A solo unas semanas del referendo del próximo 4 de diciembre para decidir sobre la reforma constitucional impulsada por el primer ministro, Matteo Renzi, sube el tono del debate en torno al tema, en un clima de creciente polarización política. De un lado la mayoría del Partido Democrático (PD) y otras organizaciones pequeñas de centroderecha […]
A solo unas semanas del referendo del próximo 4 de diciembre para decidir sobre la reforma constitucional impulsada por el primer ministro, Matteo Renzi, sube el tono del debate en torno al tema, en un clima de creciente polarización política.
De un lado la mayoría del Partido Democrático (PD) y otras organizaciones pequeñas de centroderecha integrantes de la coalición de gobierno, apoyados por Cofindustria, la organización empresarial más importante del país, la central sindical CISL y personalidades políticas como el ex presidente Giorgio Napolitano.
El SI cuenta con el respaldo de fuerzas externas como la Unión Europea, las principales instituciones financieras internacionales y, más recientemente, el gobierno de Estados Unidos en la figura de su presidente, Barack Obama.
De otra parte, un abanico de organizaciones y partidos políticos con representación parlamentaria de diferentes tendencias, desde la izquierda hasta la extrema derecha, entre los cuales se destacan el Movimiento 5 Estrellas, Forza Italia, la Liga Norte, Hermanos de Italia y la Izquierda Italiana.
A ese frente heterogéneo se une la izquierda del PD, la confederación sindical CGIL, la Asociación Recreativa y Cultural Italiana (ARCI), partidos y organizaciones sin presencia en el parlamento y una red de agrupaciones comunitarias de base organizadas por el comité nacional a favor del NO.
En contra de la reforma se pronunciaron los ex primeros ministros Romano Prodi, Massimo D´alema y Mario Monti, así como el ex secretario general del PD Pierluigi Bersani.
El sistema legislativo italiano, según la constitución vigente desde el 1 de enero de 1948, descansa en el llamado bicameralismo perfecto en el cual las dos cámaras del parlamento, la de Diputados y el Senado, son elegidos mediante el voto secreto y directo de los ciudadanos, y tienen las mismas funciones y facultades.
Esa paridad de ocupaciones y competencias fue cuestionada por algunos, prácticamente desde sus orígenes, al considerar que obstaculizaba el proceso de discusión, modificación y aprobación de leyes y otras decisiones propias del poder legislativo. Se hicieron varios intentos de reforma, pero ninguno fructificó.
Con la llegada a la presidencia del Consejo de Ministros de Matteo Renzi, en enero de 2014, la reforma constitucional retornó al primer plano de la agenda gubernamental, simultáneamente con la modificación de la ley electoral, procesos que, aunque independientes orgánicamente, forman parte de la misma estrategia de transformación parcial del sistema político del país.
El objetivo principal de la modificación de la Carta Magna es lograr una mayor eficacia y estabilidad del estado y el sistema político, mediante la simplificación de estructuras administrativas intermedias y la eliminación del bicameralismo paritario a través de la transformación radical del senado y sus funciones.
De ser aprobada la reforma, el Senado se reducirá de 315 a 100 integrantes, perderá su capacidad legislativa y dejará de ser un órgano elección popular para convertirse en una cámara de representación regional, con funciones limitadas a la ratificación de reformas constitucionales, referendos y tratados internacionales.
Asimismo, se suprimen las provincias como estructura administrativa y el Consejo Nacional de la Economía y el Trabajo, órgano encargado de promover iniciativas de leyes y asesorar eventualmente al ejecutivo, el parlamento y los gobiernos regionales cuando se le solicite.
El argumento principal de quienes se oponen a la reforma es que implica una excesiva concentración del poder y la reducción de espacios y posibilidades para la participación ciudadana en el debate y la toma de decisiones, a lo cual contribuye la nueva ley electoral.
En opinión del comité nacional a favor del NO, la modificación de la constitución, en lugar de simplificar los procedimientos legislativos los complejiza e incrementa la confusión y crea conflictos de competencias en las relaciones del Senado con las regiones y la nueva Cámara de Diputados.
Para el primer ministro, quien hasta cierto punto se juega su futuro político en la consulta popular, la reforma ‘no es un ataque a la democracia, sino a la burocracia’, al tiempo que la considera una opción decisiva para una ‘Italia más fuerte en Europa‘. Aunque la mayoría de las encuestas le otorgan ventaja al NO, por estrecho margen, aún es muy temprano para aventurar un pronóstico sobre los resultados de una confrontación en la cual, con frecuencia, prevalecen los intereses y compromisos partidistas, o incluso personales, por encima del contenido de la propuesta.
Fuente original: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=35141&SEO=creciente-polarizacion-politica-en-debate-sobre-el-referendo-en-italia