia Sanitaria Pública, a nivel internacional. Agnès Buzin, en aquel momento ministra de las Solidaridades y de Sanidad, declaró haber informado al primer ministro, Edouard Philippe, de la inminencia de la pandemia.
En Francia, desde que llegó al poder, el gobierno de Emmanuel Macron reprime con extrema violencia cualquier movimiento: Chalecos amarillos, pensiones, sanidad. Criminaliza a los manifestantes, equipa las fuerzas antidisturbios con material y municiones de guerra, por un valor de varios millones de euros, para sacar ojos, herir, matar… Y preparar con un total y general descuido, con la complicidad de los partidos políticos institucionales, elecciones municipales sin por ello tomar las precauciones particulares para el tránsito de bienes y personas. Lo lógico en un gobierno ultraliberal, capitalista y fascista.
Se envió en primera línea al personal de sanidad, sin protección y con directivas contradictorias que siguen modificándose conforme a las existencias. Hoy el Covid-19 ya ha contaminado a más de más de 3.500 compañeros nuestros, algunos de ellos llevan varias semanas en los servicios de reanimación.
Hoy contamos a nuestros muertos y nuestras muertas.
La responsabilidad recae sobre el gobierno que con su falta de preparación, digna de un gobierno “groelandés”, envía a la muerte al personal hospitalario. No olvidemos que si ayer el gobierno nos reprimía cuando reclamábamos un mayor presupuesto para sanidad, hoy nos asesina.
Las únicas armas nuestras son las mascarillas y los guantes que nos faltan, las gafas y las viseras que nos faltan, el líquido hidroalcoholizado que nos falta, los aparatos respiratorios que nos faltan, las bolsas para cadáveres que nos faltan… Y esta lista no es exhaustiva.
La comunicación del presidente de la república y de su gobierno es un asco, incapaces de proteger al personal de sanidad, se contentan con adaptar sus declaraciones e imponer a nuestros compañeros y compañeras trabajar en modo degradado, por carecer de recursos.
Hoy, mientras los ministros y directores del establisment, diputados y diputadas, etc. intentan salvar el cuello a base de «no he sido yo, ha sido él, es por el precedente gobierno». Nosotros les decimos que ellos y ellas ¡Son cómplices de esta política embustera que mata! Recordamos a los centros de sanidad, que tienen total libertad para multiplicar los pedidos de material a nuevos proveedores, incluso del extranjero, sin tener que esperar a que se reparta lo almacenado. Les recordamos su total libertad para denunciar las necesidades vitales de material de protección, biomédico, de productos farmacéuticos, ¡en vez de repetir las mentiras mortales que profiere el gobierno! Recordamos a los presidentes de las diferentes regiones que incluso pueden, libremente, solicitar que se imponga a un máximo de industrias, la obligación de modificar sus cadenas de producción para cubrir las necesidades vitales y urgentes… Incluso localmente.
Es, entre otras cosas, lo que SUD lleva pidiendo al gobierno desde hace varias semanas, en vano.
Tenemos un odio en lo profundo un odio fundamental (Bernard Lavilliers)
Tenemos colmillos como los de los lobos y una memoria de elefante. Os esperamos a la vuelta del confinamiento, ¡no se nos olvidará nada! vuestra incompetencia, vuestras mentiras, vuestra arrogancia…
«Ah, de nada sirve preocuparse, decían ¡esta gripe es pasajera!»
Preocúpense ustedes: ¡preocúpense ustedes, de hoy en adelante!
Los asesinatos se pagan, tarde o temprano, los trabajadores y trabajadoras expuesto-a-s al SARS-coV-2 por su desidia se acordarán de ustedes. ¡Harán todo lo posible para que se enfrenten a los cargos ante un tribunal popular y no ante su justicia burguesa!
Texto original: http://www.laboursolidarity.org/COVID-19-l-Etat-assassine?lang=fr